GETAFE

25 años de Fiestas Patronales de Getafe sin encierros

Encierro en coso portátil que se instalaba en la Plaza de las Eras

Aquel año de 1992, bisiesto y mítico en la historia reciente de España, el encargado de dar el pregón de las Fiestas Patronales fue Luis Cobos. La muchedumbre  disfrutaba con las conocidas partituras del compositor a la esperade conseguir por fin escuchar un discurso. A día siguiente, el domingo 7 de junio, tenía lugar el primer encierro con un balance dramático desde primera hora de la mañana, aunque no el peor de los anteriores ocho años. Los jóvenes solían acudir a los encierros después de una larga noche de casetas, bailes y copa…

Fotografía publicada por el Boletín Municipal de la cogida de dos mozos por la res en 1992

A las 8 y cuarto de la mañana se producía la primera cogida grave; un astado volteaba a Leovigildo Laso, de 20 años y le causaba una herida grave en el muslo. El segundo herido grave, Pablo Gálvez, de 18 años, sufrió una fractura de clavicula y conmoción cerebral al caer de espaldas tras ser arrollado por una res, siendo trasladado a la UVI del Hospital Universitario de Getafe. Era, al parecer, su primer herido por culpa de unos encierros que tenían fama por su bravura y desmesura desde mediados del siglo XIX. El balance final contó dos heridos graves y 19 leves, durante una jornada en la que abundaron diversos incidentes como hematomas, roturas de ligamento y heridos de diversa consideración.

Según los cronistas de la época, la nota discordante de la jornada la puso un grupo de jóvenes que no dieron por terminada la fiesta y echaron abajo de forma violenta la puerta de la plaza de toros portátil. «Los acontecimientos se precipitaron cuando un grupo de gente, empleando métodos anormales, intentó abrir los toriles para sacar a las vacas…». Ante la negativa municipal a continuar con la fiesta, los ánimos se encresparon, los mozos se caldearon y la  liaron parda.

Intervención de los anti disturbios en los incidentes de las Fiestas de 1992

Al día siguiente, lunes de fiesta local, volvió el tumulto y el motín a causa de la corta duración del encierro, produciéndose graves altercados y destrozos en la plaza con la intervención de los temidos antidisturbios que repartieron estopa a diestro y siniestro. Total, otros siete heridos más y seis detenidos. Entre los percances, causó hondo pesar, el sufrido por la joven Mónica Vázquez quien tuvo que ser intervenida tras el estallido del globo ocular.

En marzo de 1993, antes de la fiestas, el Ayuntamiento decidió suspender los encierros por culpa de los incidentes del año anterior con la consiguiente bronca de peñas y aficionados.

Andrés Cuenca, presidente de la peña taurina San Isidro, afirmó que «usaremos todas las medidas a nuestro alcance para evitar la suspensión de los encierros». Mientras Javier Ollero, edil de Festejos, escurría el bulto como podía, otro miembro de una peña exclamó: «La vamos a armar; unas fiestas sin encierros no son fiestas». IU, que apoyaba la suspensión, llegó a plantear un referéndum entre los 150.000 habitantes. ¡Visonarios de la participación ciudadana!

Aspecto de la plaza tras los destrozos

Han transcurrido 25 años, y las fiestas, con sus más y sus menos, siguen. Lo único que recuerda a la barbarie es la tradicional caldereta de res que se celebra en el Cerro de los Ángeles. El espíritu festivo ha prevalecido sobre las actitudes incívicas e irresponsables de algunos que, claro está, no representan al pueblo.

 

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NOTA.— Nuestro agradecimiento a  Manuel Fernández  por el material gráfico aportado.

 

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