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A la escuela de fútbol y baloncesto pronto les seguirá el Balonmano Chad
► Rebeca Sánchez ha sido profesional en el máximo nivel de balonmano, entrenadora y ahora se lanza a por esta aventura altruista con los pequeños más desfavorecidos del centro de África
► Junto con Roberto Álvarez entrenó recientemente, durante unas jornadas, al Club Balonmano Leganés
► ”En Chad los niños recorren kilómetros en busca de agua. Ojalá el balonmano les ayude en sus vidas”
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Rebeca Sánchez en la redacción de Nuevo Crónica
El deporte como vehículo de progreso. Así lo entiende y lo ejecuta Rebeca Sánchez, la protagonista de este reportaje. Con el balonmano como protagonista, esta getafense, que ha estado vinculada por su disciplina a Leganés y actualmente a Fuenlabrada, reconoce querer al Sur de nuestra Comunidad, sin embargo la próxima parada es Chad, en África. Todo por un reto solidario. Allí esperan niñas y niños deseosos de vida. El balonmano será su motor para conseguir sus sueños. ¿Te atreves a apoyarla en su viaje y conocer su historia? Date una vuelta con nosotros.
Me hablaron de Rebeca hace unas semanas. Entonces, ella ocupaba el puesto de segunda entrenadora en el Club Balonmano Leganés, masculino Primera Estatal, junto con Roberto Álvarez, míster del conjunto pepinero. No en vano, transcurridas unas pocas jornadas desde que sustituyeran al anterior cuerpo técnico, el Club decidió prescindir, por razones deportivas, de sus servicios.
Rebeca ha venido a visitarnos a la redacción de Nuevo Crónica. Se sienta conmigo frente a uno de los ordenadores, que le servirá para ir ilustrándome todo lo que me va contando. Su vinculación con el deporte le nace desde bien pequeña. A los seis años comienza practicando diferentes especialidades y será a los nueve cuando se decante por el que hoy ocupa gran parte de sus pensamientos diarios: el balonmano. “Empecé en El Bercial, donde vivía. Pasé después al Tulsa Getafe en categorías inferiores y más tarde en GetaSur, jugando en San Isidro en cadete y juveniles. Me fui luego a Leganés a jugar en juveniles y sénior y de ahí me salió una oferta para Alicante a nivel profesional. A continuación, Barakaldo y Santander, donde tuvimos que aguantar la temporada sin cobrar. Es duro y te buscas algo a media jornada para sobrevivir”, recuerda mientras me corrobora que los puntos más importantes del balonmano en España están repartidos entre Cataluña, Valladolid, Andalucía o Cantabria, donde recientemente han experimentado un boom. No en vano, Rebeca lamenta que “el balonmano ha ido bajando por cuestiones económicas. Muchos jugadores están fuera”. ¿Quién vive de ello?, le pregunto; “ni un 70%, la gran mayoría trabaja. Y tienen que echarle muchas horas, viajes, entrenamientos… Una pena, aunque cuando te gusta un deporte lo priorizas. Al equipo de Burgos sí les dan piso, tienen un sueldo y los que estudian una beca. Pero, no es para toda la vida. Tienes que pensarte un futuro. Y chicas vivir de ello en División de Honor, muy pocas. Yo, en mis diez años de profesional, tuve la suerte de tener un sueldo como un trabajador”. Antes de colgar las botas definitivamente, en sus últimos años de jugadora, Rebeca llevaba equipos de categorías base, especialmente, le gustaba y le gusta trabajar con los pequeños. Ahí comenzó su germen como entrenadora. En 2012 deja el centro de las pistas y regresa a Madrid.
Entrenando al primer equipo del Leganés
En primer lugar, se sacó los estudios de TAFAD, lo que le permitía entrenar a los más pequeños, con lo que seguiría vinculada a las escuelas de balonmano, donde realmente reside su gran pasión. Hace dos años, al haber estado en División de Honor, accede al curso de entrenador.
Así las cosas, llegaría la llamada del Leganés en su máxima categoría. El club buscaba nuevo cuerpo técnico y pedía referencias a la Federación de Madrid, quien les pone en contacto con Roberto, quien a la sazón se convertiría en primer entrenador y Rebeca lo acompañaría como segunda. “Económicamente es un plus, no te creas. Lo cogimos con cuatro puntos y lo dejamos con 10. No es un bagaje tan malo, aunque nos coincidieron lesiones. Son chavales muy jóvenes, el que más tiene 29… De hecho, creo que es la plantilla más novel de Primera Nacional. Lo chicos deben tener implicación para salvarse. Nosotros conseguimos que viniesen casi todos a los entrenamientos”, explica Rebeca, al tiempo que le pregunto sobre seguir entrenando al máximo nivel. Es una situación que, por el momento, no contempla. Ella es feliz en Fuenlabrada y centrándose en el proyecto de la Fundación.
Escuelas infantiles en Fuenlabrada
Era yo muy pequeño, pero le comento a Rebeca cómo se vibraba en aquellos partidos de la selección y recordamos las paradas de Joseja Hombrados, hoy presidente de la Federación Madrileña. “Claro, es un deporte de emoción, enérgico, muy rápido y muy atractivo de ver. Se dan golpes, pero pasa como en el rugby, casi siempre hay tercer tiempo”. Ante esto que me cuenta, tengo que preguntarle por la afición actual hacia al balonmano; “hay, aunque también depende de los lugares. En niños es muy complicado. Por eso, nosotros en Fuenlabrada vamos a muchos colegios e institutos. Hay que darles una clase y animarles después. El fútbol sigue llamando mucho”.
