La triste imagen de España que nos están dando sus partidos políticos nacionales va en la misma línea que la imagen de la UE que nos ofrecen los gobiernos de sus Estados miembros. La falta de unión en Europa ha llevado, entre otros desastres, a la quiebra de Grecia y la falta de unión en España nos va a llevar a la quiebra de Cataluña. Los nacionalismos de las regiones españolas coinciden con los nacionalismos de todos los países de la UE. El monopolio de nuestros partidos políticos nacionales concuerda con el monopolio de los jefes de gobierno de los Estados miembros. El papel nulo que jugamos los ciudadanos en España es el mismo papel nulo que jugamos también en Europa. Si es de vergüenza toda la corrupción que afecta a todos los partidos políticos españoles, también es de vergüenza la violación de los derechos humanos y de los tratados internacionales de que está haciendo gala la UE.
La unión hace la fuerza. Y con tanta desunión, decidme ¿qué fuerza puede tener España en Europa y qué fuerza puede tener Europa en el mundo? El problema es el mismo. Por eso, la solución a todo este desconcierto o desunión es la misma tanto para España, como para Europa
Centrémonos hoy en Europa. Hace ya muchos años que terminó la venta de esclavos, pero la UE ha creado ahora un nuevo mercado de seres humanos: la venta e intercambio de refugiados e inmigrantes con Turquía. “Tú te quedas con los llamados emigrantes económicos y con los refugiados más el dinero que yo te doy –dice Europ- y tú me devuelves los refugiados de Siria”. Turquía vende a los refugiados como si fueran suyos y la UE paga para que los emigrantes no vengan a molestarnos. Pero el precio que Europa está pagando a Turquía por que se quede con los emigrantes está manchado literalmente de sangre, y no sólo por las personas que mueren en el trayecto, sino porque Europa está entregando los refugiados y emigrantes a un país que no se distingue especialmente por su respeto a los derechos humanos, a un país que es también responsable del éxodo masivo de millones de sirios. Europa, la defensora antaño de la libertad y de los derechos humanos, está acusada por la ONU de violar los derechos humanos y de saltarse a la torera no sólo los tratados internacionales, sino sus propios tratados. A todos los Estados miembros de la UE, salvo a Alemania, se los podría denunciar ante el Tribunal de Derechos humanos de Estrasburgo.
El acuerdo que la UE acaba de celebrar con Turquía es antijurídico, antihumano y antidemocrático.
Antijurídico, porque no respeta ni la Declaración Universal de Derechos Humanos, que dice «En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en otros países», ni el Estatuto del Refugiado de la Convención de Ginebra, que impide las deportaciones masivas, ni el Convenio Europeo de Derechos Humanos, que en su protocolo IV dice que “quedan prohibidas las expulsiones colectivas de extranjeros”, ni la Carta de Derechos Fundamentales de la UE en su artículo 19.
Antihumano. A pesar de todas las excusas que queramos buscar, a pesar de que ningún otro país fuera de Europa quiera contribuir a la solución de este problema, a pesar de que los países que han promovido esta guerra deberían correr con las consecuencias, a pesar de que Naciones Unidas y todos los países que constituyen esta organización deberían correr con los gastos de todos los refugiados, lo que está ocurriendo con tantos millones de personas es algo vergonzoso. No es extraño que Médicos sin fronteras califique a este acuerdo de la UE y Turquía “como un claro ejemplo de cinismo».
Antidemocrático. Si decimos que es antijurídico, ya está dicho todo. Pero, además, este acuerdo no sólo se ha firmado a espaldas de los representantes de los ciudadanos europeos, es decir del Parlamento Europeo y de los demás parlamentos nacionales, sino que Europa, a cambio de esta “generosidad de Turquía” de no dejar pasar a emigrantes y refugiados le entrega a Turquía una suma astronómica, 6.000.000.000 euros, y hace la vista gorda frente a todos los atentados a la libertad de prensa que se están dando actualmente en ese país y a los ataques de Turquía a la población kurda.
¿Hay alguna solución? Mientras no tomemos conciencia que el problema no son los refugiados ni la economía, ni los yihadistas y ni siquiera la corrupción, no tendremos solución, y los problemas se irán acumulando uno tras otro. El problema a nivel nacional son los partidos políticos, es decir la partitocracia y, a nivel europeo, el problema son esos mismos partidos en la forma de gobiernos. Ni en España son capaces de lograr la más mínima unión (todos los partidos quieren imponer su propio veto) ni tampoco en Europa, donde todos los gobiernos andan por libre –la Ley de la Jungla-. Mientras los ciudadanos estemos literalmente excluidos de la política por los partidos políticos y no obliguemos a éstos a una mínima unión por el bien de todos y mientras no haya un mínimo de gobiernos que democráticamente tomen la decisión de formar unos Estados Unidos de Europa o una Europa federal, no tendremos solución.
Félix de la Fuente Pascual, Secretario de Acción Política de CILUS – Ciudadanos Libres Unidos