El premio “Princesa de Asturias de la Concordia” es un honor para todos los sanitarios españoles y, en este caso, también para quien lo otorga, pero, al mismo tiempo, es una bofetada bien merecida para todos los españoles. Claro que unos se la merecen más que otros. Indirectamente, este premio es también para los policías, los militares y todos los voluntarios que han estado y están colaborando en esta lucha contra el coronavirus.
Concordia, que, por su origen latino, podríamos traducir como “con el corazón”, es algo que ha caracterizado estos últimos tiempos a muchos ciudadanos españoles. Hay mucho corazón en España. Y, mientras lata el corazón, hay vida. Son muchos los que han puesto todo su corazón y toda su alma. Estoy seguro de que a ninguna enfermera se le ocurriría poner como excusa para negarse a atender a un cirujano el mero hecho de que no coincidan en su ideología política. ¡Qué ejemplo para la España del odio! Se trata de salvar al enfermo y ahí no caben ideologías. Esto es lo que han hecho siempre los sanitarios.Concordia con la sociedad, pero también concordia entre ellos mismos. Algo que es totalmente desconocido para nuestros dirigentes.
Es mucho lo que podemos aprender de los sanitarios. Los problemas se resuelven colaborando, no enfrentándonos. Lamentablemente, en unos meses, cuando haya pasado la pandemia, los sanitarios pasarán de héroes a personajes vulgares, de los que se puede prescindir. Muchos de ellos incluso irán al paro. ¿Nos hemos preguntado por qué emigran a los otros países de la UE nuestros médicos y enfermeras? ¿Y cuántos emigran anualmente? Yo sí lo sé por los documentos que traduzco al alemán. Emigran porque en nuestro país no encuentran ni la recompensa económica ni la consideración social. Somos un país de miserables, que renuncia o desecha a sus mejores hijos. Mientras un don nadie puede “forrarse” en unos segundos de pantalla en la televisión(y no hablo de los profesionales, ni de las cadenas de la televisión), un elevado porcentaje de nuestros sanitarios apenas pasa de mileurista. Nuestra sociedad no está en concordia con nuestros sanitarios. Los aplausos de las tardes, si no van acompañados de algo más, puede ser un sarcasmo.Los sanitarios siguen esperando el premio de la sociedad de española,
La actitud de los sanitarios nos está mostrando cómo se pueden y se deben resolver los problemas. Necesitamos concordia en muchos campos. Concordia laboral: pasaron los tiempos en los que el empresario era necesariamente el malo y el obrero el bueno. Concordia laboral en la que son muchas la partes que deben colaborar: gobierno, sindicatos, patronal, administraciones locales y obreros no representados por nadie. No nos olvidemos que somos el país con la tasa más elevada de paro de la UE. Por algo será. Con el enfrentamiento, la cuerda se rompe normalmente por la parte más floja, que es la del obrero. Concordia ciudadana, que no se vea perturbada por la injerencia de los políticos, que son quienes viven, y viven bien, de la confrontación. Concordia profesional: no puede haber compensaciones multimillonarias a las cadenas de televisión, mientras simples ciudadanos tardan meses en recibir un subsidio del paro de 500 euros y mientras gran parte de los salarios en España sean salarios de hambre. Tampoco hay concordia cuando en una misma empresa un ejecutivo gana cien veces más que un obrero
Los sanitarios españoles están dejando al descubierto nuestras miserias.En lugar de salir al balcón a aplaudirlos, yo preferiría ir al aeropuerto a darles un abrazo de despedida, cuando parten hacia Europa,y para decirles “no tardéis en volver”. Elcoronavirus mata, pero el enfrentamiento también mata.
