DESDE LA DOBLE A

Vallas como antídoto de las puertas cerradas en Leganés

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Prometió estudiar algunas remunicipalizaciones y termina privatizando. Es Santiago Llorente, alcalde de Leganés. Es la misma persona. Pero, existe un Llorente en campaña y otro desde el trono de máximo regidor. En campaña se le llenaba la boca de socialismo, de luchar y velar por lo público, de progresismo… Ahora, apoyado en su bastón de mando mientras camina, se le llena la boca de las viandas y exquisiteces que se propina en restaurantes de máximo nivel a costa de la tarjeta de sus conciudadanos. A Llorente, la famosa “Operación Bikini” es algo que no le inquieta.

Efectivamente, el cuento cambia. La palabra es una de los valores capitales en cualquier persona. Si, además, esa persona es alcalde es un valor al que hay que cuidar muy mucho. Sin embargo, no tenemos esa suerte en Leganés. Tenemos un alcalde (o, quizás, sea más adecuado decir sucedáneo de alcalde) que no guarda reparos en dejar vendidos a trabajadores municipales. Un equipo de Gobierno que tenía por lema “Soluciones justas”, pero que hoy se ríe de todo lo prometido. No hace falta ser vecino o vivir en Leganés para conocer el desapego generalizado hacia la gestión de Llorente. Basta, simplemente, pasarse por sus calles. Y ni siquiera caminando. Con ir en coche es suficiente. Me refiero a las grandes vallas que nos avisan, desde la carretera, del clamor de sindicatos y trabajadores municipales en contra de Santiago Llorente. Esa es la imagen que proyecta el alcalde a los propios leganenses y a quien tenga a bien venir, por la razón que sea, a la ciudad.

De boquilla, Santiago, se autoproclamaba adalid del trabajador. De bocaza, hace lo que más le gusta. Moverse entre manteles y buenos cubiertos (costeados por los vecinos). Es su hábitat natural en el que, entre chuletón y chuletón, le han debido colar la O de obrero o las declaraciones de bienes de sus altos cargos y se las ha comido también.

El conflicto entre los trabajadores municipales de Mantenimiento y el Gobierno de Leganés, del que hemos dado buena y precisa cuenta en este periódico, se va alargando en fechas. Durante estas semanas, Llorente, en una grandilocuente exposición de su nulo talante y socialismo, ha rechazado mantener una conversación a la altura de la circunstancias con representantes de los afectados. Pero, no sólo se quedó ahí la cosa. Osó darles un portazo (literal) delante de ellos mismos; de sindicatos y trabajadores. Una actitud peligrosa, caciquil y antidemocrática como lo es también su decisión de celebrar plenos a puerta cerrada. Evidencia su nerviosismo, falta de buena diligencia, ausencia de empatía y, precisamente, carencia de mano izquierda. Es mucho más fácil, a cambio de un millón y medio de euros, repartir el pastel de lo público entre grandes empresas que mejorar la calidad de puestos de trabajo municipales. Grandes empresas que se llevan generosos pliegos y que, a su vez, son generadoras de precariedad y condiciones abusivas.

Ante esta situación, en la que Llorente ha engañado al personal, nos hemos encontrado las reivindicaciones de sindicatos en los soportes de vallas. Piden al alcalde y a su Gobierno que cumplan. Considero que es una petición de lo más lógica. Si prometen una cosa, que la asuman. Lo que se vitorea en campaña electoral debe de tener la forma de contrato para con los ciudadanos. Un alcalde, desde varias plataformas, desautorizado por sus verdaderos jefes, los propios vecinos.

Una ciudad como Leganés no merece ser gobernada a golpe de portazo. Llorente está ya cercano a los 50 años, pero demuestra comportamientos y conductas infantiles. Cerrar puertas y oídos, lejos de solucionar nada, empeora las cosas y genera un caldo de cultivo contrario a los políticos que regentan la ciudad. Políticos sin palabra, como hemos mencionado. Y eso es muy peligroso. Rubén Bejarano, socio de Llorente, es otro. No sé si se ha vendido a Santiago y secuaces, pero, cuánto menos, se ha alquilado. En campaña, repetía y repetía que IU era el corazón de la izquierda. Pues, si permites estas atrocidades en contra de lo público y de los obreros será, más bien, un corazón aletargado… Bejarano debería atender a sus valores aunque eso le cueste la cartera de la concejalía… Total, él lleva Desarrollo Local y Empleo, y seguimos teniendo una tasa antidemocrática de personas en desempleo, que supera las 15.000.
Completo apoyo al mensaje que rezan estas vallas aunque eso evidencia una gestión que sólo atiende a intereses de gentes de partido y no de los vecinos. Llorente es un alcalde multisoporte. Multisoporte para quejas, protestas y descontento. Sus niñerías de portazos y cerrazón (literal y emocional) no son aceptadas ni reídas. En esta oportunidad, las vallas son (otro) antídoto contra las manías antidemocráticas y contra las promesas de boquilla de Llorente y valedores.

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