• Nominado a los premios Goya de Fotografía 2015, este getafense está especializado en reportaje gráfico.
• Inconformista y autocrítico: “La gente está confundida con esto de la fotografía, cualquiera se cree que puede ser fotógrafo y eso no es cierto”.
♦ Jesús Vecino Domínguez (1979) ha sido uno de los fotógrafos nominados para los Premios Goya de Fotografía 2015, organizados por la Asociación de Fotógrafos Profesionales de Aragón (AFPA), que se fallaron el pasado sábado 24 de enero en Zaragoza. Este getafense optaba así a uno de los galardones más prestigiosos de fotografía que se conceden en España y que mejor valorados están entre los profesionales. Aunque al final el fallo del jurado terminó por decantarse por otra obra en la categoría de reportaje social (apartado en el que competía la foto ‘La boda de Eliane y Adrián’, realizada en Oviedo), la satisfacción de ser uno de los nominados ya era suficiente como para sentirse “premiado”.
Pero la labor del fotógrafo no es solo ganar premios, si bien estos son importantes ante el reconocimiento público del trabajo bien hecho, por las posibilidades que abren –como ocurre en todos los ámbitos profesionales y culturales– y por la mucha satisfacción que producen, a pesar de que también se “generen muchos odios”, envidias y competencias de cariz sombrío. En el currículo de Jesús Vecino, los galardones ya ocupan un lugar más que destacado. Además de la mencionada nominación a los Goya de Fotografía 2015, en su haber tiene, entre otros, el galardón obtenido en los Premios Lux 2014, un Premio Internacional Fearless o cuatro Premios Internacionales de la ISPWP (International Society of Professional Wedding Photographers) [se puden consultar todos en la página web www.flordenaranja.com]. Pero los premios no lo son todo, tal vez solo un delicioso capítulo de la vida profesional del fotógrafo.
Amante incondicional de la fotografía
Jesús Vecino es fotógrafo vocacional, “observador incansable de la vida” que no pierde la constancia en el trabajo y cuya inquietud le hace estar en permanente evolución. Desde aquel momento en que con una vieja cámara, siendo un joven quinceañero, empezara a “ser testigo silencioso para capturar esos momentos únicos e irrepetibles que perdurarán en el tiempo” hasta hoy, en el que comparte gran parte de su trabajo con la fotógrafa Eva Cuetos en Flor de Naranja Contemporary Weddings (marca especializada en fotografía social y que les ha impulsado a dar el salto internacional), su objetivo no es otro que estar siempre al pie de la noticia, en la calle, observando y buscando una historia que contar: “Me declaro un amante incondicional de la fotografía desde que tengo uso de razón”, afirma.
Después de años trabajando en medios de comunicación (prensa escrita, televisión, radio…), Jesús Vecino ha logrado hacer realidad el sueño de convertirse en fotógrafo a tiempo completo. Situación nada fácil, sobre todo cuando su concepto del trabajo está motivado por el compromiso y la autocrítica como señas de identidad. Especializado en reporterismo gráfico –la fotografía documental como base de su labor–, él quiere expresarse ante el mundo con el mismo idioma que habla la gente en la calle, reflejando la realidad “que es”, donde se imponga la naturalidad en las imágenes, sin prejuicios y donde el resultado tenga la relevancia que tiene que tener a la hora de documentar gráficamente los momentos únicos en los que el ‘ojo del fotógrafo’ se convierte en el mejor testigo de la verdad que tiene delante –sin importar los ámbitos ni las situaciones–, desde un evento social hasta la crudeza de las imágenes de un reportaje de un suburbio de una gran ciudad.
“La fotografía me sirve como instrumento para gritar”
No cabe duda que los esfuerzos no tendrían sentido si el resultado final no fuera el esperado. Si el grado de compromiso quedara relegado a hacer solo ‘fotos bonitas’, el lenguaje fotográfico sería banal, la imagen resultante no iría más allá de ser –de una forma más o menos acertada– una simple reproducción de la figura de un objeto por la combinación de los rayos de luz que proceden de él.
