ENTREVISTAS

Loli Rasero, del Comedor Social Paquita Gallego: «Las personas que atendemos también buscan cariño y no solo comida»

Loli Rasero en la cocina del Comedor Paquita Gallego

► «Vienen españoles que se han quedado sin trabajo… Atendemos a muchas familias»

Son días de comidas exquisitas y, muchas veces, excesivas con la familia, los amigos y los compañeros. Sin embargo, hay muchos vecinos necesitados que pasarían las fiestas sin ese espíritu, invisibles al resto de vecinos, de no ser por la solidaridad y el trabajo de algunas personas y asociaciones. Es el caso del Comedor de Paquita Gallego, una entidad que cuenta actualmente con 30 voluntarios y reparte 100 platos diarios de comida caliente en Leganés. Desde Nuevo Crónica hemos querido conocerles y destacar su labor.

Todo empezó con Paquita Gallego (1924-1986), una leganense de cuna. 31 años después de su fallecimiento, las voluntarias siguen adelante con el proyecto. El perfil de gente que atienden no ha cambiado exactamente, pero sí se han incorporado nuevos. No hace falta vivir en Leganés para conocer la enorme labor de esta asociación, al lado de la estación de Leganés Central. Estamos en fiestas de Navidad. Nos han citado por la tarde. Hace un rato que han acabado con las comidas de hoy. Me las encuentro preparando 100 bolsas que darán a los desfavorecidos esta Nochebuena y Navidad.

Además de comida y productos de higiene, cuentan también con turrón. Y para la semana que viene, las doce uvas. Me atiende Loli, la presidenta, una mujer de fuertes creencias religiosas y que echa mucha culpa a la providencia para sacar adelante cada día esta labor. Una suerte de Navidad los 12 meses del año para las personas sin recursos. No sólo encuentran un lugar donde calmar el hambre, sino un sitio donde se les da cariño.

Un belén decora una esquina del comedor bajo el retrato de Paquita Gallego

Pregunta: ¿Dónde está el germen de este Comedor Social?
Respuesta: Surge a través de Paquita Gallego. Era una persona de Leganés que desde muy pequeña tenía esas inquietudes de ayudar a los más necesitados. Era un ama de casa. Se casó y tuvo siete hijos. Su marido era un funcionario de autobuses.

P: Pero, esto no empezó como comedor…
R: No. Este local no era comedor en un inicio. Ella empezó recogiendo niños de las calles para darles cobijo. Mucha gente, en esa época, se venía a ciudades grandes y no tenían trabajo ni nada y los niños se quedaban por las calles, tampoco había suficientes colegios… O algunas mamás se iban a trabajar dónde podían y ella se fijaba en que había muchos niños por las calles y que estaban solos, que no los cuidaba nadie.

P: Luego ya sí evolucionó a comedor social…
R: Eso sí. Llegamos a dar 300 comidas en aquella época con niños. Una vez que ya había guarderías y colegios, ella decidió dar un giro a la idea. Seguían viniendo necesitados de las calles, también chavales jóvenes. Y venían los chicos que estaban en la droga y con SIDA.

P: ¿Siguen acudiendo el mismo perfil de personas?
R: Bueno, ese perfil lo tenemos nosotros siempre, pero sí es verdad que se han incorporado otros perfiles. Ya con la crisis es verdad que vienen otras clases de personas. Vienen españoles que se han quedado sin trabajo… Atendemos muchas familias.

P: Pero, los niños no entran…
R: No. Con niños no los dejamos pasar. También conseguimos muchos alimentos frescos como pueden ser ternera, cordero o pollo. Con eso, ayudamos a las familias y también con leche, mermelada… Con lo que podamos. Los padres llevan la compra a sus casas. No queremos que vengan con niños porque el niño es un ordenador y absorbe todo. Si ve dónde consigue su madre, dentro de unos años va estar también él por aquí. Lo que queremos es que llegue a su casa con su compra y no tiene por qué dar explicaciones de dónde lo ha conseguido. Como si viniese del súper.

