«El mejor premio es que los lectores me digan que les ha gustado mi obra»
► Eva Barro cuenta ya con 106 premios literarios, entre ellos el Juan Valera por su obra Un álamo en otoño
► «A partir de los 40 años hay buena vida. Está la vida buena, como nos enseña Elena, protagonista de ‘Un Álamo en otoño’»
► «’En el tiempo manso’ engancha hasta el final. Contempla situaciones de actualidad como las corruptelas municipales»
Eva Barro García comenzaba a dar sus primeros pasos en Sotrondio, Asturias. Con tan sólo 12 años conseguiría su primer premio literario. Después, fruto de un gran esfuerzo y dedicación han venido muchos y muchos más, concretamente 106, hasta el día de hoy. Ella también es Premio Juan Valera de literatura por su obra ‘Un álamo en otoño’. De igual manera, hablaremos de otro de sus libros, ‘En el tiempo manso’. Es una auténtica escritora que conjuga dos de sus principales pasiones: las letras y la Educación. Eva ha tenido a bien invitarme a su casa para que conversemos de literatura y vida, pero antes me ha citado en una preciosa alameda muy indicada para hablar de ‘Un álamo en otoño’.
Pregunta: Magnífico el sitio en el que me has citado, esta Alameda en Peñagrande. Esta novela es premio Juan Valera y tengo a Elena entre mis manos…
Respuesta: Así es. Elena Lucide es una matemática que después de una vida anodina, más bien tirando a mala, con una familia conflictiva, con un marido poco recomendable, encuentra, justo a los 40 años, el punto de inflexión de su vida. La contratan como profesora en una Universidad, no se nombra, pero se supone que es la Complutense. Su vida da un vuelco total. Empieza a evolucionar intelectualmente. Encuentra la amistad, el amor…
P: Comienza Elena y el otoño no sólo puede referirse a la estación, sino al otoño de una vida…
R: Sí, sí. Ella acaba de cumplir 40 años y considera que está empezando su otoño y que comienza su vida. El álamo se refiere a Alan Aylmer, que es el personaje secundario. Tiene 25 años en el momento que lo conoce. Es pelirrojo, tiene pelo largo, es alto… Es su álamo. Y en otoño. Porque Elena considera que mientras ella se encuentra en esta estación, él está en la primavera. Son dos estados, pero se entienden muy bien.
P: Creo que también es muy importante destacar el papel de Graciela…
R: Claro que sí. Graciela es un fruto de ese otoño y esa primavera. Es una adolescente como todas, con sus caprichos e inquietudes. Es la continuidad de la vida…
P: Una de las reflexiones que nos dejas en esta obra es la de la vida buena y romper esa barrera de los 40…
R: Es que a los 40 no sólo hay vida, sino que puede estar la mejor de las vidas. Y Elena Lucide puede dar fe.
P: Una cosa más y que también nos deja Un álamo en otoño: ¿todo llega?
R: Todo llega. Todo llega. Sobre todo si se desea y se lucha con pasión, llega.
P: Por cierto, no sólo se premia el contenido en un Juan Valera, sino la estructura. En este caso muy particular y muy trabajada.
R: Sí, porque tiene una innovación literaria que me valoraron mucho los jueces, que es la escritura en dos columnas de la misma escena. Alan y Elena, cuando están solos, cada uno vive la misma escena desde su punto de vista. Y entre los dos, con su reflexión y monólogo interior dejan la escena redonda.
Sin duda, el poso de Un álamo en otoño me deja una gran reflexión. Aún me quedan años para llegar a la edad de Elena. Pero, hago caso a Eva. Seguro que hay vida buena. Buena vida. Ahora hablamos de su otro libro: En el tiempo manso…
En el tiempo manso
P: Vamos a hablar ahora de un Premio Internacional de Novela Siglo XXI de Alcorcón… Y en plena época de vorágine; calma…
R: Sí. Yo paso los veranos a orillas del Mar Menor. En Madrid tengo la sensación de que el tiempo me está apremiando, arañando y allí llego y me encuentro en el tiempo manso. Allí la gente es de otra manera. Te dicen un ratico; diez minutos, hora y media o quince días… A mí me serena y me da sensación de paz.
P: La fotografía de la portada es real…
R: Así es. La hice yo. Y justamente debajo de las palmeras es donde tengo costumbre de irme yo a bañar en verano. El cielo, el viento, el ambiente, la luminosidad… Aquello es un paraíso y el tiempo es manso…
P: Tengo la impresión de que Loreto, protagonista, sería una persona divertidísima si estuviera acompañándonos…
R: Sin duda. Es una mujer muy temperamental, muy arrojada y muy atrevida. Tiene una facilidad para adaptarse a cualquier situación y soltar cualquier mentira que es increíble. Tiene gran capacidad de improvisación y de actuación. El episodio del ayuntamiento es algo fantástico. ¿Qué hago para pagar la contribución? Se pregunta, y le dicen, déjenos el anterior recibo. Y contesta que se le ha quemado la casa en Madrid… y la funcionaria, apenadísima, le dice que si hubo víctimas, que no lo había visto en la tele… Lo deja clavado.
