CILUSIONADOS

Solidaridad europea versus insolidaridad española

Permitidme que empiece con un proverbio latino que refleja perfectamente nuestra situación actual en España: Quod natura not dat Salmantica non prestat (“la que no da la naturaleza, no lo presta, o suple, Salamanca”. Este proverbio se refiere, lógicamente, a la Universidad de Salamanca. Traducido a román paladino esto quiere decir “Si eres un cazurro, por muchos títulos que tengas, seguirás siendo un cazurro”.

Pero como estos días se nos hace la boca agua pensando en los miles de millones de euros que nos están llegando o nos van a llegar de Europa, -bueno llegar, los millones solamente les llegarán a algunos, y la mitad de ese dinero corre el riesgo de perderse por el camino-, y, por otro lado, estamos viendo todas las peleas y tejemanejes que se están formando entre gobierno central y gobiernos autonómicos alrededor de estos fondos europeos, creo que podemos aplicarnos la filosofía que encierra este proverbio. Por muy grande que sea la solidaridad europea, la realidad española puede convertir dicha solidaridad en fuente de disputas, de discriminación, de privilegios y de insolidaridad. ¡Cuántos votos se pueden comprar con estos fondos que deberían servir para crear empleo! El tiempo lo dirá.El señorito andaluz que compraba los votos de sus obreros es un simple aprendiz al lado de lo que saben comprar nuestros políticos con el dinero.

Por muchos miles de millones que nos lleguen de Europa, España no saldrá de hoyo hasta que no tengamos unos políticos totalmente diferentes, de los que podemos decir. “Lo que no da la naturaleza, ni tampoco la educación, ni la formación, ni la dignidad, no lo puede suplir la solidaridad europea”.He querido recordar el proverbio latino por la actualidad que tiene, pero también porque somos un pueblo que reniega y se avergüenza de su pasado: renegamos del latín a pesar de su importancia en el campo de las Ciencias y del Derecho, renegamos de toda nuestra historia, renegamos de la religión hasta ahora más extendida en España, renegamos del castellano -al menos en varias regiones de España- y renegamos de toda nuestra intervención en América, cuando en realidad nuestro pasado no debe ser motivo ni de orgullo ni de vergüenza. El pasado es pasado y respecto al pasado no podemos alegar ni méritos ni responsabilidades.  Nos avergonzamos de toda nuestra historia cuando en realidad de lo único que debemos avergonzarnos es de nuestro presente, pues sólo del presente somos responsables.

Nuestra historia no es más negra que la de los países de nuestro entorno, pero tengo serias dudas de que nuestro presente sea más blanco. Cargar los tintes contra el pasado para cubrir nuestra vergüenza del presente no nos hace más demócratas, El presente tan poco glorioso de la democracia que estamos viviendo no nos otorga autoridad moral para ser jueces del pasado. No es el pasado el que debe preocuparnos, sino el presente y el futuro. Por eso, la solidaridad de Europa en otorgar el dinero debe tener el mismo nivel para vigilar en qué se emplea dicho dinero. Sí, soy uno de eso millones de españoles que desconfían, y espero que no sea verdad eso de que 7 de cada 10 euros se emplearán en proyectos de construcción, que es el campo más propicio para la corrupción y el soborno y de los que menor valor añadido aporta. Sin una férrea vigilancia por parte de Europa, la solidaridad quedará “en agua de borrajas”.

Si Europa no es solidaria “in vigilando”, su solidaridad no suplirá las deficiencias de nuestros políticos.

Nuevamente tenemos que recordar a Ortega y Gasset. Por lo menos en este momento, “España es el problema, y Europa la solución

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