Todos pensamos que la Navidad es la fecha “top” en lo que al derroche de familias y ciudades se refiere. Todo se viste de gala con luces, adornos, cenas y comidas copiosas, loterías, regalos y fuegos artificiales entre otras conforman parte de dicha celebración invernal. No obstante, poco se dice en los medios de comunicación del impacto que la gran mayoría de estas prácticas generan en el medio ambiente. Aunque ya parece olvidada la celebración de la COP25 en Madrid o la propia Greta Thunberg, estos días quizás sirvan de excusa para celebrar y hacer un consumo responsable, debemos reflexionar sobre ello y tomar medidas. Pero creo sinceramente que no sabemos el verdadero impacto que la Navidad causa al medio ambiente, que lo justificamos constantemente.
Durante los últimos años lo “normal” es que cada español produzca de media 1,4 kilos de basura diaria, cantidad que en las fechas navideñas (según datos de años pasados) crece hasta los 2 kilos por día y que alcanza su punto más alto durante los días 6 y 7 de enero. La noche de Reyes o mejor dicho el día siguiente los operarios de recogida y limpieza se ven obligados a realizar un trabajo extra, dicho trabajo además de por las fechas se ve incrementado por el incivismo de muchos vecinos quienes festejan incívicamente y no depositan bien los residuos o incluso abandonan en puntos de la ciudad sin causa justificada.
Grandes ciudades de la Comunidad de Madrid se ven obligadas a doblar turnos en los servicios de recogida y limpieza principalmente para la recogida de vidrio y papel/cartón, sin olvidar el tema de la limpieza urbana afectada por el famoso botellón navideño.
En Madrid por ejemplo se llegan a recoger más de 2.000 toneladas de vidrio durante la noche del 1 de enero, a lo que hay que sumar el alto consumo de papel de regalo que podría sustituirse con restos de periódicos, catálogos…
Otra opción “eco” es hacer regalos que generen menos residuos, como entradas para conciertos, spas, noches de hotel, clases particulares, catas de vino, viajes… También se puede intercambiar regalos o comprarlos en plataformas de compra venta de artículos de segunda mano. Debemos reutilizar todo lo posible, además de separar la basura y depositarla en sus respectivos contenedores, siempre lo más “limpia” posible, ya que si los residuos están bien filtrados, se pueden reciclar un mayor porcentaje de los mismos. Sin olvidarnos de los desperdicios alimenticios, otro recurso que es despilfarrado durante las navidades. Quizás uno de los residuos con menos medidas al respecto y menos regulados, una autentica pena que se desperdicien por su apariencia o por la mala gestión de los mismos.
La iluminación navideña es durante los últimos tiempos otro de los grandes atractivos navideños locales, la competencia es cada año mayor. Sin embargo, poco se habla de la contaminación lumínica como otro factor señalado por los expertos que afecta al calentamiento global. Lógicamente este decorado lumínico supone mayor demanda de energía eléctrica y un gasto extra para las ciudades, aunque la actual tendencia es aparentemente más sostenible, el Led también tiene detractores.
Otro elemento altamente contaminante son las pilas, muchos de los juguetes funcionan con este tipo de baterías que están compuestas por químicos altamente contaminantes si no se reciclan correctamente. Por ello importante optar por pilas o baterías recargables.
No debemos obviar que la gestión de residuos supone un gasto municipal y un impacto ambiental, reducirlo es responsabilidad de todos y todas.