► La escritora de 20 años y con tres títulos publicados estudia Periodismo en la Universidad Carlos III en el campus getafense
El idilio de Raquel Ruiz, escritora de 20 años natural de Valdepeñas (Ciudad Real), pero afincada en Getafe por sus estudios de Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III, con las letras no empezó en un punto concreto de su senda vital. Nació con ella. Así, su inseparable pasión no tardaría en saltar de las venas al papel. Y es que Raquel cuenta ya con un notable número de títulos publicados, que han logrado cautivar atención y emoción de niños y mayores. La editorial Bubok ostenta una parte de culpa de su recorrido literario; pero ella y su capacidad de abrirse paso para regalar rienda suelta a su tinta ha sido clave. Los premios también han llegado.
“Desde que era muy pequeña me ha gustado muchísimo leer”, arranca Raquel en su encuentro con Crónica. Sin embargo, la cosa no quedaría en una mera declaración de intenciones y esta manchega que hoy vive en Getafe cuando apenas alcanzaba la docena de edad mostró el suficiente arrojo para bregar los sueños. Como ya avanzábamos, ha logrado con creces traducirlos a la realidad. Y es que con 12 años “me decidí a contactar con Bubok. Les mandé unos relatos y les gustaron”. Esa niña y su alma de creadora estaban hablando de tú a tú con esta asentada editorial. De esta forma, a los 13 llegó su primera novela, ‘A la sombra de los melocotoneros’; la segunda, con 15, ‘La casa de los Olggent’; y a los 17 germinaría ‘Ojalá me leas en invierno’; “un libro de relatos mucho más maduro”.
Antes de eso, y como ella misma explica, “a partir de los siete comencé a escribir. El tema de los concursos me animaba. Me presenté a uno en Primaria y lo gané a nivel de toda Castilla-La Mancha. Me di cuenta de que gustaba lo que realizaba y seguí presentándome a concursos y escribiendo”. Raquel, en su pasión, hallaba a su vez una suerte de desahogo. “Sentía que me permitía soltarme, expresarme, contar lo que necesitaba. Y además siempre con la visión de dirigir mi escritura para gente de mi edad, a la que a menudo se le tacha de que no lee mucho, pero yo he comprobado que cuando salía un libro mío publicado se interesaba y asistía a las presentaciones”, sostiene.
Y es que ese es otro pilar importante en su recorrido como autora: los eventos literarios. Por ahí, Raquel no solamente se ha ceñido a las presentaciones, sino que ha llevado y lleva a cabo coloquios, charlas de motivación, cuentacuentos… Y por supuesto los medios locales y regionales están encantados de contar siempre con su presencia. De hecho, las primeras veces se envuelven de absoluta ternura cuando la escritora expresa sin paliativos “¿Quién me iba a acompañar a esas entrevistas en la radio? ¡Pues mi madre! Ambos, mi padre también, han hecho mucho”, y agrega que “yo era un niña de 13 años yendo a institutos a hablar de lo que a mí me gustaba hacer”. Hoy, Raquel ya colabora con medios a la par que avanza en sus estudios universitarios. Además, recientemente le llegó un salto cualitativo en lo que a las citas culturales se refiere, estuvo firmando en Literania, un evento, organizado en Madrid, que antecede a la Feria del Libro y que tiene por meta divulgar el trabajo de escritores aún no muy conocidos.
SOBRE SUS TRES LIBROS
La propia autora desarrolla a Crónica una sinopsis de las hasta ahora tres obras publicadas. En primer lugar, ‘A la sombra de los melocotoneros’ “es a partir de los 9 años. Una niña que vive en Sudamérica sueña con viajar por todo el mundo, pero por su clase social no le es posible. Los que lo leen me dicen que el correr de la historia emociona”. En segundo lugar, ‘La casa de los Olggent’, “es para los 12-14 años. Se trata de una novela de misterio basada en una inquietud que tenía yo: qué sentían dos hermanos mellizos o gemelos entre ellos. Quería una historia donde hubiese dos hermanos mellizos que resolviesen un caso y que por esas cualidades llegasen hasta el final de éste. Intriga, ciencia ficción…. La estética de mis libros es bastante cinematográfica y evoca mucho los paisajes. Abundan las descripciones, pero las pulo, aunque me gusta dedicarles tiempo para que el lector sepa qué he tenido en mente”. Y, en tercer lugar, ‘Ojalá me leas en invierno’, “es muy poético; muy indicado para sentarse con un chocolate caliente al lado de la chimenea. Son relatos más maduros y profundos”.
KILÓMETROS DE TREN
Todo escritor desea que sus historias recorran kilómetros y lleguen a cuantas más almas mejor. En el caso de Raquel, la metáfora se materializa y los trenes transportarán algún fragmento suyo. Esto será así porque “en el último concurso de microrrelatos de Renfe gané el premio y lo pondrán en todos los Cercanías; y en Sol y en Recoletos en un mural. Fui una de las galardonadas en junio y hubo entrega de premios en el Museo del Ferrocarril”. La continuación del buen ritmo está asegurada.