ESPECIAL

Las VPP municipales de El Rosón de Getafe o los planes de vida atrapados ‘sine die’

Afectados de la EMSV de Getafe posando delante de uno de los dos edificios de la promoción

► Los afectados ya no se fían de la palabra de Sara Hernández, que no plasma su compromiso por escrito

“Han estacando nuestras ilusiones”. Es la síntesis que aúna el sentir general de Mario, Estela, María y Raúl. Son cuatro de los 147 afectados por las obras de ‘El Rosón’ de Getafe, las cuales opositan a quitar de la leyenda a las de El Escorial. Casi un lustro de espera, y lo que es peor, un horizonte sin garantías reales de ver acabadas y entregadas sus viviendas. Es decir, el pasillo a sus sueños. A octubre de 2019 las dudas siguen sembrando lo que en 2015 la EMSV (Empresa Municipal del Suelo y Vivienda del municipio) vendía como una gran oportunidad para sus vecinos. Crónica se ha citado con cuatro de ellos para conocer de primera mano la última hora de una pesadilla dilatada en el tiempo. Hace una semana, en el Espacio Mercado, la alcaldesa, la socialista Sara Hernández, el delegado de Urbanismo, Rodríguez Conejo, y el gerente de la EMSV mantenían una reunión con los afectados. Vuelven a coincidir los cuatro entrevistados: “Hernández no nos da ningún compromiso por escrito, nos dice que como pronto para 2021 y en muchas cosas aseguraba no estar informada”. Sólo se han completado un 23% de los trabajos, cumplidos casi cinco años.

“¿Cuándo se va a acabar esto?” La pregunta ya es retórica, pero no por ello evitable. Y es que no es para menos la desesperación. Ellos ya han entregado su dinero a la EMSV, 30.000 euros en los casos recabados por este medio, pero las llaves no llegan. Y sin ellas es imposible abrir la puerta, en según qué casos, de vivir en pareja, de independizarse, tener hijos… En suma, de transformar en realidad lo tejido previamente al calor de los sueños y que lleva por etiqueta “proyecto de vida”.

Hay quienes no dudan en afirmar que este caso está gafado desde los albores. No es para menos. En marzo de 2017 la EMSV asume irregularidades en el concurso y se volvería a realizar la licitación, que alarga el proceso. En junio de hace dos años, se licita la construcción de las 147 viviendas, pero seis meses más tarde renuncia BCSA, si bien a primeros de 2018 firma la UTE (unión temporal de empresas) Oproler-OCA.

Así llegaríamos a una de las situaciones más surrealistas de la cronología: el descubrimiento de tierras contaminadas en septiembre de 2018. “La EMSV dice que hay terreno con contaminación y que deben realizar unas pruebas, que más adelante califican de “contaminación moderada”, pero yo no he visto ningún informe. Tan sólo un correo electrónico, y ahí ya puedes pensar lo que quieras…”, sostiene Mario, quien insiste en que “tampoco veíamos que, por el contrario, el bloque 1.7 fuese más rápido… Muy extraño”. Es ya en febrero de este año cuando se retoman los trabajos. No en vano, en junio, Oproler entra en concurso de acreedores, pero la EMSV ‘tranquiliza’ alegando que “como es una UTE, se hará cargo la otra constructora”.

Sin embargo, en el enrevesado caso de ‘El Rosón’ todo puede ir a más. Con ‘agosticidad’ viene la bomba definitiva: “nos anuncian en pleno verano de este año que OCA también ha renunciado. Esto ya era la gota que colmaba el vaso”, expresa Estela. Así, la última hora es que el 30 de octubre se cerrará el concurso para elegir constructora, si bien nadie tiene ya claro siquiera que alguna vaya a querer. “Veremos quién está dispuesta a seguir con una obra empezada, a la que le falta más de un 75%, y que les han acortado los plazos porque nos tienen que entregar las casas. Por todo eso, también tienes miedo de que no cumplan con las calidades, con las garantías… Una situación muy complicada”, entona resignada Estela, mientras asienten los otros tres entrevistados.

Sara Hernández, ¿una que pasaba por allí?

Hasta que el penúltimo día de octubre disipe qué empresa se hará cargo de las obras, los afectados siguen su lucha, a través de las movilizaciones y de conseguir espacio en el altavoz mediático. Los cuatro convienen en que estas acciones “han hecho ponerse un poco las pilas al Ejecutivo local, aunque ya, y a estas alturas, no te puedes fiar”. En cualquier caso, hace algo más de una semana mantuvieron una reunión con la alcaldesa, su edil de Urbanismo y el gerente de la EMSV. Buenas palabras, pero sin compromisos de los que valen: negro sobre blanco. Sigue lloviendo sobre mojado.

“La verdad es que ninguno pensábamos que fuese a venir la alcaldesa”, arranca Mario. Según él, les comunicaron que “la nueva licitación da una prioridad del 90% al dinero. Por tanto, vuelven a priorizar a la oferta más baja, así que las empresas más baratas serán las que tengan más posibilidades de terminar de construir. También nos dio a entender que la licitación, de algo más de 13 millones con el IVA, tiene un plazo de 11 meses a la nueva constructora, que esperemos a que se presente alguna”. “¿Y si construye un planta, dice que no le salen las cuentas y se vuelve a ir?”, desliza Raúl. Eso sí, las calidades y precios de las viviendas no pueden cambiar.

¿Y Sara Hernández;  convenció la alcaldesa? Según las fuentes de Crónica, en absoluto. De primeras, ya largo se lo ha fiado. Hasta 2021, nada; como mínimo. “Recalcó en muchas ocasiones “si todo va bien para 2021”, mucha confianza desde luego no inspira”, se resigna Estela, quien sigue viviendo con sus padres porque no puede “permitirse un alquiler”; mientras que María, que al igual que la adjudicataria anterior continúa en la casa familiar, expresa que “esto lo han hecho para que estemos calladitos. Son todo mentiras y nos ocultan mucha información. Y siempre con la coletilla de “si es posible lo tendréis a principios de 2021”. Pues eso calma no transmite. Nuestra confianza en la alcaldesa es de -100; no nos dios ninguna seguridad. Cada vez que se le preguntaba algo contestaba que “no estaba al tanto de eso que me comentas, lo estudiaremos”. Hernández, lejos de ser cualquiera que pasaba por allí, es la primera edila. Pero para más inri, María agrega que “en mayo, antes de las elecciones, nos dijo que al final del verano tendríamos las viviendas. Cualquiera que se diese una vuelta por ahí sabía que eso no estaría acabado para este septiembre”. Mario, por su parte, resume así su sentir tras la última reunión, “bueno, vale, pero no tengo ya que creerme nada. Compromiso por escrito, ninguno”.

Los dramas de ‘El Rosón’

No poder acceder a tu vivienda significa congelar tus planes. Es la cara más amarga de esta historia, el rostro humano de 147 casos que ven ahogados sus anhelos, mientras, eso sí, el reloj de arena vital sigue su ritmo. Raúl también sigue con sus progenitores porque “un alquiler decente por menos de 800 euros no encuentras, que ya sería un gasto doble. Me tocará aguantar. No me creo lo de las indemnizaciones. Nos han paralizado nuestras vidas, y entiendo que hay grandes dramas, aunque cada uno mira su caso”.

Mario ya no sabe ni qué decir, de la misma forma que los otros tres, ha entregado ya 30.000 euros, “y sin un compromiso firme. Aguantarlo es complicado”. “Han atrapado nuestros planes y han sustraído nuestras ilusiones”, coinciden Estela y María. Y mientras, Hernández y la ESMV pasaban por allí. Los años no paran.

 

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