LEGANÉS

Cientos de jubilados se manifiestan en Leganés por unas pensiones dignas y en contra de la subida del 0,25 %

Ángel Cabello (izquierda) y Antonio Delgado, jubilados y vecinos de Leganés

► La convocatoria se hizo viral por redes sociales y ha tenido gran éxito en distintos municipios de España
► “No sólo la pensión es de miseria, sino que la subida es prácticamente de insultarte. Se están riendo de nosotros”
► “A mí, mañana, se me rompe la caldera y ya me ha creado un problema”
► “Si de verdad quieres ayudar a los mayores, en lugar de chocolatadas, dales ayuda para que no pasen frío”.

“El próximo lunes, día 15, a las 12h, en la puerta de todos los ayuntamientos de España, manifestación popular de pensionistas. NO al 0.25% de la miserable subida de las pensiones. (Se ruega la máxima difusión)”. Es el texto íntegro de un WhatsApp que ha crculado estas últimas fechas por multitud de móviles de España, convirtiéndose en un mensaje viral. Principalmente iba dirigido a los mayores jubilados, aunque no excluía a otras edades que quisieran solidarizarse, con el fin de defender unas pagas dignas. Las pensiones con las que viven muchos de ellos, como poco, les posicionan en una tesitura comprometida.

Centenares de jubilados se concentran frente al Ayuntamiento de Leganés en defensa de las pensiones y contra  la miserable subida de las pensiones

En Leganés, alrededor de 600 personas reivindicaron en Plaza Mayor, frente al Consistorio. He quedado con dos de ellos, Ángel Cabello y Antonio Delgado, ambos vecinos del municipio. Dos mayores que saben de la lucha y que la siguen practicando. Dos mentes lúcidas con manos curtidas en mil bregas y que argumentan con propiedad. Quedo con ellos para conocer de primera mano sus inquietudes y equilibrios. Al calor de un café que calienta en el más frío enero de quien calcula las horas de gas en su casa, me ilustran con la experiencia que otorga toda una vida.

“El WhatsApp no iba firmado por nadie y mira su éxito. Aquí se llenó la plaza y en Getafe y Fuenlabrada también hubo mucha afluencia. Eso sí, sentí un vacío de medios y de políticos, que no estuvo ninguno. Bueno, Pérez Ráez, él no tiene problemas con su pensión, pero se solidarizó con los que sí los tenemos. De los actuales, nadie. Nos suben el IPC y los jubilados llevamos ya unos años de pérdida. Estamos en una situación delicada. ¿Y nos suben eso, un 0.25%?”, arranca Ángel. Yo, les comento, siempre he escuchado a mi abuelo que para ciertas subidas, mejor que ni se molesten… “Y tiene toda la razón. No sólo es el problema de una pensión de miseria, sino que la subida es prácticamente de insultarte. Se están riendo de nosotros. En cuanto a los políticos, tendrían que haber sabido de la convocatoria; si un abuelo maneja las redes… Todos éramos gente mayor, no pasa nada porque hubiese venido alguno de 40-50 años…”, contesta Antonio. Me cuentan que les frustra bastante pagar dobles impuestos. Entienden que no les deberían aplicar el IRPF puesto que “ya lo tributamos en su momento y ahora, ¿te lo vuelven a quitar?” Para más inri, en algunos casos, les han aumentado más las retenciones que lo que les han subido.
Conozco un poco mejor a los protagonistas de este reportaje. Ángel, responsable de máquinas, trabajó 46 años, se jubiló, por otras cuestiones, a los 60. Estaba acogido a la ley licinea, según la cual, quien había cotizado antes de 1967, se podía jubilar con la edad que él lo hizo, pero le quitaban un 30%. Por su parte, Antonio, proyectista dedicado a temas de urbanismo, le pilló de lleno la burbuja inmobiliaria. Con 59 años, fue al paro y se jubiló con algo más de 61.

