OPINIÓN

El Laberinto

Los griegos lo dijeron todo…

Eurínome, diosa de Todas las Cosas, surgió desnuda del Caos. Y del viento del norte apareció entre sus manos la gran serpiente Ofión que se enrosco lujuriosa en sus divinos miembros dejándola en cinta. Así preñada tomo la forma la forma de un ave y anido en las olas, hasta que llegado el momento, la gran Diosa Madre puso el Huevo Universal. De él salieron sus hijos; el sol, la luna, la naturaleza toda y así de lo más importante hasta el primer hombre y último mono; Pelasgo.

Pero de la pérfida especie humana ahora en el comienzo, no se va ha tratar. La Madre Tierra, mientras dormía, parió a su hijo Urano y a miles de hijos más; Gigantes de Cien Manos devoradores de bellotas dulces. Cíclopes de un solo ojo constructores de murallas y maestros herreros. Nereidas de río y marinas. Parcas, Hespérides, Titanes, Furias… y aún más miles de hijos más…

Urano engendró a los Titanes en la Madre Tierra y después de arrojar a muchos hermanos a un lugar tenebroso en el mundo subterráneo, al que llaman Tártaro. La Madre Tierra convenció a los Titanes para que atacaran a su padre, y así lo hicieron, encabezados por Crono, el más joven que mientras dormía Urano sujetando sus genitales con la mano izquierda, los arranco para arrojarlos después al mar.

En cuanto Crono se sintió dueño de la situación, comenzó a despachar a todo quisqui que no le bailara el agua, para el Tártaro (una manía familiar, según parece). Tomó a su hermana Rea como esposa, y gobernó sobre todo lo conocido.

La Madre Tierra y moribundo padre Urano profetizaron que uno de sus hijos le destronaría. Por tanto, cada año engullía a los hijos que Rea daba a luz, lo cual le producía a la diosa un rebote considerable.

Rea estaba furiosa. Dio a luz a Zeus en plena noche y se lo entrego a la Madre Tierra y esta lo oculto en una cueva para que lo criaran unas Ninfas del Fresno. Jugueteaba con su hermano adoptivo el chivo Pan (un tipo simpático, muy antiguo y muy enigmático de su grito que aterrorizo a los Titanes viene la palabra “pánico”), y se alimentaban con leche y miel. Cuando alcanzo la edad viril consiguió hacerse pasar por copero de Crono. Le ofreció un bebedizo, y su padre le dio un buen trago, vomitó primera una piedra y luego a todos sus hermanos. Que salieron de una pieza y con buen ver, tan panchos y agradecidos, le pidieron que les condujera en la guerra contra los Titanes, pues Crono (“Padre del Tiempo”) ya no tenía edad ni estomago… Tras diez años de leña obtuvieron la victoria. Zeus quedo como Señor del Universo y junto a sus hermanos se montó el Olimpo de los Dioses en un plan más moderno.

Se repartieron el mundo; Zeus, el dios del Cielo y la Tierra, además de soberano de los Dioses olímpicos, se le consideraba el padre de los dioses y de los humanos por su carácter protector. Como arma tenía el rayo, el trueno y el relámpago que le proporcionaron los Cíclopes.

Hades, Hijo de Cronos y Rea. Hermano de Zeus y Poseidón. En el reparto del mundo le tocó ser el señor de las regiones infernales que se encuentran bajo tierra, lo que acabaría llamándose el Hades. En el Hades residen las almas de los muertos, es muy difícil salir, tal vez por Cerbero, el perro de tres cabezas que designó Hades para la guardia de las puertas del Hades. Representa a la muerte, el fin de los mortales, es por esto por lo que todos lo temen, tanto dioses como humanos. Fue rechazado por todas las mujeres, así que raptó a Perséfone, hija de Deméter, y la tomó como esposa, quedando esta en el Hades. El empeño de Deméter consiguió que Zeus liberara a Perséfone, dejándola volver a la tierra durante seis meses al año, en los cuales florecía la Tierra.

Poseidón, es el dios de los mares y los océanos, así como de los caballos y, como «Agitador de la Tierra», de los terremotos… y así, Apolo, Dionisos, Atenea y el resto de la pandilla Olímpica.

