Ante las posibles situaciones, o escenarios, como se suele decir ahora, que nos presenta la Comisión Europea respecto a la situación actual de la UE, una sería no hacer nada y dejar que las cosas se solucionen por sí mismas, que es actitud general de nuestros políticos españoles. Un segundo escenario sería desmontar la UE o volver a los nacionalismos, es decir retroceder cien años en la marcha de la historia y perder todo lo logrado hasta ahora en la convivencia pacífica de los europeos , y otro –hay más escenarios posibles- sería avanzar hacia una Unión política al menos entre los países de la UE que lo deseen. Es decir una Europa a varias velocidades, que en realidad es algo que ya existe. La Europa del Euro, p.e. es algo especial dentro de la UE
A ciudadano de a pié le falta serenidad para poder decidir cuál de estas soluciones sería la mejor para él. – No es de extrañar. Después de varias décadas en que los políticos se han dedicado a echar la culpa a Bruselas de todas sus incapacidades , de su corrupción y de sus despilfarros – el despilfarro es quizás más grave aún que la corrupción, pues está más generalizado aún que aquella-, no podemos exigir que haya mucha simpatía por el proyecto de integración europea. Se nos ha educado por activa y por pasiva para ser nacionalistas, con todas las connotaciones que el nacionalismo lleva consigo: egoísmo, estrechez de miras, creernos superiores, insolidaridad y un largo etcétera negativo.
Es decir se nos ha formado en contra de los valores que son la caracterísitica de la integración europea, pero al mismoi tiempo los valores característicos de una democracia viva. Con la UE nos llegó a España un alto grado de democracia. Democracia y UE son conceptos que van íntimamente unidos. Nuestra pérdida de democracia puede suponer la pérdida de la UE y, en sentido contrario, la desintegración de la UE puede suponer también la desintegración de nuestra democracia. El peligro y la solución está en la escuela, sí en ese capítulo que suele sufrir siempre los primeros recortes presupuestarios- Invertir en la escruela es invertir en democracia y en integración europea.
Idiotas de nosotros, se nos quiere hacer creer que si nuestros políticos nacionales o regionales pierden soberanía, la perdemos también los ciudadanos. Los ciudadanos lo que queremos es que nos gobiernen bien y nos da igual que jefe de gobierno sea gallego , andaluz, vasco o francés o italiano. Lo importante es que se gobierne para los ciudadanos, y no para los partidos políticos. Se nos dice “cuanto mayor sea la integración europea, menos soberanía tenemos los españoles”. Lamentablemente, a los españoles, que según la Constitución somos los únicos soberanos, hace ya mucho tiempo que los partidos políticos nos robaron la soberanía. A su vez, nuestro gobierno y nuestros políticos, y algo similar podremos decir de los políticos y de los gobiernos de los otros Estados miembros de la UE, no tienen la más mínima autonomía ni soberanía para enfrentarse a los problemas actuales del mundo.
Que nadie nos engañe. Cuando oigo que Bruselas nos quita la soberanía, me resuena en los oídos “España nos roba”. ¿Queremos acaso que nos gobierne Washington o Moscú , en lugar de Bruselas, o que sean las multinacionales las que nos impongan sus reglas, como ya lo están haciendo o intentando hacer?
La integración europea corre peligro, porque corre peligro nuestra democracia. Los partidos populistas y xenófobos pueden acabar con la integración europea pero, sobre todo, pueden acabar con nuestra democracia. La pasividad y la falta de reacción de los partidos políticos, no es una excusa para que los ciudadanos no busquemos alternativas. También nosotros hemos estado pasivos durante mucho tiempo, tolerando que nos roben la soberanía .
Los españoles y portugués, junto con los países del Sur y Alemania y Francia somos los más proclives a una integración política