CILUSIONADOS

La unión europea se la juega, y nosotros también

«A la tercera va la vencida“. La Unión Europea falló en el año 2008 con la crisis financiera, falló con la crisis migratoria y ha vuelto a fallar en la crisis sanitaria. Ahora, en el momento de la reconstrucción tras la pandemia del COVID-19, no puede fallar. Es muchísimo lo que está en juego. Si la pandemia se está llevando cientos de miles de vidas humanas, la racanería de unos políticos europeos, que actualmente no merecen llamarse Consejo Europeo, porque ante todo están actuando como políticos nacionales y no como institución de la UE, puede condenar a la miseria y a la muerte no sólo a cientos de miles sino a millones de vidas humanas. Y, como consecuencia, esa utopía d la integración europea, que estuvo a punto de hacerse realidad, no habrá sido otra cosa que un “fugaz y triste sueño de verano”. Social y democráticamente, los europeos retrocederíamos un siglo de historia y estaríamos de nuevo ante el peligro de las guerras fratricidas.

Los errores no se corrigen con un nuevo error

No nos podemos permitir el lujo de un nuevo fallo, No ha sido la UE la que ha fallado. La UE tiene las manos atadas por los gobiernos nacionales. Ningún político reconocerá su responsabilidad, Y todos intentarán echar la culpa a los otros, pero ante las Historia todos serán responsables: unos por insolidarios y otros por incompetentes y despilfarradores.

Y lo primero que tendríamos que averiguar, para no volver a correr el miso error, es averiguar qué institución de la Unión Europea es la principal responsable de los fracasos de la Unión. Y es evidente que en primer lugar están el Consejo de la Unión Europea (los ministros nacionales) y el Consejo Europeo (los jefes de gobierno), es decir unas personas que al mismo tiempo son dirigentes de la Unión Europea y dirigentes nacionales, pero que lamentablemente actúan casi siempre como dirigentes nacionales. Por tanto, en realidad no es la UE la que fracasa sino unos políticos nacionales.

No queramos, por tanto, solucionar los problemas de Europa recurriendo a las fronteras nacionales y echando abajo todo lo alcanzado en el proceso de integración europea. El problema no es que tengamos demasiada Europa, sino que a la poca Unión Europea que tenemos no la dejen actuar los gobiernos nacionales.

La falta de solidaridad castiga a los ciudadanos, no a los gobiernos

¿Y si resulta que los ciudadanos españoles e italianos sí han hecho los deberes? ¿Se los va a castigar por esto?

Según los datos de Eurostat en el año 2008 la deuda de las familias españolas alcanzaba el 85% del PIB español. En 2018 esa deuda había descendido 36 puntos (59% del PIB) y estaba por debajo de la deuda media de las familias europeas. Los ciudadanos españoles hemos cumplido. Hemos hecho los deberes, Si últimamente se ha reducido el ahorro de las familias españolas, esto se debe a la precariedad de los sueldos actuales De acuerdo también que los ciudadanos somos indirectamente responsables del despilfarro de nuestros gobiernos, pero es que nuestros sistemas electorales de hecho no nos permiten otra cosa que elegir entre un partido y gobernante malo y otro peor.

Europa debe distinguir muy bien entre castigar a los gobiernos y castigar a los ciudadanos. Si la concesión de los eurobonos debe ir acompañada de unos recortes draconianos en gastos inútiles relacionados con los cargos políticos, los ciudadanos españoles esteremos encantados. Pero si nos obligan a recortes en sanidad, en pensiones o en educación, el rechazo a la integración europea irá en aumento.

Si en anteriores ocasiones nuestros gobiernos despilfarraron o se quedaron con los fondos de la UE, no fuimos responsables los ciudadanos. También los UE falló al no vigilar el empleo que se debía dar a esos fondos.

Que no se confundan, no debemos pagar los ciudadanos la irresponsabilidad y la incompetencia de nuestros gobiernos. La UE esta vez no puede fallar.

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