Y podríamos pasearnos por el laberinto mitológico hasta desgastar todas las suelas de nuestras modernas deportivas. Pero he cambiado de planes me centrare en otro “laberinto” y ahora me gustaría pasear por la gran Polis de Atenas… por su Ágora y su Acrópolis, entre los primeros mediterráneos que siglos más tarde, jugaron a la libertad….

Les voy a relatar la apacible existencia de un pelasgo llamado Teseo, hijo de Egeo, rey de Atenas, y de Etra, hija de Piteo, rey de Corinto. El rey Egeo se había casado dos veces pero no podía tener hijos, entonces consultó al Oráculo de Delfos que le dio la siguiente profecía:

-No debes desatar el «odre de vino» antes de regresar a Atenas.

Egeo (se quedo a cuadros) no entendió el augurio del Oráculo por lo que se dirigió a Corinto para que el sabio rey Piteo le explicara la profecía.

Piteo, que entendió al oráculo, quiso que su hija Etra tuviera un hijo con Egeo. Organizó una fiesta en honor de Egeo que se bebió un «odre de vino» y después durmió con la princesa Etra. Al día siguiente cuando Egeo despertó junto a la bella muchacha comprendió la profecía del Oráculo y supo que iba a tener un hijo. Hizo prometer a Etra que si tenía un hijo varón no le dijera quien era su padre hasta que fuera mayor de edad para evitar que lo asesinaran los Palántides que eran sobrinos de Egeo con pretensiones sobre el trono de Atenas porque pensaban que Egeo no podía tener hijos. Después escondió debajo de una gran roca sus sandalias y su espada que tenía una serpiente dorada grabada en la hoja y le dijo a Etra:

– Cuando nuestro hijo sea mayor de edad envíalo a Atenas con las sandalias y la espada que yo sabré reconocerlo.

Teseo fue educado por su madre y por su abuelo y se convirtió en un niño fuerte y hermoso. Cuando cumplió dieciséis años, su madre le contó el secreto de su origen y le dijo:

– Tu padre es Egeo, rey de Atenas, tú eres el auténtico heredero del trono de Atenas. Debes ir a buscar a tu padre, pero durante el viaje mantendrás oculta tu identidad porque si los pretendientes al trono de Atenas supieran que eres hijo de Egeo querrían matarte.

Lo llevó hasta la roca donde Egeo había guardado sus sandalias y su espada. Sin ninguna dificultad Teseo levantó la roca, recogió las sandalias y la espada de su padre y comenzó un largo y accidentado viaje hacia Atenas.

Teseo para probar su valor viajó hacia Atenas por el camino de la costa, el más largo y peligroso. En Epidauro se encontró con su primer enemigo el bandido Perifetes que asesinaba a los caminantes con una maza de bronce. Teseo se la arrebató de las manos y acabó con él de un mazazo. En Quejiriés encontró al gigante Sinis, hijo de Poseidón, que descuartizaba a los viajeros atándoles los brazos a las copas de dos pinos que previamente había doblado y luego soltaba partiendo a sus víctimas en dos. Teseo luchó contra Sinis lo dejó sin sentido e hizo con él lo mismo que él hacía con los demás.

Más tarde tuvo que luchar contra la cerda Fea, una cerda salvaje que tenía unos enormes colmillos, más afilados que una hoz. En Megara para atravesar la sierra de Gerania había que pasar por un estrecho camino que bordeaba un acantilado sobre el mar, abajo en la playa vivía una enorme tortuga que se comía a los seres humanos que capturaba. En ese camino se escondía el bandido Escirón que obligaba a los viajeros a lavarse los pies para dejarlos pasar.

Cuando la gente estaba distraída les daba una patada y los arrojaba por el precipicio hasta el mar, donde los devoraba la temible tortuga. Pero fue Teseo quién arrojó a Escirón al mar. Después bajó por el acantilado, cazó a la tortuga, le arrancó el caparazón y lo usó como escudo. En Eleusis nuestro héroe venció al gigante Cerción, hábil luchador que provocaba a todos los caminantes a enfrentarse con él.