Hoy, este municipio de la zona sur, Fuenlabrada, requiere varias horas del tiempo de Rebeca. Lleva tres años, con las escuelas de la Federación madrileña, en el IES Dionisio Aguado, donde tienen un proyecto de colaboración con un país que lo necesita. Roberto, por su parte, en el IES La Serna. “Con La Serna hemos conseguido vincular nuestro proyecto de Fundación. Ellos siempre realizan una carrera solidaria anual y en esta ocasión ha sido por nuestra causa. Cada niño donaba lo que podía y sacamos camisetas a cinco euros. El diseño lo realizó un menor. La mayoría de los chavales se han inculcado mucho. Y, por ejemplo, hace dos semanas, organizamos unas olimpiadas deportivas con equipos de balonmano, fútbol, tenis de mesa, vóley, pin pon… Alrededor de los 900 niños jugando toda la mañana. A los ganadores se les daba medalla, donadas por la Comunidad de Madrid, se les invitó a un picoteo y se recaudaron bastantes fondos”.
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Proyecto de pozo de agua
Viaje a Chad
¿Y por qué esta vinculación y a dónde lo recaudado? Deporte y solidaridad se conjugan en el día a día de Rebeca desde que un nuevo proyecto viniese a ella. Posiblemente el más especial. El pasado septiembre, asiste junto con Roberto a una cena de la Fundación Ramón Grosso, cuyo padre fue jugador del Madrid, fallecido de cáncer en 2002. El objeto de esta causa es llevar el deporte a niños con pocos recursos, que por medio de éste estudien y ayudarlos en su vida. Ramón hijo, en un principio, puso sus miras en Tanzania, lugar más turístico, pero descubrió Chad, en el centro del continente africano, donde no hay nada. Aquella cena contó con un vídeo ilustrativo de esas realidades. Medio en broma, medio en serio, Rebeca comentó que veía a esos chavales listos para el balonmano. El Real Madrid les ha acercado el fútbol y baloncesto y la Fundación Ramón Grosso la gimnasia artística, y también quieren incorporar el judo. Al terminar el evento intercambiaron algunas impresiones con Ramón. A los dos días, éste llamó a Rebeca y le transmitió su confianza para crear una escuela de balonmano en Chad. Le otorgó esa responsabilidad. Eso sí, hay un requisito innegociable, tienen que sacar buenas notas para acceder a un deporte.
“Roberto y yo diseñamos un proyecto, que está dentro de la Fundación. Básicamente crear la escuela con nuestro deporte y llegar un día a competir. En gimnasia artística el proyecto que tienen es que en el 2020 o 2024 consigan una oportunidad para unos JJOO, que siempre dan para que un país del tercer mundo pueda participar”, explica Rebeca. No han parado de trabajar en ello desde que se lo propusieron. Tienen contactos con el COE y han buscado entrenadores, jugadores y otras personas que apoyen la causa. Con ello, empezaron a elaborar vídeos en busca de ayudas y dinero y han recolectado material deportivo para llevar. Y es que el próximo 1 de junio Roberto viajará para allá con la finalidad de ubicarse y conocer a los niños, será el primer contacto. “Hemos cerrado un convenio con la federación de aquí. A ver si para octubre o noviembre traemos a dos o tres chavales, sobre los 17-18 años, para darles un curso de entrenador de balonmano. Pretendemos que el resto del año puedan ser monitores de este deporte allí. Nosotros iríamos dos veces al año, como hace también Ramón”, reseña Rebeca mientras nos contextualiza algo más sobre el terreno, “comunicarse con ellos es un poco difícil. Tienen un ordenador y en el pueblo. Por mediación del Padre Camile, responsable en el colegio, guardamos contacto. Nos gustaría que los chavales que estén de entrenadores percibiesen algo de salario, un incentivo para su motivación. Ramón nos cuenta que la gente que trabaja allí cobra muy poco. Los niños recorren kilómetros con sus hermanos pequeños en busca de agua con garrafas, ahí se le inicia la idea a Ramón. Cuando tienen cinco años ya son independientes para buscar agua. Una de las soluciones fue crear un pozo. Es que es más fácil y barato beber cerveza que agua. El colegio comenzó con 80 críos y ahora hay 1300. Tenemos lista de espera. Se ha revitalizado totalmente, allí está la escuela de deporte. El pueblo, Toukra, crece en habitantes, ahora en torno a los 10.000. La gente se quiere venir a vivir por la zona”.
Pinta bien la cosa, desde luego. No obstante, no descuidarán la labor de seguir sumando esfuerzos para ver la realidad que allí quieren con Balonmano Chad. Por eso, hace un par de meses, organizaron una fiesta de la cerveza en Getafe y tienen otra pendiente para abril en idéntico municipio. A la anterior, entre otros, vino Iván Pérez, ex futbolista y getafense. Por lo pronto, también han conseguido que una marca de estas bebidas fermentadas les patrocine.
Por último, Rebeca no olvida que el equipo de Leganés, para este bonito proyecto, les donó material de deporte antiguo, es decir, también desde tierras pepineras se ha puesto un granito para Chad.
Una causa noble y que bien merece los mejores augurios. Ojalá que muy pronto estos chicos y chicas disfruten del balonmano que les lleve allí esta getafense y, sobre todo, de la vida. Se lo merecen.
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