P: Ahora veo que estáis preparando una bolsa especial de Nochebuena
R: Ahora estamos preparando 100 bolsas para todos los que vienen a comer para estas Fiestas. Nosotros vamos a hacer la comida el día 24 por la mañana, desde las 9 de la mañana, vamos a estar aquí y ya seguramente hasta las 15h. Pero, para que ellos lleven su bolsita bien, con su litro de leche, con dos latas de comida, tableta de turrón. Y en Nochevieja llevan sus uvas, lo que no llevan son bebidas alcohólicas…

P: ¿Tienen dónde dormir?
R: Algunos sí y otros no. Algunos están por las calles. El chaval que está metido en la droga o que es alcohólico… Esos vienen mucho por aquí y chicas que son prostitutas.

P: Al final, se origina una relación afectiva.
R: Al final sabemos todo de elloS. Hoy mismo me decía un chaval que es drogadicto: “señora Loli, ¿qué le hago, en qué le ayudo?”, porque nos veía como agobiadas. Y yo le decía que nada, nada, que ya estamos terminando. Entonces, me contesta; “bueno, si no puedo hacer nada, dame un beso por lo menos”. Ellos también buscan ese cariño y no sólo ese plato de comida. Y que tú los escuches.

P: Es un momento de alivio, el de la comida…
R: Sí, efectivamente. Son unos momentos en su día que lo agradecen. Y para la cena, todos los días se llevan. Para cenar se van con su fruta, yogures y un bocadillo.

P: Colabora mucha gente muchas gente con vosotras, clubes deportivos, entidades sociales, colegios…
R: Efectivamente, o como habéis hecho vosotros con el teatro. Todo el que quiera y estamos abiertas a cualquier colaboración. El día 30 van a hacer una paella los socios del Lega y ya tienen muchos alimentos recogidos. Los Escolapios nos ayudan mucho. Y ahora también los colegios, no hace ni falta que pidamos. Ellos mismo hacen lo del kilo y nos llaman para decirnos que van a efectuar esa recogida

P: ¿En cuántas comidas diarias estáis?
R: Ahora estamos haciendo 100 comidas al día. Varios turnos. Entran siete y salen siete. Por el motivo de que aquí se pueden sentar siete y otros siete esperan, así que sí, entran 14. Siete comen, siete esperan. Los demás hacen cola en la calle. Después recogen su bocadillo y toman un café, ahora con los dulces que tenemos, sino con galletas. Pero, siempre les tenemos algo. Hoy mismamente han probado los roscones que nos los habían traído donados de una gran superficie.

P: ¿Cómo es la organización entre las voluntarias?
R: Voluntarias somos sobre las 30. Tenemos un calendario y va todo coordinado. Los lunes hay unas, los martes, otras y así… Grupos de cuatro personas cada día. Yo vengo más veces porque soy una persona de las que más coordino. Ah y comentarte que los bomberos, lo hacen siempre cada año, ahora será el día 7, nos invitan a comer con ellos, fuera del comedor y llevan también a sus familias.

P: ¿Qué tipo de comidas dais?
R: De todo. Hoy mismo, paella de verduras y de segundo, cordero. Los martes pueden que sean lentejas, porque tocan los martes. Pero, el martes pasado fueron lentejas con filetes de hígado de ternera. Y los lunes siempre es cocido que lo piden ellos porque les encanta. Y no sólo en esta época de frío, sino siempre. Es que les gusta mucho.

P: Hace muchos años que comenzaste, no de jubilada…
R: Claro, yo no he estado jubilada y he estado aquí. Yo venía los martes. Trabajaba de funcionaria en los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Madrid. El día que yo venía, me salía antes de mi trabajo y el miércoles tenía que recuperar las horas que había perdido. Pero, la experiencia compensa, sin duda.

P: ¿Hay gastos innecesarios en esta época?
R: No nos molesta. Como cuando te ofrecen una cosa y luego no te la dan, como puede ser cuando vino el ministro Caldera a darnos el premio por el Trabajo y te prometen un local más grande… O cuando viene una persona y dice, es que os podrían dar esto o lo otro y yo siempre digo lo mismo: es que esto no es la vocación de ellos, sino la nuestra. No puedes decir a nadie que haga lo que tú haces, eso lo decía mucho la madre Teresa. Tú haz lo que tú puedas, el otro que llegue hasta dónde pueda, pero yo no le puedo exigir mi vocación. Si tú vas a India como yo, que he ido cinco veces a las misiones, verás un montón de lujosas joyerías y de todo y, sin embargo, también gente que está en las calles.

