Fotocuriosidad: El árbol egoista que tapa la señal
En la esquina entre la calle Perales y la calle Gálvez, en pleno centro de Getafe, la naturaleza exige su espacio verde abriéndose hueco rama a rama y hoja a hoja, a pesar de los obstáculos que obliga la racionalidad urbanística. Y nada mejor que las imágenes de esta ‘fotocuriosidad’ para demostrar que así es: la fronda del árbol (que no es un peral, por lo que invitamos a los lectores que así lo deseen que nos digan qué árbol es) ha cubierto casi por completo al ‘árbol artificial’ que a modo de ‘señalética’ han colocado ahí para guiar u orientar a los conductores y viandantes de la ciudad. La información de los indicadores solo se puede leer correctamente cuando el interesado entra en el ámbito de la sombra del árbol (esto lo pueden agradecer los turistas japoneses, norteamericanos, suecos, etc., ya que en estos días de calor la sombra se agradece muchísimo a las cinco de la tarde bajo el sol implacable que se desploma sobre Getafe, ciudad en la que no existe oficina de turismo —ese espacio público donde se da información de interés y se facilitan o venden planos o publicaciones culturales—, porque este tipo de señales son muy orientativas, sobre todo para los foráneos).
Es un árbol que crece, a pesar de su condición de urbano, a su libre albedrío, y lo hace muy bien: se le ve sano y arrogante, egoísta —eso sí— porque tapa prácticamente toda la información a los que quieran saber por dónde se va a los lugares que indican las flechas. Pero bueno, un árbol es un árbol.
Posiblemente ‘se le intente rectificar’ y una cuadrilla de jardineros venga para podarle sus intenciones de tapar a su compañero de hierro y ¿metacrilato? Por favor, señores jardineros, sean clementes con él, no es culpable de su lozanía.