El coronavirus es como un martillo pilón y no se detiene ante medidas restrictivas de la movilidad que son insuficientes. Se debería volver a un confinamiento total excepto para actividades esenciales como el realizado a partir de marzo.
Una parte de la población incumple las medidas para evitar los contagios y eso está produciendo un crecimiento exponencial del número de contagios en España. Ya son casi un millón.
Desde el pasado viernes se han registrado más de 38.000 casos nuevos lo que indica claramente que estamos superando cifras anteriores. Se entiende que la presidenta de Navarra anuncie el cierre perimetral de la comunidad y decrete la prohibición de la actividad de la hostelería. Y en el periodo de invierno subirá la incidencia, según los expertos. Dependemos de la responsabilidad individual de todos.
No se ha entendido que al covid es necesario atacarlo agresivamente y no se puede convivir con él. En China lo comprendieron perfectamente y fueron a por él con millones de PCR en pocos días y otras medidas de control exhaustivo y minucioso a toda la población y por eso han logrado doblegar al virus. En España no se ha hecho nada parecido.
Castilla y León confina Aranda de Duero y prepara el cierre de Burgos. Aragón limita aforos y adelanta el cierre de la hostelería a las 11 de la noche. Pero no van a ser suficientes estas medidas. Se tendrán que tomar medidas más fuertes como las decretadas durante el estado de alarma en todo el territorio nacional y, por tanto, de una forma unificada. Lo más coherente y práctico es que el Gobierno central decidiera en función de los datos recibidos los niveles de confinamiento en nuestro país. Dejar que cada Comunidad Autónoma decida al respecto puede causar una descoordinación que no beneficia a la población.
Un quince por ciento de los contagiados por el coronavirus pueden sufrir un deterioro muy importante de su salud e incluso morir con lo que el número de muertos en esta segunda ola puede ser muy elevado. Además, las secuelas de esta enfermedad, en muchos casos son graves o muy graves.
Ante esta situación habría que optar claramente por el teletrabajo y la teleformación. En algunas facultades universitarias ya se han tomado medidas y van a realizar enseñanza online. La transmisión por vía aérea del covid hace que sea extremadamente difícil controlar que no haya contagios, entre otras razones, porque es tremendamente complicado que todas las personas respeten la distancia de seguridad de un metro y medio en todo momento y en todos los ambientes sociales o grupales. Esta es la realidad evidente. Y no cabe engañarse y restar importancia a todo esto. Vamos de cabeza al confinamiento domiciliario y al toque de queda.
Las UCI sostienen un pulso con el coronavirus a vida o muerte. En servicios de enfermería se pueden escuchar frases sobrecogedoras: «Son pacientes que están muy graves. O resuelves ipso facto o se mueren».
La Navidad va a ser diferente ya que posiblemente llegaremos a estar confinados. Todos los escenarios son pensables. Y el más deseable para dominar al coronavirus es el estado de alarma y el teletrabajo y la teleformación. Es la manera más sensata de evitar muchas muertes y numerosas secuelas de por vida, tal vez, causadas por esta pandemia.
El Presidente del Gobierno, en mi opinión, tendría que ponerse al frente de España de una manera más directa y dejarse asesorar por los mayores expertos en esta enfermedad y tomar nota de lo que han hecho para combatir el covid países como China y otros.
Los problemas económicos se pueden resolver con la colaboración de la Unión Europea y con otras medidas como los ERTES y diversos tipos de ayudas económicas y también con el salario social y el ingreso mínimo vital.
Es necesario que se tomen medidas para limitar de verdad los contactos sociales, las fiestas clandestinas y el no ponerse las mascarillas o llevarlas puestas incorrectamente sin tapar la nariz, etcétera. Evitar estas conductas que incumplen las normas anticovid se logra con confinamiento muy riguroso y control policial y no hay otra manera. Con recomendaciones de quedarse en casa se logra muy poco, porque la mayor parte de la gente no hace caso. Merkel en Alemania ha recomendado no salir de casa o hacerlo para lo esencial. Esperemos que los alemanes sean realmente disciplinados. Algo que sería aplicable a la situación que está sufriendo España que es mucho peor que la del estado alemán con 81 millones de habitantes que es casi el doble que la población de nuestro país.