Nunca han sonado con tanta actualidad como ahora estas palabras de Ortega y Gasset. Y las quiero recordar, pero con más pena que gloria. Aunque es verdad que el último Consejo Europeo ha sido un triunfo de la solidaridad europea y un paso de gigante hacia la integración de Europa, al haber asumido la UE una deuda común de todos los países, este Consejo Europeo ha sido también una sonora bofetada para todos los españoles, Cuando veo cómo son cada vez más largas las colas de las personas que tienen que ir en busca de un plato de comida, cundo pienso en los millones de personas, y de españoles, sobre todo, que han perdido o van a perder su puesto de trabajo, como español se me cae la cara de vergüenza. Como europeo puedo estar orgulloso, como español estoy avergonzado. Por otro lado, veo y barrunto cómo se van a gastar alegremente en nuestro país esos miles de millones que nos han dado y prestado otros ciudadanos europeos. No podemos ser eternamente el problema, esperando que otro nos lo solucione. En España no estamos en un momento de aplausos ni de triunfalismos.
Ya sé que no todo el dinero que nos viene de Europa es oro limpio y que hay muchos intereses espurios,pero tenemos que reconocer que ha triunfado la solidaridad y la ciudadanía europea.
Felizmente los ciudadanos europeos vamos por delante de los políticos. Nosotros sabemos convivir unos con otros, aunque tengamos ideas o religiones diferentes, a pesar del ejemplo de enfrentamiento que constantemente nos dan los políticos. En Cataluña y el País Vasco los ciudadanos lo estamos demostrando. Los intereses de los ciudadanos franceses o italianos no son contrapuestos a los intereses de los españoles.Con la integración, todos tenemos mucho que ganar y nada que perder
El Parlamento Europeo, que debería ser el representante de los ciudadanos europeos y no de sus respectivos partidos nacionales, debería asumir con valentía la defensa de los intereses de los europeos. que solamente se podrán defender en una Europa democrática unida, como nos está demostrado la pandemia actual
España tiene que dejar de “ser el problema”, y recuerdo con esto las otras tres palabras de la frase de Ortega pues los ciudadanos españoles hace ya mucho tiempo que no somos un problema, aunque España sí lo sea.