La generación de la noche

Habéis tenido muchos años de dejaros la espalda, para encontraros con estas situaciones, ¿verdad? “Yo llamo a mi generación la de la noche. Salíamos de noche de casa y volvíamos igual. Siempre me tocó en obras lejanas. Yo he comido en casa cuando me he jubilado, prácticamente. Y la mayoría hacíamos horas después del trabajo principal, había que pagar la casa, los chavales… “, recuerda Antonio, mientras les pido que pongan en contraste esas vivencias con las pensiones vitalicias de los gobernantes por estar apenas unos años y con todo lujo de comodidades en sus despachos. Me responde Ángel, “por supuesto, Adrián. Mirad lo que dijo Celia Villalobos. Una frivolidad. Impresentable. Dice que hay gente que va a estar más tiempo cobrando pensión que trabajando… Entonces, ¿si se jubila uno a los 65, llegaremos a los 120? Por favor…”.

Continúa Antonio, “Como Pedro Sánchez en Las Dehesillas. Yo no voy a las cosas de partido, que ya tengo el pelo blanco y no es de meter el dedo en el enchufe, pero lo he leído. Ese señor está buscando su jubilación y sus prebendas. Ya me han engañado Felipe González, Aznar… Dice Pedro Sánchez que nos movilicemos. ¿Para qué? ¿Para subirte a ti a la presidencia y luego que te olvides? Y cuando venga año electoral, nos contarán Alicia en el país de las maravillas. Tenemos una generación de políticos que han nacido, vivido y morirán en el partido. No saben qué es ganarse un salario fuera. Y los churros y el chocolate…”

“Antonio, el cuento ya nos lo sabemos, como decía Luis Aragonés, ‘tenemos el culo pelao’. Empiezan a echar la mirada a lo que fue, ambos añoran ciertos valores, que si no están perdidos, sí dormidos; venimos de épocas muy duras, incluso de la dictadura. Entonces, había una convocatoria e iban miles de personas a Atocha o echaban a diez de Barreiros y se paralizaba Madrid o si había problemas con El Corte Inglés, la gente se ponía en la puerta y no entraba ni Dios hasta que los readmitían o mejoraban condiciones. Y no había Facebook, pero sí mucha solidaridad”. ¿No veis eso en mi generación?, les pregunto; “ahora vamos a salarios de miseria y sin derechos y los jóvenes no se mentalizan del problema que les va a llegar. Tienen que luchar contra las trabas. Hay juventud mentalizada, pero otra indolente. A nosotros nadie nos regaló nada. Yo hasta el día de antes de casarme, dejaba dinero en casa a mis padres”, analiza Ángel, mientras sigue Antonio; “esto va a explotar. Hay un retroceso brutal y es dramático. Ahora debemos ir por los 60, otra vez. De aquí a 10-15 años, cuando faltemos los que tenemos una pensión, se jubilará gente que no llega a todos los años cotizados, con salarios irrisorios. ¿Van a poder ayudar a sus hijos y nietos o se pegarán el castañazo?”

Pensiones de 400 y 500 euros

Y es que hay muchas familias que sobreviven gracias a la pensión de los abuelos. Eso quienes la tengan medianamente aceptable, porque la realidad nos marca que hay mayores con pagas de 400 ó 500 euros y que eligen entre comer o cumplir con el recibo de la luz. Sobre ello, reflexiona Ángel, “¿cómo pueden pagarse el gas, el agua, la luz? Nosotros no somos de los casos más dramáticos, Adrián. Tengo una pensión bastante regular, mis hijos trabajan, pero, prácticamente, no ahorro un puñetero duro. A mí, mañana se me rompe la caldera y ya me ha creado un problema. Los de 400, 500, ¿cómo hacen ante un imprevisto?” y continúa Antonio, “si de verdad quieres ayudar a los mayores, en lugar de chocolatadas y rollos raros de 40.000 pavos, que te hemos leído la información en Nuevo Crónica, dales ayuda para que no pasen frío”.

Dando batalla al café, ambos lamentan que “los jubilados deberíamos hacer más daño. Cuando estábamos activos, luchábamos y teníamos mayor capacidad de respuesta. Hagamos daño con el voto, a lo mejor no tendríamos que votar a ninguno, pero luego pasa lo que pasa. Ahora, somos el chiste de Rajoy: a ver si este año matamos a tres millones de pensionistas y a un dentista. Y el que escuchaba pregunta que por qué el dentista. Es un chiste, pero una realidad, te das cuenta de quién importa”.

¿A dónde van los impuestos?

