♦ Con motivo del ritual de análisis de los 100 días de gobierno, hemos tenido ocasión de escuchar las previsibles autoalabanzas del Gobierno y las no menos previsibles críticas negativas de algunos partidos de la oposición en la Corporación y externos (no está entre ellos Ciudadanos que, en su línea, “no sabe, no contesta”). Además del balance interesado del equipo de gobierno, Sara Hernández ha vuelto a recordar las prioridades de su gobierno, que ella entiende se están realizando. Sobresale, entre estas, el fomento del empleo. Ya sabemos que es el mayor problema y debe de ser fuerte la tentación demagógica de utilizarlo pero no deja de sorprenderme este énfasis porque es una clara torpeza, en mi opinión, situar el empleo como estrella de un programa local. Explicaré por qué.
Para empezar, las políticas activas de empleo son competencia del gobierno regional, que ha hecho grandes recortes en las mismas, y nuestro ayuntamiento, a través de la ALEF, se limita a solicitar los cursos u otros programas y gestionarlos. La gestión de la Agencia durante el gobierno de Juan Soler seguramente fue tan ineficaz como la de los anteriores, pero no era lo determinante para la disminución de programas. En este punto, es difícil discernir qué equipo ha sido más incompetente, ya que, al cambiar el gobierno, los nuevos recurren al ataque de los salientes y al elogio de ellos mismos. Dejémoslo, pues, en tablas y reconozcamos que ni la gestión de unos ni la de otros hace disminuir con estas medidas las dramáticas cifras del desempleo.
Si profundizamos más, veremos que dichas políticas activas no son ninguna panacea, aunque los cursos fueran buenos, pues hay factores más complejos que inciden en el empleo, razón por la cual solo una salida de la crisis nacional y una apuesta clara del gobierno autonómico por la formación profesional regular permitirá un cambio significativo en el empleo en un escenario más favorable para todos.
También se olvida al analizar las cifras por municipios que no todos los componentes de la población activa de Getafe trabajan o trabajaban en su término. Un ayuntamiento no puede incidir sobre el empleo en empresas ubicadas en otros municipios, como es obvio. Esta pérdida de empleo no puede achacarse a la política local pero, a la inversa, si estos parados vuelven a colocarse en empresas de otro término, tampoco puede atribuirse un gobierno local ni un átomo de influencia en esa colocación. Luego es bastante falaz, al menos poco ilustrativo de la influencia política local, el debate sobre cifras por municipios. No obstante, puesto que quieren hablar de cifras, las de Getafe apuntan a un mal comienzo de los socialistas en sus primeros meses ya que estas no avalan que se haya empezado a cumplir el programa del PSOE en esta área: a finales de agosto, Getafe registró el peor dato de los municipios de la zona sur, con 279 parados más que en la misma fecha del año anterior; 13.323 en total. Es pronto, sí, pero la tendencia va a ser la misma de siempre. Saldremos de la crisis con todos o no saldremos. No somos una isla.
¿Qué ha pasado con el Plan Especial para los polígonos?
En las políticas de empleo, Sara Hernández está siguiendo la estela de Pedro Castro, aunque a ella tal vez no le guste reconocer esa influencia. Apunta como logros los encuentros y firmas de convenios con empresas para el fomento del empleo, una práctica que el exalcalde socialista desarrolló, sin resultados visibles pues el paro siguió su carrera ascendente en su último mandato. La experiencia nos dice que estos encuentros dan titulares pero poco empleo, sobre todo porque las empresas contratan en función de sus necesidades, no de los requerimientos de los políticos ansiosos de apuntarse tantos, y las necesidades las dicta el mercado.
Y lo cierto es que se puede hacer algo más pero tal vez no lo que se está haciendo. Hay varias líneas de acción pero quiero señalar una, la relacionada con los polígonos. Pedro Castro calificó muchos millones de suelo industrial, probablemente batió records, pero no previó la forma de llenar esos polígonos con empresas, que es de lo que se trata. Paradójicamente, al tiempo que se calificaba suelo industrial, se crearon o mantuvieron unas normas urbanísticas en los polígonos que destacan por sus restricciones, arbitrariedades e irracionalidad, es decir, jugaban en contra del desarrollo de los mismos y alejaban cada vez más a Getafe de su pasado industrial. No toda la culpa de la desindustrialización la tienen las normas, obviamente. Hay factores, como la deslocalización, que son externos, y otros, como el transporte, que dependen de otras administraciones sobre las que solo se puede hacer presión. Pero la regulación juega su papel y a veces, cuando es muy restrictiva, este papel es el de favorecer corruptelas, según se ha denunciado.
Uno de los aspectos, no el único, sobre el que cabe actuar en los polígonos es el de la compatibilidad de otros usos con el industrial. En un escenario en el que la industria va desapareciendo, los polígonos de Getafe se han quedado obsoletos y vacíos en parte por no permitirse otras actividades. En el pasado mandato se logró, pese al PSOE, que se compatibilizaran actividades religiosas y deportivas. También se aprobó inicialmente en marzo de 2015 un Plan Especial para la compatibilización de usos de comercio al por menor, oficinas, restaurantes y bares, cuyo periodo de exposición finalizó en mayo y que debería haberse aprobado definitivamente ya. La tardanza del anterior gobierno para hacer el plan, nos llevó a que quedase en el aire su tramitación. No hay noticias del mismo a la fecha y es una lástima porque estas son las actuaciones, no las únicas, que pueden redundar en una mejora del empleo a través de la instalación de nuevas empresas. Espero que no sea un obstáculo el hecho de que lo iniciase el Gobierno PP. El sectarismo es mal consejero. Recientemente se han quedado desiertos dos concursos para la venta de parcelas en los polígonos de Los Olivos y Los Gavilanes. No basta, pues, con calificar suelo industrial para que mágicamente vengan empresas.
Si la alcaldesa quiere hacer algo por el empleo, debe remover trabas. En primer lugar, debería poner en marcha el Plan Especial y luego continuar con una revisión total de los polígonos y su problemática. No va a acabar así con el paro pero sí a crear mejores condiciones para su solución. Y si no está por esa labor, al menos sería de agradecer que dejara de hablar de empleo.
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