► Participan un total de 430 jóvenes de entre 17 y 31 años pertenecientes a 16 municipios de la Diócesis
► El obispo diocesano, D. Joaquín María López de Andújar, presidirá la eucaristía de clausura, el domingo 2 de abril, a las 16.00 horas, en la Basílica de El Pilar (Zaragoza)
Un total de 430 chicos y chicas, de 32 parroquias, colegios y movimientos de la Diócesis de Getafe, van a participar en la tradicional peregrinación al Castillo de Javier (Navarra) que organiza cada año la Delegación diocesana de Juventud y que tendrá lugar desde el viernes 31 de marzo al domingo 2 de abril.
Estos jóvenes, de entre 17 y 31 años de edad, pertenecen a 16 municipios de la Diócesis de Getafe: Alcorcón, Boadilla del Monte, Chinchón, Ciempozuelos, Fuenlabrada, Getafe, Leganés, Móstoles, Navalcarnero, Parla, Pinto, Valdemoro, Villanueva de la Cañada y Villaviciosa de Odón.
En la peregrinación estarán acompañados por el obispo diocesano, D. Joaquín María López de Andújar, por el delegado de Pastoral Juvenil, Gonzalo Pérez-Boccherini, por 27 sacerdotes y por un diácono.
El lema elegido es ‘Él lo es todo’ –que está escogido del libro de Sirácida (capítulo 40, versículo 30)- y, según el delegado Gonzalo Pérez-Boccherini, “invita a los jóvenes a poner a Cristo como centro de sus vidas no sólo en este tiempo litúrgico especial de la Cuaresma, sino ante todos los acontecimientos de su vida”.
Los peregrinos partirán el próximo viernes en autobús desde distintos puntos de la Diócesis hasta Tudela. Al día siguiente se trasladarán a Lumbier, desde donde caminarán 21 kilómetros, pasando por Liédena y Sangüesa, hasta Javier, donde les recibirá el castillo del patrono de las misiones y el famoso Cristo de la Sonrisa de Javier..
El domingo 2 de abril, después de comer, el obispo diocesano, Joaquín María López de Andújar, celebrará la eucaristía de clausura en la Basílica de El Pilar, en Zaragoza y desde ahí regresarán a sus puntos de origen en la Diócesis de Getafe.
Esta actividad es un tiempo especial de convivencia en el que los jóvenes podrán, no sólo confesarse durante el trayecto, sino charlar con los sacerdotes sobre sus inquietudes. Además, según señala Pérez- Boccherini “los tiempos de oración, de reflexión, de laudes y de eucaristía crean un ambiente especial que da después muchos frutos vocacionales en la Diócesis de Getafe”.