También acabó con Procrustes un malvado posadero que vivía junto al camino y que sólo tenía una cama en su posada. Si el viajero era demasiado largo para la cama le cortaba las piernas si, por el contrario, era demasiado corto lo estiraba hasta que diera el largo de la cama y a los que eran de la misma longitud que la cama los asfixiaba con una manta. Teseo lo venció, lo puso en la cama y como Procrustes era muy alto le cortó las piernas y la cabeza.

De esta manera la fama de Teseo se extendió por todo el reino de Atenas por haber hecho transitable el camino de la costa. El rey Egeo se había casado otra vez con la maga Medea la cual, por sus poderes mágicos, sabía que Teseo era el hijo de Egeo. Como Medea quería que uno de sus hijos fuera el siguiente rey de Atenas decidió envenenar a Teseo. Pero, afortunadamente, Egeo reconoció la espada de Teseo por la serpiente que tenía grabada en la hoja, comprendió que Teseo era su hijo y dio un manotazo a la copa envenenada que en ese momento le ofrecía Medea. El veneno hizo un gran agujero en el suelo y Medea escapó en una nube perfumada de ajedrea.

Teseo fue nombrado príncipe de Atenas y reconocido como legítimo heredero del trono. Al día siguiente los Palántides le atacaron pero Teseo los venció a todos. El joven príncipe pronto demostró su valentía porque tuvo que capturar a un toro que había traído Hércules (Heracles) de la isla de Creta y estaba arrasando los campos de Maratón.

Varios años antes Andrógeno, hijo de Minos, rey de Creta, había participado en los juegos deportivos de Atenas y había sido el ganador de todas las competiciones. Los sobrinos de Egeo, envidiosos, lo acusaron de conspiración para hacerse con el trono de Atenas y lo asesinaron.

El rey Minos protestó ante los dioses del Olimpo los cuales ordenaron a Atenas que cada nueve años entregara a Creta catorce jóvenes, siete muchachos y siete muchachas, para que sirvieran de alimento al Minotauro, un terrible monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro que había nacido de Pásifae, esposa de Minos y un toro que Poseidón había regalado a Minos. El Minotauro estaba encerrado en un laberinto que había construido el arquitecto Dédalo.

Teseo para acabar con el Minotauro decidió ser uno de los siete muchachos que se entregarían al Minotauro. En un barco de velas negras se dirigieron a la isla de Creta. Egeo había ordenado que llevaran también velas blancas y le había dicho a Teseo:

– Si logras derrotar al Minotauro iza las velas blancas en el viaje de regreso, así sabré que has vencido.

Teseo llegó a Creta y fue llevado junto a los otros jóvenes al laberinto. Ariadna, la hija de Minos, se enamoró de Teseo, y para ayudarle le dio un ovillo de hilo para que atara un extremo en la entrada del laberinto y pudiera encontrar la salida. Ariadna le hizo prometer a Teseo que la llevaría a Atenas y se casaría con ella.
Teseo logró matar al Minotauro y salvó a todos sus compañeros. Después se escaparon con Ariadna. Pararon en la isla de Naxos donde Teseo abandonó a Ariadna que se quedó sin hilo y sin amante, pero con Dionisos, dios de los más profundos misterios femeninos y el vino, que tampoco es moco de pavo.

Estaban tan contentos de haberse salvado que olvidaron cambiar las velas negras por las blancas. Egeo estaba esperando en las costas de Grecia y divisó el barco a lo lejos con las velas negras, pensó que su hijo había muerto y se arrojó al mar ahogándose, desde entonces ese mar se denomina Mar Egeo. Teseo fue nombrado rey y gobernó con gran sabiduría hasta el final de sus días.

Entre sus aventuras como rey de Atenas se cuenta que raptó a la amazona Hipólita, quien le dio un hijo, Hipólito. Tomó parte en la caza del jabalí de Calidón y en la búsqueda del vellocino de oro con los Argonautas.

Pirítoo, rey de los lapitas, su gran amigo; convenció a Teseo, cuya esposa Fedra se había ahorcado no hacía mucho tiempo, de que lo acompañara a visitar Esparta y llevarse a Helena, hermana de Cástor y Pólux, los Dioscuros… Se juraron mutuamente permanecer uno al lado del otro en esta peligrosa empresa; echarse a suertes a Helena cuando la hubiesen conquistado y luego encontrar otra hija de Zeus para el perdedor, sin importar los peligros.