Sé que las pensiones son competencia nacional, pero también desde la administración local se podría arrimar el hombro o dar alguna suerte de apoyo. Aquí, en Leganés, mientras tenemos a jubilados con su tetris económico, hemos visto cócteles de 7.000 euros públicos a empresarios privados, que ha denunciado este medio, o charlas, para eventos de estos mismos, a 100 euros, sacados del erario, el minuto. Ambos lo han leído y toma Ángel la palabra, “para que te despidan después esos empresarios. Pero, queda muy bien el bombo en los periódicos. Hombre, Adrián, si de esos 7.000 euros de cóctel saliese trabajo para quien no lo tiene, me parecería perfecto. Pero, es todo lo contrario”. “Sí, sí. Esos 7.000 van también de esos impuestos que hemos comentado que pagamos doblemente. Esas subvenciones no generan nada más que distracción y cabreo. Mira, antes, igual, no se cobraba el aprendizaje, pero sabías que al año siguiente ya eras oficial. Entonces, ¿para qué quieren subvenciones esos empresarios? ¿Para que tengas esclavos a un salario de mierda? Pues no señor, no hay subvenciones. Subvenciones a la pequeña empresa por cada persona que contrates, con su convenio y que gane su salario”, sentencia Antonio. Ambos, en este punto, insisten en que perciben mucha más insolidaridad en la sociedad actual y que valoramos mucho más lo material que en su época. Sinceramente, no están convencidos de que mañana haya un cambio radical en sus reivindicaciones, de justicia, de las pensiones. “No quiero ser pesimista, pero casi que llego a pensar que estos políticos, un año, nos quitan una de las pagas. Estoy casi seguro. Mira cómo ha ido la hucha de las pensiones del 2011 a día de hoy… Llegará un momento en que digan que no hay dinero para pagarnos…” lamenta Ángel y suscribe su amigo, “con estos políticos, Adrián, ¿cómo nos pides optimismo? Hubo un tiempo en que trabajaba muchísima gente y había pocos jubilados. ¿Dónde iba ese dinero de la retención que te hacían? ¿Cuándo sobraba, dónde lo metían? ¿A fumártelo?”

No me queda otra que expresarles lo siguiente: ¿Y el día que se rompa la hucha? ¿Nos vamos todos a La Moncloa? “Si ya se ha roto… Y eso que nosotros lo tenemos pagado. Menudo problema, entonces, vais a tener los siguientes…”, contesta Antonio, mientras Ángel pide que “no nos acostumbren a llevarnos a pensar dónde quieren. Si lo consiguen, ya nos tienen mentalizados”.

Ambos no han dejado de insistirme en la satisfacción por el éxito de la convocatoria en Leganés, a pesar de ser anónima. No saben si habrá alguna más próximamente. Si la hay, tienen muy claro que allí estarán, reivindicando lo suyo, hasta que el cuerpo aguante y como hicieron en los días en que llegaban a casa de noche. Igual de claro tienen que si fuese convocada por un partido político, no asistirán. De la misma manera que con ellos dos, nos encontramos ante una generación que lamentaremos cuando el reloj la guarde en las páginas de Historia. Una generación con valores de esfuerzo, sacrificio y ayuda. Una generación que se encontró con todo por hacer y supo labrar camino. Una generación que llora la sinrazón del retroceso, de que sus hijos y nietos pisen un horizonte donde caiga al vacío lo que ellos, batalla mediante, conquistaron. Una generación que no quiere que sus logros se vayan con ellos y que intenta despertar las conciencias aletargadas, mientras sus piernas aún tengan ganas de levantarse. Una generación que nunca se conformó y que, sin duda, no merece, tras una vida de partirse el codo, sufrir por pensiones que no alcanzan para comer y poner la calefacción a la vez, ni que les insulten con subidas ofensivas. No. Su huella y su sembrao no lo merecen. Ojalá, si hay próxima, estén acompañados por los de 50, los de 40, por sus nietos y por políticos que cambien esto.

Antonio y Ángel, Ángel y Antonio, dos ejemplos que sirven de altavoz a esas 600 almas leganenses del 15 de enero que no se rinden. Dos mentes lúcidas y ante todo, dos bellas personas que nos han regalado esta conversación. Qué su ejemplo pellizque en la piel de quienes tienen que tomar nota.

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