No me gusta hablar de la “España vaciada”, porque no responde a la realidad. Las personas no se han ido de los pueblos por propio gusto, sino porque en los pueblos de la mitad de España no había posibilidades de supervivencia. No son sus antiguos habitantes los que han vaciado los pueblos. Los pueblos han sido despojados a la fuerza de sus bienes más preciados, es decir de las personas, por la ignorancia o falta de interés de unos sucesivos gobiernos incompetentes. No son las personas las que han abandonado los puebles, pues nadie deja por gusto su hogar. Los pueblos han sido vaciados a la fuerza, han sido ignorados, abandonados, expoliados.
Pues bien, los ediles de uno de esos pueblos expoliados, que los “políticos no sabrían localizar en el mapa”, unos ediles que no “cobran un céntimo por desempeñar su cargo” les han dado una lección de filosofía, de sentido común y de historia a unos señores que sí cobran por hacer quién sabe qué y que gustan de ser llamados señorías.
Pero no es esta la principal lección que Camporredondo nos dan a todos los españoles. Estos cinco ediles de Camporredondo son una muestra de los miles de concejales que están practicando ya desde hace tiempo el voluntariado político en España. Unos lo harán a gusto, otros lo harán forzados, por la realidad es que lo están cumpliendo con su cargo de forma gratuita y compatibilizando el cargo con su trabajo profesional. Y, si se puede hacer en el campo, en la España expoliada, ¿por qué y va a poder hace en otras zonas y ciudades más prósperas?
El lógico que los partidos políticos digan que esto es una utopía, pues un concejal no pagado es un concejal no controlado, pero lo que no es lógico es que los ciudadanos seamos tan escépticos a nuevas ideas. Hemos pasado “fuera de la iglesia no hay salvación” a “fuera de los partidos políticos no hay solución”. La fe en Dios ha sido sustituida por la fe en los partidos político, y el fanatismo político está cometiendo los mismos errores que el fanatismo religioso, con el agravante de que ahora estamos en el siglo XXI.
Gracias, concejales de Camporredondo, por la lección que habéis dado a ciertos senadores, y, sobre todo, gracias por la lección que nos habéis dado a todos: el voluntariado político es una realidad en la España expoliada.