Como es típico cuando un año comienza a agonizar tanto el balance de los 12 meses pasados como los sueños e ilusiones de los que vienen sobrevuelan por nuestras cabezas. Es hacer valoración de lo logrado mientras volvemos a permitirnos soñar con lo que viene.
No ha sido sencillo este 2015. Sin duda alguna, una de las principales metas que se perseguía, combatir la falta de empleo, aún le queda mucho camino por recorrer. Mientras algunos hablan de recuperación, lo cierto es que hemos visto como en nuestro país tenían lugar las Marchas por la Dignidad. Pregonaban un lema muy simple y la vez vital: reivindicaban techo, pan y trabajo. El paro y su alta tasa es una de las grandes lacras que deja este año. Confiemos en que esta situación dé un giro de 360º en el que viene.
Hemos comprobado como los derechos de todos se han visto recortados. Entre otras cosas, merced a la Ley Mordaza. Así la llama ya hasta el propio Rajoy, quien ha interiorizado su verdadero nombre y se olvidó del primero.
Un año, el 2015, donde las batallas y luchas sociales han tenido lugar en las calles. En su mayoría no han sido escuchadas. Me refiero a los trabajadores de CocaCola en Lucha quienes siguen dando lecciones de dignidad pelando por sus derechos. No son menos los enfermos de Hepatitis C. Ellos también nos han dejado buena muestra de protesta por causas justas. Existe la medicación y el Gobierno no los atendía.
La corrupción ha sido, desafortunadamente, también protagonista. Hasta el punto de que el candidato, de las elecciones generales, más votado fue quien envío sus ánimos a Bárcenas. Pero, la voluntad democrática de un pueblo, sin duda alguna, se ha de respetar.
En cuanto a las elecciones, después del empacho en estos 12 meses que hemos tenido de ellas, quizás en la próxima primavera volvamos a acudir a los colegios para votar y ver si hay o no cambio. Ésa ha sido una de las palabras protagonistas este año, cambio. Lo cierto es que el paradigma político ha cambiado. Ahora veremos cómo funciona.
Sólo son unas pinceladas, grosso modo, de los últimos 365 días. No en vano, la evaluación más importante es la personal. Como escribía al inicio, de la última columna del año, es típico hacerlo en estas fechas pero las ganas de soñar, las ilusiones y propósitos no deben, solamente, estar presente en los inicios de enero. Deben acompañarnos siempre.
A fin de cuentas, es uno mismo quien debe velar por el cumplimento de sus sueños, por escalar montañas y coronar cumbres. De eso se trata. Laten ya los últimos compases de este 2015. En el horizonte más cercano, la ilusión del futuro. Por ello brindamos, feliz 2016 queridos lector@s.