La conmemoración del 75 aniversario del día D del 6 de junio de 1944 es la expresión de la libertad, el coraje, la determinación y la capacidad de organización para destruir o poner fin a la opresión y la barbarie. Y en esta hazaña el papel de Estados Unidos y sus soldados y mandos militares fue decisivo para la derrota de Hitler y el nazismo.
Lo que es evidente, dicho esto, es que la operación de desembarco en la costa de Normandía supuso un desafío estratégico y logístico nunca visto hasta entonces. 6.939 fue el número de buques desplegados durante la operación Neptuno y 1.527.00 de soldados estadounidenses se prepararon en Inglaterra para la mayor operación militar de la historia, lo que nos da una lección sobre lo que somos capaces de hacer, si nos une un mismo fin o propósito.
Las cifras son sobrecogedoras y no hace falta decirlas porque están en el inconsciente colectivo de las personas. Los miles de soldados norteamericanos y de otros países que dejaron su vida en las playas de Francia y en la lucha para la liberación de Europa del poder de la Alemania nazi cumplieron con su misión y no pudieron ver con sus ojos la victoria de la libertad, pero fueron capaces de pensarla y verla con su imaginación. Esta es la grandeza del pensamiento, ya que hace posible la anticipación de lo que probablemente puede ocurrir.
Todavía siguen con vida veteranos de la Segunda Guerra Mundial con más de 90 años y que desembarcaron en las playas de Normandía. Y es lógico que sean objeto de homenajes y reconocimientos.
El esfuerzo que realizó Estados Unidos al entrar en la guerra que más muertos ha causado en la historia fue prodigioso. La producción masiva de armas y de todo tipo de materiales para aprovisionar el ejército llevó a este gran país a vencer a Hitler y a su aliado Japón. Unos 60 millones de muertos entre soldados y población civil es el terrible saldo de esta tremenda masacre que sucedió entre 1939 y 1945. Fueron casi seis años de una violencia nunca vista.
Las enseñanzas que, a mi juicio, nos aporta el Día D son numerosas. Una de ellas es el valor de la libertad y la justicia. Ya que son valores éticos irrenunciables y no pueden ser suprimidos impunemente. Ante el poder totalitario del nazismo que ocupaba Europa, los ciudadanos y el Occidente libre representado fundamentalmente en aquellos momentos por Estados Unidos e Inglaterra unieron sus fuerzas para liberar a los países que estaban bajo la opresión y la represión de las tropas de los generales de Hitler.
En relación con la logística del Día D cabe decir que es objeto de estudio e investigación por parte de los historiadores y es natural que se hayan escrito infinidad de artículos y muchos libros sobre la misma. También es magnífico que dispongamos de grandes documentales sobre lo que sucedió realmente en aquel mes de junio de 1944. Es una muestra clara de lo que se puede lograr con una extraordinaria organización y aplicando también un sistema de colaboración muy minucioso y preciso con unos objetivos marcados de un modo extraordinariamente detallado. El éxito de la esta operación militar se produjo en gran medida por la preparación exhaustiva de la misma.
En tiempos de paz el ejemplo del Día D sirve para darse cuenta de que todo es posible. Se precisa de una gran constancia, perseverancia y tenacidad para el logro de objetivos personales y colectivos desde la perspectiva individual y privada o personal y también si se piensa en las finalidades de los actos y decisiones políticas en el ámbito de lo público.
El valor del esfuerzo se pone de manifiesto con una fuerza indudable si se observa lo que sucedió hace 75 años en la costa de Francia, porque fue el inicio de la desaparición del nazismo para siempre.
Puesto que la democracia y las libertades son las que garantizan los derechos individuales y el pleno desarrollo de las personas con el amparo de las leyes y de Estados que las hacen cumplir en interés de todos.
La Europa libre en la que vivimos es, en parte, el resultado del Día D. Y esto conviene recordarlo y no dejarlo caer en el olvido. Y es un ejemplo magnífico de lo que los seres humanos somos capaces de conseguir.