Al final, cuando te dedicas a edulcorar la realidad, para mantener tu propio sillón y sueldo, ocurre que ese falso azúcar puede cristalizar. Y, en ocasiones, termina por romperse y hacerse añicos, dejando paso a la verdadera luz de la verdad. La situación del pequeño comercio en Leganés es penosa. Y no es lo mismo oírlo, imaginárselo, que te lo cuenten de primera mano quienes lo viven.
Estas últimas fechas he estado en contacto directo con los comerciantes. Quería analizar en profundidad el estado en que se encuentra su sector. Y, efectivamente, no me equivocaba; es radicalmente distinto al que pinta Bejarano. No es dulce, sino amargo. Al menos, hoy en día. Y la labor del periodista no comprado mediante publicidad institucional (de esas inserciones sabe bastante Rubén Bejarano) es contar los sabores tal cual. Desde mi posición, he hecho una de las cosas que Bejarano no hace ni por asomo: escucharles.
Cuando les preguntas si se sienten apoyados por Bejarano, quien tiene ya toda pinta de ser un tránsfuga político, les entra la risa, pero por no llorar. Bejarano es un presunto comunista, de una extinta y malograda IUCM, que prefiere dar el visto bueno a cócteles de miles y miles de euros públicos a empresarios que están a favor del despido libre. Ese es Rubén Bejarano, el corta cintas de eventos que apestan a presunto fraude y golfada como el Barrio de las Bodas y que destierra y mete en el más profundo de los ostracismos a los honrados comerciantes de nuestras calles. Me lo apuntaba uno de ellos, Bejarano “no presta sus oídos a cualquiera”. Muy bien, propio de un buen comunista. Él a los cachopos y cócteles y el comercio que da vida a una ciudad muriéndose. ¿Qué esperar de alguien como Rubén Bejarano al que no se le conoce otro oficio ni beneficio que el de la política? A ti te caen los euros, en parte, gracias a los impuestos de esta gente y del resto de vecinos. No tienes que sudar para ganarlo ni sufrir como sufren ellos. Hay meses, me comentaba una hostelera del municipio en una ocasión, que, tras las innumerables tasas, te queda para comer el papel del autónomo a la plancha.
Y mientras, Bejarano es el concejal que más sabe de vestiditos y bodas, pero que ni se digna a conversar con los comerciantes, salvo con los de su selecta cuerda, como apuntan los entrevistados en el reportaje que ha publicado este medio. Humildemente, yo les he dado la voz que les niegan en otros lugares. Es una manera de ayudar y apoyar. Desde luego, la forma no es la que tiene este Ejecutivo local para con ellos. Los comerciantes de Leganés saben que desde Nuevo Crónica nuestro compromiso se dirige a nuestra audiencia y a ellos. Y siempre estamos dispuestos a colaborar.
Estos días he conocido un drama. Es lo que es. Gente con toda su ilusión, fuerzas, tiempo, dedicación, dinero y que se llevan grandes desencantos. Familias que comen de esos negocios, joyerías, zapaterías, asesorías, tiendas del sector canino, peluquerías, alimentación, confección, decoración… Son gente asfixiada a impuestos. ¿300 euros por la tasa de basura? Claro, es que Bejarano se tiene que llevar 240.000 euros de todos y cada uno de nosotros. Y otros tantos más de 200.000 la directora general que tiene, y otros 160.000 el asesor y otros casi 240.000 entre las auxiliares de su grupo (o presunto grupo). Sumen, sumen. El contraste, Rubén Bejarano, tiene a los comerciantes cabreadísimos y lo siguiente. Claro se lo he preguntado yo. Y también les he preguntado qué piensan acerca de que no facilites y tapes información pública de un evento público dedicado al comercio (en las calles selectas, como el Barrio de las Bodas). Claro que se lo he preguntado y puedes leer sus respuestas sobre esto en el reportaje. La antitransparencia que ejerce este Gobierno corre como la espuma por las calles.
Sois unos héroes, de verdad. El hablar con vosotros hace ver a cualquiera el empeño que le ponéis a vuestra causa para salir adelante y eso merece todo el respeto que este señor, Rubén Bejarano, no os tiene. No sé si servirá de mucho o de poco, pero el nuestro y nuestro cariño lo tenéis.
Ojalá la vida de las calles y la salsa de una ciudad, su comercio, siga en Leganés, pero con salud. Por favor, “no os muráis” nunca. Con mis mejores deseos.
PD: Querido lector o lectora; comprar en el comercio local es una manera de apoyarlos e invertir en la ciudad.