El lunes 28 de diciembre, cuando la atardecida nos regala unas tímidas gotas abriéndose paso entre la temida contaminación atmosférica, recibí un WhatsApp donde se me aseguraba que lo que estaba ocurriendo entre los socialistas españoles era una inocentada más, a la que se presta esta fecha cruel que rememora la matanza de Belén.
Al día siguiente pude contemplar que todo era real como la vida misma y que el WhatsApp expresaba solamente el deseo político del remitente. Lejos del carácter jocoso y burlesco con que la tradición popular ha llenado esta fecha señalada, los socialistas nos devolvieron a los episodios trágicos donde el rey Herodes ordenó el asesinato de todos los menores de dos años, naturales de aquella ciudad. Menos mal que, en esta ocasión, el mandato quedó relegado a su entorno cercano.
Nunca dejará de sorprendernos la hoja de ruta de los socialistas españoles, tampoco a decir verdad la de los alemanes, por poner un ejemplo exculpatorio. Cuando todos los ciudadanos y ciudadanas han elegido deambular por el camino ancho de las posibilidades democráticas, eliminando las mayorías absolutas, algo que venían reivindicando los propios socialistas, estos se adentran por estrechas y retorcidas veredas, inseguras y llenas de peligros, convirtiendo el Día de los inocentes en la Fiesta de los locos, aquella que prefirió honrar al burro antes que a Cristo, o, lo que es peor, en el anglosajón Día de los tontos, a tenor de tanta osadía.
Con los partidos políticos lanzados en la búsqueda de una buena posición de salida en lo que será una larga campaña electoral, el temor ciudadano deambula sobre la posibilidad de convocatoria de nuevas elecciones, que ya parecen asumidas por muchos ante las pocas posibilidades de que los grupos mayoritarios formen gobierno.
Los socialistas, mientras tanto, ante una aritmética de pactos que le sonríe, esconden la cabeza bajo tierra y se enzarzan en una pelea interna propia de los manteros de otras épocas, ante la mirada estupefacta de sus votantes que analizan, con ironía española, las tremendas contradicciones expuestas en la mesa cuadrada de los caballeros y damas de la rosa que se resumen en el archiconocido dicho de: “haz lo que yo te digo pero no lo que yo hago”.
Ahora que los analistas políticos, aquellos que de verdad intentan poner las cosas en su sitio, aclaran que los partidos políticos españoles son de los más cumplidores de Europa en el desarrollo de sus propuestas electorales. En un momento en que alertan sobre la necesidad de no caer en el romanticismo y continuar por la senda marcada por la Ilustración. En un presente en que lanzan ideas sobre la necesidad de incluir en los programas electorales los temas ausentes y se insta al avance democrático, a la segunda transición, a la reforma de la constitución, a la restauración de los derechos humanos, sociales y laborales…
Justo en este momento que digo, se reúnen los líderes socialistas en un intenso debate únicamente para poner en marcha la cualidad sobrenatural de hacer desaparecer unas personas para poner en su lugar otras de las mismas o parecidas características, he aquí el gran número guardado con celo en el baúl de la magia de los socialistas. Se valen para ello de actos, palabras y seres imaginables con resultados, a corto y medio plazo, posiblemente contrarios o no a las leyes naturales, pero que en cualquier caso abocan a una incertidumbre electoral cuyo resultado nadie asegura pueda tender a mejorar. Dejan de lado los temas que realmente inquietan al ciudadano, los que han estado ausentes en las promesas electorales a pesar de ser asuntos de gran preocupación popular y, en muchos casos, reivindicaciones que afectan a unos jóvenes que se ha decantado por otras opciones políticas de izquierdas al sentirse abandonados a su suerte.
Dicen que cuando algo esta mal puede empeorar. En fin, siendo claro, que estando al borde del abismo, todo indica que han dado un paso al frente. Pero ya nos han avisado que no debemos preocuparnos excesivamente, pues pronto se volverán a reunir, con un mínimo retraso. Esta vez será para hablar de un futuro congreso federal que sentará las fechas de elección del secretario general y del candidato a las próximas elecciones generales.
No querías caldo, pues toma dos tazas. ¡Qué esperen los desahuciados, los parias de la tierra!