DEPORTES

El peor Getafe del último docenio se cae al ‘infierno’ por primera vez

 

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El Getafe CF llegaba al último partido de la temporada sin resuello aunque dependía, como dicen los expertos en el balompié, de sí mismo. Pues menudo arma de autodestrucción. El peor Getafe de los últimos doce [o trece] años ha recorrido esta edición de la liga BBVA, tambaleante, por la cuerda floja, abocado a un destino ‘infernal’ desde los primeros síntomas de flaqueza económica.

El Getafe no puedo con un equipo, el verdiblanco, que ‘le tenía ganas’; si hubiera sido el Sevilla…, quizás habría sido posible el sueño de la corta afición de un equipo sin demasiada implantación en la ciudad. La actitud de los andaluces se resume en la frase que le escupe un jugador del Betis a otro del Getafe y a miembros del banquillo: ¡A ver si os pudrís en Segunda y desaparecéis! Ezo ez zimpatía y… ezpíritu deportivo, mi ‘arma’. Pero, la historia no se olvida. Los béticos ya hicieron ese viaje a la categoría inferior por ‘culpa’ del Getafe. El que a hierro mata, a hierro muere, dicen los sabios, no por ser más listos sino por viejos.

Daba por seguro un aficionado del equipo, —hay que tener fe, a pesar de lo mal que los ha tratado el presidente, que la bajada de la Virgen de los Ángeles del cerro era siempre milagrosa: abría los cielos, desplomaba la bendita lluvia y ‘salvaba al Geta’. Menudo fallo. Agua, sí: mucha, pero del otro prodigio nada. El Getafe no se ha salvado ni con la intercesión divina. Bueno, los de Gijón, también luchaban con la ‘amabilidad’ del Villareal y con su Virgen de Covadonga.

Al margen de bromas, del último resultado, de sus consecuencias, y de extraordinaria historia reciente [deportivamente hablando] que ha escrito a nivel local el equipo de Ángel Torres, el Club ‘azulón’ ha protagonizado durante esta campaña demasiadas malas noticias sociales y económicas que, junto al permanente desprecio por la afición, han perturbado la trayectoria para acabar en el pozo de la segunda.

Además del conflicto por el convenio con el Ayuntamiento, la sentencia judicial a favor de Ángel Torres [en contra de todos los vecinos], del recurso al Tribunal Supremo, de la chorrada del ‘getafinder’, de las acuciantes deudas del club con la Agencia Tributaria, con jugadores, etc. Hace un año, el el mes de mayo de 2015 se cifraba el agujero negro del Getafe en más de cincuenta millones, algunos avalados personalmente por su dueño.

Todo el mundo se apunta al recitativo amable. El coro repite unánime sus condolencias. «No ha podido ser —dice la alcaldesa en su facebook ejerciendo de corifea—, pero esta próxima temporada, con garra y coraje, subiremos de nuevo a la máxima categoría. Getafe está con su equipo de fútbol» [bueno, con el Club de Fútbol de Ángel Torres, no nos confundamos]. Hasta con el fútbol quieren sacar rédito social y ‘mediático’ los políticos. Poco, suponemos. No se deberían confundir los intereses generales con los particulares de una empresa aunque afecte a un público muchas veces esquivo.

Ahora, en el infierno de la segunda, es cuando hay que demostrar el amor por el llamado color ‘azulón’; de la afición por el presidente y viceversa; ¿cúantos abonados [que no socios] llegará a vender?. Y, si el campo [municipal] estaba vacío en la mayoría de los partidos de la ‘liga de las estrellas’, habrá que ver el montante de la taquilla del Coliseo en la llamada ‘liga adelante’…

Y lo peor, lo que se ha esfumado en Sevilla —lo verdaderamente importante—, son los veinte millones de euros en derechos de televisión que perderá Ángel Torres. Y ahí es donde empiezan los auténticos problemas del ‘infierno’ que popularizara una agencia de publicidad para el Atlético de Madrid. La ausencia de esos ingresos, sumado a las deudas aún pendientes, podrían acabar con el Getafe CF SAD en otras manos o, aún peor, en una categoría inferior. ¿Qué habrá peor que el infierno? El pozo de la segunda división no es solo ‘el infierno deportivo’ sino la amenaza de muerte económica: la tercera, por la vía administrativa, y la desaparición. No sería la primera vez que se refunda el Club; de Las Margaritas al Coliseo de los Espartales.

Y si no queda más remedio, pues a Butarque, amigos; no son tan azulones, sino blanquiazules, pero qué le vamos a hacer…

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