DIARIO DE UN JUBILADO

El mejor alcalde, el Ráez

No como le ocurre al actual alcalde Jesús Gómez del PP que ha resultado ser, al menos políticamente hablando, “hijo de nadie”. Esperanza Aguirre le ha dicho que no cuenta con él, que no lo reconoce ni como hijo ni como candidato a la alcaldía y todavía no nos ha dicho el porqué.

♦ Leganés, a lo largo de su historia, ha tenido muchos alcaldes pero sólo dos se merecen todo el respeto y agradecimiento de sus vecinos: Pedro González González y José Luis Pérez Ráez. El primero ejerció de alcalde entre 1934 y 1936. Ferroviario y republicanos de izquierdas. Elegido por primera vez en la historia de la ciudad en las urnas por sus vecinos. Impidió que el patrimonio cultural y artístico de Leganés fuera pasto de las llamas en manos de los anarquistas al comienzo de la Guerra Civil. Fue fusilado en 1939 contra las tapias del cementerio de La Almudena, acusado de ser el alcalde rojo de Leganés. El otro alcalde que se merece nuestro respeto y agradecimiento es el socialista José Luis Pérez Ráez, con él, la ciudad alcanzó las más altas cotas de progreso, cultura y bienestar de su historia. Por eso, aunque a alguno le duela, se puede decir que el mejor alcalde del Leganés de ahora y de siempre, no ha sido otro que José Luis Pérez Ráez, con sus luces y con sus sombras.

José Luis Pérez Ráez había nacido en Leganéscuando Leganés era un pueblo en una casa hoy desaparecida de la calle Santa Isabel que hacía esquina con la plaza de la Fuentehonda. Puede presumir de ser hijo de alguien y madre, lo que se dice madre, nunca le ha faltado en la vida y en la política. No como le ocurre al actual alcalde Jesús Gómez del PP que ha resultado ser, al menos políticamente hablando, “hijo de nadie”. Esperanza Aguirre le ha dicho que no cuenta con él, que no lo reconoce ni como hijo ni como candidato a la alcaldía y todavía no nos ha dicho el porqué.

¿Pero qué es lo que ha hecho este alcalde del Partido Populartan mal avenido para que dentro y fuera de su partido se haya convertido en el “hijo de nadie”? Tengo la impresión que lo que ha hecho ha sido quererse en exceso a sí mismo y eso, en un alcalde, está muy mal visto. La ambición ha podido con él. Nadie, ni dentro ni fuera de su partido, dan un euro por él. Vino mal y con un poco de suerte se va a ir peor.¿Quién se va a atrever a desarreglar todos sus desarreglos?

No ocurre lo mismo con José Luis Pérez Ráez al que esta ciudad debe tanto y todavía no se lo ha reconocido. Durante su mandato Leganés se convirtió en ciudad universitaria, en una ciudad con dos estaciones de metro, en una ciudad con vivienda de protección oficial para cientos de jóvenes parejas, en una ciudad con unos servicios sociales al servicio de los más necesitados, con una de las ciudades de la Comunidad de Madrid con más obras de arte en la calle, en una ciudad con cientos de hectáreas de zonas verdes… y, sin embargo, este alcalde no pudo salir del cargo por la puerta grande a hombros de sus vecinos. Es más, incluso se le ha acusado de un hipotético delito administrativo ante los tribunal que han terminado declarándole inocente.

José Luis Pérez Ráez, como alcalde, ha sido un lujo para Leganés. Limpio como la patena en asuntos de corrupción y malversación de fondos. Disfrutaba siendo alcalde y se dio por entero a su ciudad. La acusación más certerafue la que le hicieron un grupo de vecinos durante una manifestación en la calle un domingo de primavera. Pedían que no se construyera un polígono industrial cerca de sus viviendas. En la pancarta que encabezaba la manifestación se podía leer: “Alcalde mohíno, atiende a tus vecinos”, dieron en el clavo.

José Pérez Ráez fue un alcalde mohíno pero honrado. Si hubiera podido hacer más de lo que hizo lo hubiera hecho. Cobró por ocupar el cargo que ocupaba la asignación que le correspondía, ni un euro más, ni un euro menos. Su única ambición fue ser alcalde de la ciudad en la que nació y si algo hizo mal fue no saber dejar de serlo a tiempo. Se le fue de las manos.Como político se situaba a mitad de camino entre Nicolás Maquiavelo y Tomas Moro. Entre la razón de Estado y la utopía. Practicó como nadie la razón de Estado a pesar de llevar incrustada en su interior una utopía socialista.

La ciudad de Leganés está endeuda con los alcaldes Pedro González y José Luis Pérez Ráez. No tiene sentido que el alcalde MendiguchiaGarriche, el alcalde impuesto por los militares franquistas el 4 de noviembre de 1936, lleve por nombre una de las calles más importantes de la ciudad y que apenas-nadie sepa dónde está la que lleva el nombre del alcalde Pedro González, el alcalde rojo, fusilado contra las tapias del cementerio de La Almudena. No es el momento de ponerle a una calle, una plaza, un parque, un colegio o una estación de metro el nombre de José Luis Pérez Ráez pero sí de rendirle el reconocimiento vecinal de sobrar merecido. El mejor alcalde, el Ráez.

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