CILUSIONADOS

¡Perded toda esperanza los que… votáis! (cinco palabras de la Divina Comedia)

¿Por qué ahora sí y antes no? ¿Por qué unas personas, las mismas personas, que han estado meses sin mirarse y sin hablarse van a llegar a entenderse ahora para sacar a los españoles del estado en que nos encontramos? ¿Para qué unas nuevas elecciones? Resulta que somos los ciudadanos, que para los partidos políticos significamos menos que un cero a la izquierda, los que nos hemos equivocado y tenemos que volver a votar. Si en realidad son ellos los partidos políticos y sus líderes los que se han equivocado, ¿por qué no son ellos quienes dejan paso a otras personas más flexibles y menos “divas”? ¿Por qué no permiten que los pequeños partidos se puedan presentar?

Puede ser que los políticos lleguen a ponerse de acuerdo en formar gobierno, porque les interese por motivos personales y partidistas, pero los ciudadanos, tanto a unos como a otros, les seguiremos importado un bledo. ¿Ha habido algún partido que haya pedido disculpas a los ciudadanos por no haber seguido lo que éstos pedían en las urnas? ¿Ha habido algún partido que haya devuelto las subvenciones que han cobrado por los votos obtenidos, si las elecciones no han servido para nada? Puede ser que cambien los actores, pero el teatro seguirá siendo el mismo. Nos han demostrado que no son unos mejores que los otros, ni los otros peores que los unos. Es nuestro sistema electoral y nuestra ley de partidos la que está, si no fomentando, sí permitiendo y tolerando la corrupción y el despilfarro de los partidos.

Perded toda esperanza de que el cambio que los ciudadanos estamos pidiendo a gritos vaya a venir por la vía de los partidos políticos o de las urnas. Los derechos sociales no vinieron caídos del cielo, Hubo que conquistarlos. Y los derechos políticos tenemos que reconquistarlos, tenemos que recuperarlos. Son unos derechos que nos pertenecen, que pertenecen a los ciudadanos, no a los partidos políticos. Se los hemos entregado a unos representantes que nos han traicionado, que se han quedado con estos derechos. De siervos los partidos políticos se han convertido en señores.

Y sin embargo el cambio es posible. Hay dos vías para conseguir el cambio de la sociedad y acabar con el despotismo de los partidos políticos: los pequeños partidos políticos, y el control de la calidad ética y democrática de los gobernantes y de los políticos. Por la primera vía los pequeños partidos políticos tienen que formar una federación con miras a cambiar la ley electoral. Sí, todos, sean de izquierdas, de derechas o de centro, coinciden en que es necesario un cambio de la ley electoral. ¿Por qué no van ser capaces de unirse únicamente con este objetivo, si esto no supone lo más mínimo traicionar su programa? Tenemos varios años por delante, pero no hay tiempo que perder.
Los grandes partidos se oponen a que los pequeños puedan presentarse a las elecciones aduciendo que seríamos un país ingobernable, aunque en realidad este argumento también se lo podrían aplicar a sí mismos, como estamos viendo, y confunden intencionadamente los mínimos para conseguir un escaño con los mínimos para poderse presentar a las elecciones. Poner trabas para conseguir un escaño puede resultar razonable, pero poner trabas para que un partido o un grupo de electores pueda presentarse a las elecciones huele a inconstitucional.

Por la segunda, vía la del control de la calidad ética y democrática de los políticos, hay que tender, por un lado, a un estudio especializado a nivel universitario para formar controladores de la vida política que sean independientes, y, por otro, a que los ciudadanos nos comprometamos a no votar a ningún político que no tenga unos estándares mínimos de ética y de democracia. ¿Nos ponemos acaso en manos de un cirujano que no tenga la correspondiente preparación? Espero que haya universidades y escuelas superiores que se decidan pronto a impartir esta formación, que no tiene que ser necesariamente cara y que puede formar parte de otras carreras universitarias.

Si los actuales partidos políticos nos han demostrado sobradamente que no tienen la menor empatía con los problemas del ciudadano y que se sienten muy a gusto en este régimen de partitocracia, tenemos que ingeniárnoslas nosotros, tanto los ciudadanos como los pequeños partidos, para forzar el cambio.


 

 

Félix de la Fuente Pascual, presidente de CILUS – Ciudadanos Libres Unidos

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