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Ánzoni Martín presenta en Getafe su ‘brutal’ primera novela

«Parodia del mundo literario y del sinsentido vital en la que el autor aborda de manera acelerada ciento trece temas».

La Colección Grandes Sobras es la marca identificativa, y exclusiva, que el escritor Ánzoni Martín ha elegido para publicar la que es su primera novela, ‘El largo viaje del LSD al ADSL’, un relato de 201 páginas que no va a dejar indiferente ni al lector ni al no lector: El ‘sí’ lector (siempre que sea heterodoxo y proclive a experimentar sensaciones nuevas) la va a ‘devorar’ —muchas veces divertido y tantas sorprendido— desde el primer capítulo porque va a descubrir cómo alguien es capaz de armar una historia literaria de ‘forma diferente’ a lo que nos tiene acostumbrado el actual mercado editorial; y el ‘no’ lector, es decir, ese que solo se conforma con leer la sinopsis de la solapa, sufrirá una inquietante curiosidad durante el tiempo suficiente como para plantearse si merece la pena ‘no perder el tiempo’ leyendo el contenido de la ‘tripa’ de este libro. Tal vez, algún erudito pueda inclinarse por decir que ésta no es novela, por lo que tendríamos que encasillarla en el género de la ‘antinovela’, al descubrir que se aparta «de las usanzas novelísticas tradicionales» en el modo de estructurarla, así como en la manera de enfocar las situaciones y desarrollar el argumento o desde el punto de vista del interés humano. Por lo tanto, ¿es ésta una novela experimental?… Lo que sí es cierto es que estamos ante una creación muy original de un escritor que ya se ha forjado un estilo propio y que aporta frescura al ‘mundillo’ (en tantas ocasiones decepcionante) de los libros, tanto los editados en papel como en formatos digitales.

Advierte la solapa: «Novela brutal. Parodia del mundo literario y del sinsentido vital en la que el autor aborda de manera acelerada ciento trece temas. Esta aglomeración y amasijo de grandes sobras surge en diferentes épocas con diversos estilos que conforman de manera milagrosa un universo compacto que ofrece una única salida: la risa crítica». Si esto no es novela, pues que sea otra cosa, al igual que diría Miguel de Unamuno en su día ante la crítica vertida por su ‘nivola’ Niebla.

Estamos, pues, y apartándonos del interesante (si es que surge) debate de dónde y cómo encasillar a ‘El largo viaje del LSD al ADSL’, en una obra que, una vez leída, invita a ser releída, que no deja indiferente por la razón de que a lo largo de toda su lectura no descuida dos elementos fundamentales que todo buen autor de talento siempre debe tener en cuenta, que son el dominio y la riqueza del lenguaje, sin altibajos que la hagan desequilibrarse desmotivando al lector. Estamos ante una obra armada de situaciones de una desbordante imaginación, con una arquitectura fragmentaria que se erige sobre dos columnas principales que soportan el peso de la historia, los personajes Enrique y Toni Tonelada, aprendiz uno y afamado escritor el otro (perfectamente identificados y creíbles por lo increíble de sus andanzas), donde, a pesar de la intrincada urdimbre de contenidos y contextos, el relato en su conjunto no pierde el ritmo narrativo, cargado de la ironía necesaria y la socarronería justa, cumpliendo correcta y generosamente, además del aporte cultural, con la función de entretener, otro de los grandes retos de los escritores no megalómanos, honestos y convencidos de que su obra pasa a formar parte del patrimonio del lector una vez que el arte final del libro ha salido de imprenta.

Y en ese recorrido, Ánzoni Martín, no deja de hacer guiños, con la parodia justa y necesaria que se precie, a la Literatura con mayúsculas y a las demás artes de entretenimiento: a la mente del lector llegarán algunos grandes, como Lorca o Cervantes (con el autor de El Quijote aprendimos como otras historias ajenas se pueden engarzar perfectamente en el relato principal), o Antoine de Saint-Exupéry (si el Principito visitaba planetas, Henry visitará bares) o Julio Verne (‘La vuelta al mundo en 80 tilas’), también el teatro, la literatura de ciencia ficción (‘Ciencia fricción’), el cuento (sabremos de quién es papá el ratón Tom), la música, la novela negra (la ‘Novela Negra Chueca’), el fútbol, los concursos de televisión o el karaoke…, etc.

Interpretándola como una novela ecléptica, en su lectura no interesa lo que va a pasar en las siguientes páginas, interesa lo que está pasando en cada momento de este largo (y ácido) viaje hacia un «¡Ya! ¡Ya!» final tan ‘inevitable’ en estos tiempos que corren como el conector del ADSL. Es un relato para gozar párrafo a párrafo, donde el humor no impide la reflexión, aunque también se destile cierta amargura propia de las distopías.

En fin, una novela que se arropa en la metaliteratura, porque es literatura que se recrea en la esencia de la literatura, además de otros añadidos. Y no es una novela donde se impone el escribir por escribir, también está provista —como en los ‘rigurosos clásicos’— de mensaje, social o como el lector considere más oportuno: «El largo viaje del LSD al ADSL construye el entrelazado y sinuoso camino de los dos protagonistas, la historia de como nuestras ilusiones son cableadas y encauzadas hacia un río de fibra óptica, la lucha de dos seres que nadan contracorriente para evitar no ser engullidos por sus destinos. Dos seres que buscan que su evolución no dependa de nuevos lanzamientos de las compañías telefónicas. Malas compañías guiando el retroceso humano mientras se escudan en el inexorable avance tecnológico. Retrato jocoso, satírico y mordaz de las pequeñas muertes que nos acompañan a diario».

Presentaciones

‘El largo viaje del LSD al ADSL’ se presente este miércoles, 24 de mayo, en Getafe, en el Bar Picasso (c/. San José de Calasanz, 22, ciudad que vió crecer y madurar a Ánzoni Martín. La cita es a las 19:30 h.

El autor

Ánzoni Martín (Madrid (1971) cursó estudios de criminología, psicología, investigación privada, risoterapia, hipnosis, humanidades y wordperfect. En la actualidad compagina sus tareas literarias como educador en un centro de menores.

Su amor a la literatura se manifiesta desde sus primeros días de colegio. Afloró con intensa fuerza en el fanzine ‘Literbasura’, que desde Getafe codirigió con el gran maestro Takeri en los años 90. Ahora presenta su primera novela, ‘El largo viaje del LSD al ADSL’, cuya portada ha sido ilustrada por José Torresano.

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