P: Podría repartirse mejor entonces…
R: Eso va a seguir siendo siempre igual. En India ves gente con mucha miseria, que no tienen medicinas y se limpian las heridas con Zotal, que es con lo que aquí se limpiaban los animales. Sin embargo, tienen la bomba nuclear. Es una desigualdad.

P: ¿Se cerrará algún día?
R: Si eso ocurre, no te preocupes. Tendrán dónde acudir. Los que creemos en Dios sabemos que los desamparados estarán protegidos. Eso no agobia a nadie. Si no lo cuidas tú, otro lo hará. Cuando Paquita Gallego murió, todo el mundo pensábamos que esto se iba a acabar y no. Otras personas vinieron detrás.
P: Me refería a cerrarlo porque ya no hiciese falta…
R: Hombre, claro. Ojalá. Ojalá que algún día no haya necesitados, pero lo veo de difícil…

P: ¿Existe más necesidad que en la época de nuestros abuelos?
R: Sí, eso lo digo yo en las charlas que doy ahora. Pero, eso también lo da el alto consumo. Nosotros cada vez nos exigimos más. A lo mejor, ahora uno tiene cuatro chaquetas y antes sólo una y éramos totalmente felices con lo que teníamos. No exigíamos. Ahora, tenemos muchas cosas que de la mayoría no usamos muchas veces y las estás utilizando y la mente se cree que las necesitas. Yo me he dado cuenta que no tiene teniendo tanto, como cuando Paquita recogía a esos niños, somos felices. Y los niños de ahora, con lo mucho que tienen, no son felices. Y aquellos que estaban en las calles sí eran felices, como pasa ahora en muchos países. Las sonrisas más bonitas que hay pueden ser en África o India y los niños no tienen colegios y escriben en la tierra. Aquí, a pesar de los móviles, parecen que están vacíos.

P: ¿Hay gente que se haya recuperado de su situación y ya no viene?
R: Ayer mismo, estando en mi casa, me llama una persona a la que hemos estado muchísimos años ayudándole. Era una mujer mayor, cuya hija se separó, y tuvo que cuidar de su nieto. La mujer, con su pequeñita pensión, no le valía para pagar todo y mantener al nieto y le estuvimos ayudando bastante tiempo. Anoche me llamó para felicitarme las Fiestas y darme las gracias y decirme que su nieto había empezado a trabajar y no necesitaba nada, pero quería seguir manteniendo esa amistad.
O hemos tenido dos personas que de sus pequeñas pagas nos han comprado un décimo de lotería. Son de los que vienen a comer. Han ido a la administración y nos lo han traído para que si toca sea para nosotras y, sin embargo, no se quedan con ello. Pobres, pero honrados y con un corazón buenísimo y agradecido.

P: Este local no es vuestro, ¿verdad?
R: Correcto, esto no es nuestro. Es un alquiler y no ha faltado nunca pagarlo. Se resuelve. Les pasaría a tus abuelos o a mis padres, a pesar de tener tantos hijos siempre salían adelante. Vivimos de la providencia. Hace poco no teníamos aceite de oliva. Y el lunes, cuando vinimos a abrir la puerta, estaba todo sembrado de aceite que habían tirado por las ventanas. ¿Cómo te quedas? No sabemos. Es la providencia. Vivimos de eso. No tenemos miedo de no pagar el recibo del alquiler porque lo vamos a pagar. Estamos segurísimas. Nunca falla.

P: ¿Cómo será tu Nochebuena?
R: Si te digo la verdad, estos días prácticamente ni ceno. He visto muchas cosas en distintos lugares, aunque tengo que estar con mi familia y desconectar. Y me acordaré de ellos todas estas Fiestas.

Para colaborar:

Llamando al 91 693 32 60 y las voluntarias darán el número de cuenta.

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