Hecho insólito en Leganés: los propios alumnos piden a su directora que se vaya
Desde el sindicato de estudiantes afirman que se tomarán medidas si finalmente amonestan a los chavales
No ha sido especialmente calmada la mañana en uno de los institutos con más solera y prestigio de Leganés, el I.E.S Gabriel García Márquez en el barrio de Zarzaquemada y que convive con la conocida rotonda de Don Quijote de La Mancha. Ubicados en el terreno físico, conviene ubicarse, de igual manera, en el contexto. En las últimas fechas, en Leganés estamos viviendo numerosas protestas en cuanto al estado de la educación pública se refiere. Madres, padres, las AMPAS, profesores y alumnos claman contra el (mal) estado de escuelas infantiles y colegios del municipio, la masificación en las aulas, la falta de personal y los distintos problemas y carencias. Sin ir más lejos, esta mañana tenía lugar una concentración a las puertas de la DAT Madrid-Sur. Pero, el plato fuerte se iba a vivir en el antiguo número 13 de los institutos de este municipio, el García Márquez. Es uno de los centros, junto al Pedro Duque (se miran frente a frente), sobre el que vuela la sombra de una fusión, más que probable, para el siguiente curso.
A las 11.10h, coincidiendo con la hora del recreo, estaba previsto un paro por parte de los alumnos en señal pacífica y democrática (como así ha resultado ser) como forma de protesta ante la lamentable situación que reina en el centro. La reivindicación estaba muy clara, así como la línea de actuación. Sus objetivos son que vuelva la profesora de Tecnología que falta, que no haya ningún alumno con optativas impuestas, que no haya ningún alumno obligado a hacer religión y, por supuesto, la paralización inmediata de la fusión de centros.
Se iba acercando la hora. Hace calor, pero más grados marca el termómetro que mide la temperatura y tensión del instituto desde que acabase el pasado curso. Va a tocar el timbre que anuncia el recreo en unos minutos. Estoy con Luciano Castillo, presidente del AMPA del instituto, Marina Mata, del sindicato de estudiantes y madres y padres que se han querido acercar. Todos los mencionados han visto los hechos desde las verjas que marcan los muros del centro. Esto es, no han intervenido dejando que la situación se desarrollase tal como debía y dando el protagonismo a quienes lo ostentaban, los alumnos.
Ahora sí. Las tres primeras horas de clase habían finalizado y el reloj marcaba las 11.10h. Iba a ser un tiempo de recreo especial. La incertidumbre arropaba los primeros momentos. ¿Saldrían los chavales o no? Poco a poco iban apareciendo los estudiantes en el patio. El paro se iba hacer a pesar de las enormes dificultades que la dirección del centro, encabezada por su directora, Pilar Gómez, estaba poniendo. Aproximadamente, un centenar de alumnos se dieron cita junto a las pistas de volley. A la gran mayoría sus padres les habían firmado la autorización para realizar esta manifestación que era totalmente legal, legítima y moral. Sin embargo, la directora no les ha imprimido ese carácter de libertades, tal como parece y aseguran. Varias madres y padres contaban cómo sus hijos, que se les acercaban desde la verja, les transmitían el miedo. “Les están diciendo que como la hagan les pondrán un parte”, relataba una madre cuyo hijo cursa 2ºE.S.O. “A mi hija, le firmé yo la autorización anoche y lo mismo. No les dejan. Es alucinante. No te pueden sancionar por hacer huelga y encima con autorización incluida”, comentaba un padre que veía desde fuera los acontecimientos. La temperatura iba subiendo y los ánimos también. Varios alumnos aseguraban que la directora había dicho que si salían a hacer huelga no volverían a las clases después, lo que calificaban de “una especie de secuestro dentro del propio centro”. Las bedeles estaban a pares en el hall de la entrada principal. No dejaban pasar a nadie, obedecían órdenes de Pilar Gómez. Por fin, Marina Mata, del sindicato, pudo entrar, y se celebró la asamblea en el patio. Se les informó a los chavales sobre sus derechos y las circunstancias lamentables que rodean en la actualidad a este centro y que otrora eran muy distintas. Que ha cambiado el ambiente en el García Márquez, es indudable.
El paro se extendió una hora, es decir, lo que estaba previsto. Absolutamente todos y cada uno de los alumnos presentaron su protesta de manera democrática y pacífica, a pesar de los temores que les había infundado la dirección del centro previamente, según varias fuentes consultadas.
Una de las situaciones más relevantes fue cuando comenzaron a gritar al unísono, “Pilar, dimisión”. Un cántico que cubrió todo el instituto y que resulta insólito y, podemos decir que casi histórico. Tras consultar con varias fuentes, no hay registros en la historia reciente de Leganés de algo semejante. Es decir, no hay vestigios de un alumnado clamando contra su directora y señalándola directamente como la única responsable de la penosa situación del centro y de la hostilidad actual. Pilar Gómez se encuentra cada día más sola. Ha perdido la confianza del claustro, de los padres y madres y de sus estudiantes. Sus apoyos, según afirman varias fuentes, se reducen a su jefa de estudios y adjunta que nombró en verano a dedo, tras la dimisión de la anterior jefa de estudios hace unos meses. Según indican, esta última habría presentado su renuncia por desavenencias con Gómez.
Estábamos pendientes de si, sobre 12.20h, se podría volver a clase. Les dejaron pasar finalmente. Antes del regreso a las aulas, también hubo un recuerdo para una de las históricas profesoras del centro, Dolores de Tecnología, cuando los chicos pidieron su vuelta. El centenar de alumnos iba entrando poco a poco al centro con la banda sonora que ha marcado la mañana de hoy (y que puede calificarse de suceso extraordinario), “Pilar, dimisión”.