Capturaron a Helena mientras estaba ofreciendo un sacrificio en el templo de Ártemis. Se jugaron a los chinos a la señora, y gano nuestro héroe Teseo, como si no… Algunos años después, Pirítoo le recordó su pacto. Fueron juntos a consultar un oráculo de Zeus, a quien habían invocado como testigo de su juramento, y su irónica respuesta fue:

– ¿Por qué no visitas el Tártaro y pides la mano de Perséfone, esposa de Hades, para Pirítoo? Es la más noble de mis hijas…

Con lo cual queda claro, que el gran Zeus es un cachondo y tiene su pelín de mala uva, vamos yo me entiendo… lo peor fue que el buen amigo de Teseo se lo tomo en serio, de forma que ya estamos viendo a nuestro héroe, espada en mano, descendiendo junto a su amigo, los dos con más miedo que vergüenza, a las fétidas profundidades del Tártaro.

Cuando llegaron al palacio del dios Hades. Escuchó con calma su irreverente petición y, fingiendo hospitalidad, les invitó a tomar asiento. Sin darse cuenta se sentaron en la silla que les ofreció, que resulto ser la Silla del Olvido, y enseguida se convirtió en parte de su misma carne, de modo que no podían levantarse sin mutilarse a sí mismos. Retorcidas serpientes siseaban a su alrededor mientras las Furias los azotaban y Cerbero los mordía, todo ello bajo la mirada sombría del sonriente hermano de Zeus.

Así permanecieron estos dos pelasgos, perillanes, en tormento durante cuatro años enteros hasta que Heracles (otro culo inquieto, con una historia que merecería despertar la curiosidad del lector), que llegó por orden de Euristeo a atrapar al perruno Cerbero. Los reconoció cuando extendieron sus manos en silencio suplicando ayuda.

Perséfone recibió a Heracles como un hermano, permitiéndole con benevolencia que liberara a los dos amigos, conocedora de las manías de su familia. Y se los llevara de vuelta al mundo superior, si es que podía…

Yo personalmente, soy de la teoría que fue la enigmática Perséfone, la fecundadora de la tierra, la devoradora de rojizas granadas, la primera en pronunciar esa frase algo chusca y muy castiza de…

– Que se piren de aquí, pero perdiendo el culo.

Así pues Heracles (Hércules para los Romanos) cogió al tembloroso Teseo por ambas manos y lo levantó con la fuerza de un Gigante y una determinación baturra… hasta que, emitiendo un sonido desgarrador, lo arrancó libre del asiento; pero gran parte de la muy noble carne del rey de Atenas quedó pegada a la roca; por eso los descendientes pelasgos de este héroe (como es mi caso, sin ir más lejos) tenemos un trasero escaso pero muy bien puesto…

A continuación, él de la determinación baturra tomó las manos sudorosas del despavorido Pirítoo, pero la tierra tembló aún más que el héroe, amenazadora y desistió… Al fin y al cabo Pirítoo había sido el inspirador de aquella blasfema empresa en territorio Olímpico y a los dioses nunca les interesó que los pelasgos se nos subiéramos a las barbas.

Durante la ausencia de Teseo en el Tártaro (a partir de entonces el mejor culo prieto de Atenas, según comentaban las doncellas por el Ágora), los Dioscuros concentraron un ejército de laconios y arcadios, marcharon contra Atenas y exigieron que les devolviera a Helena… Y aquello terminó en la muy afamada y muy recomendable para abonar la perspectiva fetén, de todos los pelasgos mediterráneos que hoy somos sus directos descendientes.

Pero para satisfacer el ansia de conocimiento, el lector deberá saciar su curiosidad en otros autores más doctos y otras fuentes más refrescantes pues el chorrillo mitológico del autor de este refrito, se asemeja al de sus posaderas bien puestas, mas, ay en demasía escasas. Pido disculpas y les invito a abrir las puertas de nuestras magras bibliotecas. Voyme…

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