A principios del pasado mes de junio la plataforma Cultura Inquieta lanzó un nuevo concurso de cine en el que se animaba a los seguidores de sus diferentes canales digitales a que contaran, a través de micro-historias de emoción, humanidad y deportividad, sus sueños de gloria.
Nacía así como un reto audiovisual en torno al espíritu olímpico de todos. Se trata de una nueva iniciativa creativa sacada adelante desde Cultura Inquieta y en esta ocasión con el apoyo de Iberdrola.
«Han sido más de 400 respuestas las que han participado en este llamamiento, las píldoras inspiracionales son ejemplo de lo necesario que es homenajear y dar voz a todos los participantes en la olimpiada vital. Da igual que perdamos o ganemos», manifiestan desde Cultura Inquieta.
«Vivir es la mayor olimpiada en la que vamos a participar, pone a prueba nuestros valores y fuerzas día a día. En ese espíritu olímpico, que todos y todas tenemos, donde habitan la superación, el esfuerzo, el compañerismo y muchos sueños».
En declaraciones para Cultura Inquieta de Roberto Soler, director del vídeo ganador, «iniciamos el proyecto aproximadamente en el año 2018, donde Ricardo, ya habiendo abandonado la natación, habiendo participado ya en cinco juegos paralímpicos, iba a intentar en otra disciplina desarrollar su carrera deportiva de nuevo. Era como recuperar la ilusión de un niño y empezar a darlo todo de nuevo. Pensamos que sería bonito ir contando ese camino de Ricardo y hemos estado juntos desde entonces acompañándolo en campeonatos de España y del mundo. En el día a día de un deportista, su inquietud por las bicis que pueden hacerle mejor, por las prótesis que pueden hacerle mejor. Nuestro sueño era poder estar juntos en los juegos paralímpicos de Tokio 2020 y contar la historia de ese último baile de un gran deportista. Era un sueño, era un camino y son los valores de Ricardo Ten como persona y como deportista».
«Ricardo viaja dentro de unos días a Tokio, yo lo viviré desde casa, pero vuestro premio ha sido especial para nosotros, es un poco el reconocimiento a ese camino que hemos vivido juntos durante los últimos años y en los que he intentado transmitir a la gente ese espíritu de superación, esa dureza y sacrificio que supone ser deportista profesional y sobre todo esa ilusión del deportista en alcanzar sus objetivos».
«El espíritu olímpico lo desplegamos sin darnos cuenta en grandes hitos como llegar a fin de mes, criar a un hijo, ser amable con los demás, ceder el asiento en el metro, aprender, equivocarnos, superar una enfermedad o no hacerlo, cuidar de los demás, acompañar, estar, existir, escuchar y amar».
Desde Cultura Inquieta indican que ha sido muy difícil elegir a un ganador en este certamen, pero aunque han tenido que optar por un nombre, sienten que «hemos ganado todos como en esa carrera de obstáculos que es la propia existencia. Ya se sabe que unas veces se gana y otras se aprende».
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