Pocos acontecimientos, o quizás ninguno, han contribuido tanto en este último siglo a la formación de la conciencia y del alma común europea como el programa Erasmus. Es verdad que hay otros factores, como las relaciones económicas o el turismo,que han jugado también un papel importantísimo en este campo, pero las diferencias entre estos factores son significativas. La economía y el turismo son dos acontecimientos globales que contribuyen al encuentro entre los pueblos, pero de forma indirecta, porque no es ni ha sido esa su finalidad principal. Además, aun reconociendo su importancia, el intercambio humano en esos campos es bastante superficial
El programa Erasmus, sin embargo, ha buscado directamente el encuentro entre los jóvenes estudiantes europeos. Es un intercambio de vivencias,un intercambio de ideas y de costumbres, un intercambio de personas y de culturas. En suma, un encuentro en profundidad, en las bases de este edificio o casa común europea. La generación Erasmus está contribuyendo a la creación de esa mentalidad europea, que en el fondo es un principio de esa igualdad entre todos los hombres, cualquieraque sea el país de donde procedan, de esa hermandad universal.
El programa Erasmus, que es el acrónimo del nombre oficial inglés – European Region Action Schema for Mobiliy of University Students (Plan de Acción de la Comunidad Europea para la Movilidad de los Estudiantes Universitarios), ha querido acercarnos, a través de su nombre, a aquel gran humanista de los Países Bajos, Erasmo de Róterdam, o Eramus en latín, para recordarnos las raíces y los valores de esta nueva Europa que queremos construir. No es la economía, no son las armas, no es el turismo, no es tampoco la religión lo que nos une a los europeos. Son las personas, es nuestra historia, que evidentemente está muy mezclada con la religión, son nuestros valores, son las grandes personalidades que han crecido en el suelo europeo y que ya en la Edad Media podían moverse sin pasaporte por toda Europa.
Conviene que recodemos esto, sobre todo los españoles, que presumimos de negar de nuestra historia, porque es mucho más fácil criticar el pasado, del que no somos responsables, que crear un presente y un futuro de lo que sí tenemos que rendir cuentas. Sólo un ejemplo; mientras que casi todos los países de Europa reconocen la importancia del latín, nosotros, que tenemos el latín hasta en la sopa, lo hemos desterrado de la enseñanza media. La historia no se puede borrar
El ciudadano europeo pide paso
En el contexto de la integración europea, el Programa Erasmus quizás sea lo más auténtico y significativo después de la Declaración Schuman (1950) y del tratado de París (1951), por el que se crea la CECA, y de los tratados de Roma (1957), por los que se crean la CEE y Euratom
Han pasado 35 años desde que Franck Biancheri, quien ya anteriormente había creado la asociación estudiantil AEGEE Europe, convenciera a François Mitterrand, Presidente de la República francesa, para que se comprometiera públicamente a adoptar la financiación del programa ERASMUS. Posteriormente sería la Comisión Delors quien se encargaría de su gestión. Treinta y cinco años, yse ha convertido ya en algo tan característico de la UE como el EURO.
Frente a la integración europea de los políticos, Erasmus es la integración promovida por los ciudadanos. Se trata del primer gran programa europeo «ciudadano» y orientado a los jóvenes. Erasmus es la demostración de que la UE puede avanzar por la vía ciudadana, mientras se encuentra estancada por la vía política. Es necesario, por tanto, que Erasmus se extienda a la enseñanza secundaria e incluso, en la medida de lo posible, a la formación profesional. Sería conveniente, también, que, con todas las medidas que fueran necesarias, se promoviera la implicación de las familias en dicho programa.
Una vez más se ha demostrado que la vía política no lleva al entendimiento de las personas. Es la hora de los ciudadanos. También el ciudadano europeo está pidiendo paso.