Este no es el caso en la obra de Jesús Vecino, quien desde esa postura personal de no dejar de aprender, de su esfuerzo por una formación permanente, se ha forjado un estilo propio que lo diferencia de los otros, donde el concepto de creatividad y originalidad se complementan en un todo con la información que brota de la imagen, a la que da vida y que la hará perdurar en el tiempo. “La fotografía me sirve como instrumento para gritar. Yo quiero provocar la reacción del receptor”, afirma Jesús Vecino. “Yo soy un fotógrafo anticlichés”. Porque “la fotografía ya no es solo apretar el botón de una cámara y sacar una instantánea más o menos correcta. Hay que ser mejor, siempre mejor, o al menos intentarlo”.
“La gente está confundida con esto de la fotografía, cualquier se cree que puede ser fotógrafo y eso no es cierto”. A estas alturas de siglo, donde parece que la imagen se impone a la palabra apoyándose en los avances de las nuevas tecnologías (en los ambientes socioculturales –y aunque tal vez sea un error- se percibe la sensación de que quien no lleva teléfono móvil de última generación, por ejemplo, ‘está inmerso’ irremediablemente en un anacronismo incierto), con Internet como gran plataforma de comunicación audiovisual a nivel global, es cuando la labor de los profesionales se hace más necesaria que nunca, ya que su “ojo crítico” es el que mejor transmite la crónica de la realidad, sin menospreciar nunca –por supuesto- la voluntad de los usuarios o aquellos que aprovechan estos progresos tecnológicos como instrumentos útiles en su vida cotidiana.
La trayectoria profesional de Jesús Vecino así lo indica, que su mirada de fotógrafo sea testigo privilegiado de la verdad que nos rodea, que su ‘ojo’ ofrezca al receptor de sus obras “su” manera de ver el mundo.
En una profesión como la de fotógrafo es un reto arduo alcanzar con plena satisfacción aquello que uno pretende, ya que el resultado final va a situar la mirada del espectador ante la imagen o bien como un objeto práctico para lo que pudo ser concebida o bien con la proyección de una obra artística, con todo lo que ello implica. Tal vez la tranquilidad que a Jesús Vecino le da trabajar como ‘freelance’ le otorgue ese privilegio de decir “lo que quiero, cuando quiero y a quien quiero”, al tiempo que le permite desplegar toda su creatividad y lograr así esa instantánea que solo su ojo ha sido capaz de percibir y que la hace única.
Se puede decir, por lo tanto, que Jesús Vecino es uno de esos fotógrafos, como tantos otros de reconocido prestigio –o aquellos menos conocidos pero no por ello de menos talento– que no se quiere quedar anclado en el conformismo material a la hora de realizar su trabajo, si no que se esfuerza para que su ‘fotos’ formen parte del legado cultural, con la originalidad y la creatividad como exponentes necesarios de este Arte con mayúsculas que es la Fotografía, que ocupa su lugar junto a la Pintura, la Arquitectura, la Literatura o el Cine, pilares de la Cultura.
Próximos proyectos
Como no podía ser de otra manera, el futuro de Jesús Vecino, enlazado con su compromiso como reportero gráfico, está cargado de proyectos profesionales que trascienden más allá de nuestras fronteras, compaginándolos con sus tareas en Flor de Naranja. Entre ellos destacan una serie de trabajos etnográficos, comenzando el primero de ellos en el mes febrero, donde viajará al Sahara; también tiene pendientes viajes a Perú y a la franja de Gaza.
Y, seducido por la importancia que le da a la cultura, al arte y a la educación, entre esos “sueños” es de destacar –si bien lo llevará a cabo a largo plazo- un ambicioso proyecto fotográfico centrado en el campo de la juventud y la educación.
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