La proximidad de las elecciones al Parlamento Europeo nos obliga a una consideración serena sobre la importancia de estas elecciones, una consideración que no venga ya predeterminada por complejos o intereses nacionales ni por los clichés de los partidos políticos. Somos mayoría los ciudadanos que no estamos ligados a ningún partido, y las razones que nos dan los partidos quizás no coincidan con los motivos que nosotros tenemos para querer o no querer votar. No se trata, por tanto, en muchos de conseguir votos para que gane nuestro partido. Tampoco se trata de que gane España. Se trata de que ganen los españoles y los ciudadanos europeos
La Unión Europea nació por el deseo de reconciliación entre Francia y Alemania y por el deseo de paz. “La contribución que una Europa organizada y viva puede aportar a la civilización es indispensable para el mantenimiento de unas relaciones pacíficas. Francia, defensora desde hace más de veinte años de una Europa unida, ha tenido siempre como objetivo esencial servir a la paz. Europa no se construyó y hubo la guerra…….
………… La agrupación de las naciones europeas exige que la oposición secular entre Francia y Alemania quede superada, por lo que la acción emprendida debe afectar en primer lugar a Francia y Alemania. (Declaración Schuman, 9 de mayo de 1950).
Esta declaración daría lugar a la constitución de la primera comunidad europea, la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) en 1951. Esta es la piedra angular de toda la Unión Europea, tanto en año 51 del siglo pasado, como en el año actual: La paz y la reconciliación de todos los países de Europa. La UE ha estado abierta desde el primer momento a todos los países europeos, y de hecho, a Francia y Alemania se les unieron Italia y los países del BENELUX (Bélgica, Holanda y Luxemburgo).
Lamentablemente no corren actualmente aires de reconciliación ni en España ni en Europa. Han primado los intereses económicos políticos, y la crisis económica y financiera nos ha mostrado una falta casi absoluta de solidaridad entre los diferentes países y un enfrentamiento entre países nórdicos y países del Sur, entre países ricos y países pobres, países partidarios de la integración y países partidarios de la desintegración. Jamás ha habido tanto enfrentamiento entre los diferentes países de la UE. Y esto no se puede cambiar ni con leyes ni con campañas electorales. Europa ha dejado de construirse, ha quedado paralizada, y hay paro, hay pobreza, hay populismo y hay xenofobia.
La UE nació porque hubo unos políticos que se reconciliaron entre sí y fomentaron la reconciliación de los ciudadanos. La democracia española actual, aunque parece que lo hemos olvidado, también se asentó sobre la base de la reconciliación y del perdón. En las próximas elecciones no se trata, por tanto, de que venzan las izquierdas o las derechas. Se trata de que venza Europa y de que venzan los ciudadanos.
¿Te parece que estas ideas de paz y de reconciliación no son ya por sí solas suficientes para interesarte por la integración europea y para ir a votar? Quizás me digas que no es esto lo que te proponen los partidos políticos o que no crees en éstos. No te digo que no tengas razón al decir esto. Pero cualquier cosa menos no ir a votar. Y si no quieres votar por ningún partido, vota por una lista transeuropea. No importa que tu voto sea de momento nulo. Algún día será válido, y, de todas formas, será un voto por Europa.