LEGANÉS

Se constituye la nueva asamblea de IU en Leganés desvinculándose a todos los efectos de IUCM

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Asegura que la única organización legítima de esta formación en el municipio «es la conformada por las personas inscritas o que quieran inscribirse en el nuevo censo» y afirma que, «a día de hoy, Izquierda Unida no tiene representación institucional en el Ayuntamiento de Leganés».

♦ El pasado 23 de octubre quedó constituida la nueva asamblea de Izquierda Unida en Leganés, en la que fue elegido José Ángel Cardo como coordinador y José María Pedreño como secretario de organización. Una vez superada la fase inicial puesta en marcha por la nueva federación madrileña de Izquierda Unida, que tiene como referente a Alberto Garzón –candidato a la presidencia del Gobierno por IU en las próximas elecciones generales del 20 de diciembre, «que apuesta firmemente por el espacio de confluencia de Ahora en Común»–, se desvincula ‘totalmente’ y a todos los efectos del partido político denominado Izquierda Unida de la Comunidad de Madrid (IUCM), grupo que cuenta en la actualidad con un concejal en el Ayuntamiento de Leganés, Rubén Bejarano.

El pasado 14 de junio la dirección de Izquierda Unida rompía con su federación madrileña, afectando a unos 5.000 afiliados a los que se les daba de baja y se les invitaba a unirse al nuevo partido en Madrid; Bejarano era, por lo tanto, uno de esos militantes que quedaba fuera de las filas del nuevo proyecto de IU, aunque sigue manteniendo su acta de edil en el Ayuntamiento de Leganés bajo las siglas por las que se presentó en las pasadas elecciones municipales y que, desde hace unas semanas, se encuentra al frente de la concejalía de Desarrollo Local y Empleo .

En la nota de prensa enviada a los medios de comunicación, la nueva asamblea de IU asegura que la única organización legítima de esta formación en Leganés es la conformada por las personas inscritas o que quieran inscribirse en el nuevo censo. «Afirmamos por tanto que, a día de hoy, Izquierda Unida no tiene representación institucional en el Ayuntamiento de Leganés. Toda aquella persona u organización que reivindique como Izquierda Unida un espacio distinto a éste estará cometiendo un fraude político y legal. Esta nueva asamblea es la única que cuenta con el reconocimiento de la dirección federal». Asimismo recalcan «que el otro partido con representación en el Ayuntamiento, IUCM, no puede utilizar nuestras siglas ni logotipos» y deja «muy claro que IUCM-Leganés, su portavoz en el ayuntamiento Rubén Bejarano y sus cargos públicos no pertenecen ni representan a Izquierda Unida bajo ningún concepto».

(Por otra parte –y abriendo un paréntesis–, hay que tener mucho cuidado a la hora de utilizar las siglas relacionadas con IU –y esto va dirigido a los medios de comunicación–, ya que también advierten en el saludo de la nota de prensa remitida el pasado 26 de octubre que «en el hipotético caso de que algún medio se refiera a ellos [en referencia a los miembros de IUCM-Leganés] como Izquierda Unida, tomaremos las medidas legales correspondientes. La oficina de patentes ya nos ha dado la razón con respecto a la imagen de marca y en breve tendremos la sentencia judicial que les impide utilizar nuestra marca»).

Sin dudar de las buenas intenciones de la nueva asamblea de IU en Leganés y de la formación de sus miembros para el ejercicio de la política local, es más que evidente que la ruptura con IUCM es una realidad traumática y que, como todas las rupturas dejará sus consecuencias, ‘una estela negativa’ en el mapa político local, una sensación de crisis en el ámbito de la izquierda (un río revuelto para ganancia de otros ‘pescadores’), un desencanto y un encadenamiento de preguntas patéticas –y necesarias– en el pensamiento individual de aquellos ciudadanos simpatizantes (y votantes) que creen en la ‘unidad’ y en ‘un frente común’ para lograr apartar del poder a ‘los otros’: ‘¿pero qué es lo que pasa aquí?, ¿quiénes sois vosotros en verdad?, ¿por qué hemos llegado a esto?, ¿realmente estáis capacitados para gobernar?…’. Esta atmósfera kafkiana obliga a una meditación ‘extra’ a esos potenciales votantes del pueblo (ciudadanos anónimos con pensamiento de izquierdas que solo piden transparencia, honestidad y buen hacer por parte de sus representantes políticos, utilicen las siglas que utilicen en sus eslóganes) a la hora decantarse por unos u otros en las urnas; este ambiente enrarecido les invita a ser suspicaces y a poner en entredicho la credibilidad de todos, incluso de su propia ideología.

Una vez confirmado el ‘divorcio’ con IUCM y con Rubén Bejarano (no creemos que él y sus adláteres abandonen el Consistorio leganense hasta las próximas elecciones municipales) en el equipo de gobierno del alcalde, el socialista Santiago Llorente, el trabajo que se le presenta a la asamblea de Izquierda Unida en Leganés, «sin representación institucional», no es fácil si quiere gobernar en esta ciudad en un futuro, o al menos tener representación ‘de más de uno’ en el Ayuntamiento. «La Izquierda Unida de nuestro municipio se compone de un grupo de personas que apuestan por el impulso de un movimiento político y social, democrático, feminista, rupturista y anticapitalista, en alianza con los movimientos sociales, encaminado a construir espacios de unidad real que nos permitan crear organización desde abajo y poder popular», manifiestan esgrimiendo sus razones.

«A nivel local apostamos por las candidaturas de unidad popular, mostrando en Leganés nuestro apoyo explícito a Leganemos [formación que cuenta en el Ayuntamiento con seis concejales con Fran Muñoz a la cabeza, el que fuera rival de Rubén Bejarano en las primarias de IUCM-Leganés para la candidatura a la Alcaldía en las elecciones municipales de mayo y que, finalmente, terminaría presentándose como candidato por Leganemos] y a todo el proceso llevado a cabo desde hace varios meses y en el que trabajaremos junto a otras muchas organizaciones, asociaciones y vecinos y vecinas para construir entre todos y todas un proyecto que favorezca a la mayoría social trabajadora», dicen optimistas. Se trata, pues, de un nuevo discurso político del que (hasta que no se demuestre lo contrario) nadie puede dudar de su aportación y, por supuesto, de una nueva forma de hacer política desde la izquierda afín a los nuevos tiempos que corren, que hoy tan distintos son de aquellos de 1986, año en que nació el movimiento político y social español llamado Izquierda Unida, y cuyo primer Secretario General fue Gerardo Iglesias, minero y político, que venía del Partido Comunista de España.

Y en cuento a la utilización del nombre o marca por parte de los medios de comunicación en relación a esta  formación política, nos atrevemos a ‘levantar una ceja de asombro’, ya que los redactores, por regla general, suelen ser cuidadosos a la hora de manejar datos y nombres, y son conocedores de que IU es el acrónimo de Izquierda Unida y lo tienen en cuenta a la hora de hacer su trabajo.

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