REMITIDOS

La educación en Getafe en 2020

PLATAFORMA POR LA ESCUELA PÚBLICA DE GETAFE.- Desde la perspectiva de la Plataforma por la Escuela Pública de Getafe consideramos que el 2020 ha sido un año problemático para toda la ciudadanía madrileña por efecto del Covid, pero también por la nefasta gestión de un gobierno autonómico que ha seguido empeñado en el deterioro de los servicios públicos. En el caso de la enseñanza no ha dudado en proclamar y ejecutar su intención de beneficiar a la enseñanza concertada en perjuicio de la pública.

En la Comunidad de Madrid, el periodo de confinamiento supuso una gran convulsión en la práctica educativa que pasó de la habitual presencialidad a la educación en línea, modalidad para la que ni los docentes ni las familias estaban preparados. El profesorado tuvo que improvisar sobre la marcha una forma de enseñanza para la que no se les había formado y las familias tuvieron que afrontar, con medios técnicos muy dispares, el reto tecnológico. Algunas familias, las menos desafortunadas, intentaron capear el temporal combinando el teletrabajo, cuidado de sus hijos e hijas, y su improvisada tarea docente. El alumnado lo encajó de manera muy diferente. Algunos dispusieron de medios técnicos y apoyo materno o paterno, e incluso disfrutaron de una inusual relación afectiva con su familia, a la vez que aprendían. Para los más desfavorecidos, que no disponían ni de medios técnicos ni del apoyo educativo y/o afectivo familiar, supuso un retroceso importante que no fue causado tanto por la brecha tecnológica como por las carencias socioculturales de estos hogares. Tampoco se supo dar respuesta al alumnado de necesidades educativas especiales.

Para el inicio del nuevo curso (2020-21) las diferentes administraciones y todos los sectores de la comunidad educativa coincidíamos en la necesidad de volver a la educación presencial, lo que exigía una fuerte disminución de ratios y la generación de nuevos espacios para hacerlo posible.

El gobierno de la Comunidad de Madrid dejó pasar el verano sin mover ficha y hubo que improvisar en septiembre, cuando los índices de contagio se habían disparado. Los equipos directivos de los centros públicos, no sólo tuvieron que hacer frente a una compleja organización pedagógica, sino que tuvieron que asumir responsabilidades propias de los sanitarios, teniendo como únicos referentes una compleja e improvisada legislación y escasos recursos humanos y materiales. El gobierno autonómico finalmente fijó las ratios en 20 alumnos y hubo que improvisar espacios que en muchos centros no existían.

Las promesas de profesorado complementario anunciados con gran pompa publicitaria se fueron rebajando. La atropellada asignación de profesorado a los centros públicos, se convirtió en un caos y muchos centros sufrieron (y sufren) falta de profesorado durante largo tiempo. Por no hablar de las dificultades que se están encontrando para sustituir las bajas del profesorado. Aun así, los resultados no han sido tan caóticos gracias a la entrega del profesorado, la colaboración de las familias y la responsabilidad mostrada por el alumnado, incluidos los más pequeños.

Hay que destacar que en todo este maremágnum ha habido múltiples perjudicados y entre ellos el alumnado del segundo ciclo de ESO (en menor medida bachillerato). El modelo de educación semipresencial que se estableció en estos niveles, combinando la educación presencial (en el centro) con la educación a distancia (en casa) ha provocado una nueva brecha educativa, que ha afectado como siempre a los más desfavorecidos. Para estos, los periodos de educación no presencial, han significado desconexión educativa cuando no un peligroso deambular por las calles del barrio.

La guinda del planificado desgobierno de nuestra comunidad ha sido el despido, en diciembre, de los 1117 profesores del llamado refuerzo Covid .

Mientras se escatimaba el presupuesto para la enseñanza pública se incrementaba el de la concertada o se gastaban más de 17 millones de euros en recursos tecnológicos en contratos, a dedo, asignados a grandes empresas. Tampoco deja de asombrarnos los 22 millones de euros dedicados a la adquisición (no alquiler que parece más lógico)  de barracones,  inicialmente destinados a solucionar los problemas de espacio generados por el aumento de grupos.

En su enfrentamiento con el gobierno central Ayuso es capaz de llegar al absurdo, renunciando a los 19 millones que ofrecía el Plan Proa+, para combatir el fracaso escolar y que habían solicitado 96 centros madrileños.

La crisis Covid ha servido de excusa para retrasar la construcción de nuevas fases, como está ocurriendo en los centros públicos María Blanchard y M. de Cervantes o el IES E. Soriano Fisher, en este último, se han instalado una serie de barracones que aún no están operativos y que procuraremos que no se usen como excusa para no terminar su construcción en el tiempo previsto.

PLATAFORMA POR LA ESCUELA PÚBLICA DE GETAFE

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