P: Es cierto que este libro es más actual, reflejas corruptelas municipales a la orden del día fuera de los libros…
R: Tan a la orden del día que en la escena en la que Loreto se pelea con el concejal de Urbanismo es autobiográfica. Es lo único real de la novela. Yo he tenido una agarrada con el concejal de Urbanismo de entonces, cuyo alcalde terminó en la cárcel… y al que yo maté. (Risas) Sí, yo mato muy bien, no me resucita nadie.
P: Aquí hay intriga y engancha…
R: Totalmente. Una compañera me dijo que estaba hasta tarde leyendo aunque tenía que trabajar al día siguiente. Y estaba deseando acabarla. Y cuando lo hizo dijo, asombrada: “uy, la niña…”, en referencia a la hija de Loreto, que tiene gran protagonismo a pesar de que casi no aparece en la novela, así que imagínate…
Bárbara y Ecos de Aula
P: Te iba a pedir una reseña de Bárbara…
R: Bárbara es un adolescente de 16 años que desaparece del colegio. Entre la madre y la directora del colegio, recién llegada, van contando la historia de Bárbara que es tremenda. Yo, en realidad, trato temas muy duros en todas mis obras. Pero, esta es especialmente trágica, no sólo dramática. He tenido alumnos parecidos a Bárbara, aunque no tan «completitos», y que merecerían este nombre.
Este libro también es de Bohodón y si me permites me gustaría destacar su edición fabulosa y calidad. En libro en sí es muy atractivo. Trabajar con ellos es un lujo. Es un ir y venir de información y trabajo en equipo.
P: Y Ecos de Aula, relatos ambientados en la enseñanza, premiados…
R: Sí, es una colección de doce relatos, siete de ellos premiados. Todos ellos ambientados en el aula, sí. Cuando el editor me dijo que para la portada pusiésemos alumnos, quise que fueran los míos. La foto es de espaldas y se pidió permiso a los padres. Y sale mi pasillo y la puerta de la clase de 2º de Bachiller. Ellos presumen de estar aquí. Y el primero, La conclusión de Edu, se utiliza todos los años como ejemplo de cuento de autor en el colegio. Yo voy con la profesora de Literatura y explico… Disfruto mucho con la educación. Y con la escritura. Lo has dicho muy bien antes, mis dos pasiones.
P: ¿Tú crees que Elena y Loreto podrían llegar a ser amigas?
R: Seguro que sí. Incluso te digo que Bárbara podría congeniar con estas dos, con lo diferentes que son las tres. Pero, los seres humanos tenemos muchísimo más de lo que nos une que de lo que nos separa.
P: ¿A quién dedicas tus libros?
R: Escribo por placer y por la necesidad de aprender más. Saramago decía que escribía para aprender, lo comparto. Pero, dedicados están para cualquiera de los lectores que se acerquen al libro. Porque una obra literaria sale de las manos del autor inconclusa. Es el lector que termina de leer, de interpretar y la hace suya, el que acaba la novela. Hay tantos finales de la misma obra y tantas versiones como lectores. Y eso es lao universal de la literatura.
P: El mensaje, más allá de los 106 premios, es que te lean…
R: El mejor es que te encuentres en el Facebook: “me ha encantado tu libro”. Que te encuentres a un alumno o compañero que te diga que les ha gustado. Hoy mismo, un compañero me decía que su mujer había terminado de leerse “Las palmeras”, refiriéndose a En el tiempo manso, y que le había encantado. Ese es el mejor premio.
Me toca despedirme ya de Eva. Sabía, cuando vine, que iba a entrevistar a toda una erudita de las letras. Nada más y nada menos que 106 premios. Sin embargo, salgo conociendo a la persona. Salgo conociendo a Eva. Eva quien bien podría ser una mezcla entre dos de sus protagonistas, Elena y Loreto. Porque Eva es reflexiva, inteligente, pero también es alegría y rebeldía. Y, en definitiva, es ella, la persona, quien escribe estas líneas con las que nos emocionamos. Me ha prometido que le queda mucha guerra por dar. Así que, seguramente, pronto nos volveremos a encontrar. No tengo duda de que el número de sus premios habrán ascendido, aunque el más importante como ella me ha dicho es que quien lea sus obras, pase un buen rato; y eso está garantizado.