El Ayuntamiento aportará 417.450 euros para la celebración del Festival Cultura Inquieta hasta 2019, a razón de 139.150 euros por cada edición, incluida la que se está celebrando. El Festival está organizado por Cultura Inquieta SL, empresa homónima con un legítimo ánimo de lucro; pero que no debería acrecentarse a costa de los contribuyentes. Mientras tanto, las fiestas locales y las fiestas de barrio languidecen con una pésima programación y con la escasez de medios para su celebración como ha denunciado la Asociación de Vecinos Aires Nuevos.
La subvención, o regalazo, se ha aprobado en la Junta de Gobierno Local por un procedimiento negociado sin publicidad; es decir, a dedo y por que me da la gana. Un dispendio que se une a otros gastos en ocio para beneficiar a empresas privadas, mientras asociaciones culturales y deportivas se encuentran en situaciones desesperadas para mantener la actividad. Por no hablar del paro o de la necesidad de formación para el empleo. Mientras el programa musical de las Fiestas de Getafe era calificado de forma negativa por la mayoría de los vecinos, se incentiva un festival privado que, por otro lado, sigue sin aparecer en ningún ránking de festivales españoles de calidad. Ni en los treinta mejores.
Para justificar la tropelía económica, el Ayuntamiento solicita una única oferta a la empresa que «tiene la exclusiva de la producción y organización del evento por poseer la patente de la marca». Vaya cara… Un festival de música en el verano de Getafe se puede llamar de cualquier manera sin que importe si la cultura esté quieta o inquieta, ni la marca que la sustenta; y estar organizado por los técnicos de cultura. Eso, si el Ayuntamiento quisiera ahorrar esa cantidad de dinero en lugar de regalarlo a sus amigos; al fin, los espectadores tienen que abonar el precio de las entradas que oscila entre los 20 y los 30 euros.
El año pasado, como ocurrirá en esta edición, el Gobierno municipal se saltó la ordenanza al regalar a la empresa organizadora el coste de la cobertura de los servicios extraordinarios prestados quede cubierto mediante el abono de la correspondiente Tasa por Prestación de Servicios Especiales de la Policía, «tal y como recoge la Ordenanza 3.9». El sindicato independiente CSIT criticaba además la posible merma de las unidades destinadas a la vigilancia y al control de la seguridad ciudadana en beneficio de servicios prestados para la ordenación de público o la fluidez del tráfico de vehículos o la vigilancia especial que conlleva un evento privado como el de cultura Inquieta.
Además de la magra subvención en dinero contante y sonante o los servicios que presta la Policía Local, hay que contabilizar la renuncia a la mitad de la recaudación por la venta de entradas (como el año pasado), la publicidad, las casetas de venta en puntos estratégicos del municipioi, el alto coste de la limpieza con el evidente descuido de otras zonas, la colocación de vallas, los servicios sanitarios, así como la instalación y consumo eléctrico, entre otros. Total un pico; no para el Ayuntamiento: para todos los vecinos. Quieran o no música.
En la mencionada Ordenanza municipal de tasas por prestación de servicios se especifican las cantidades que debe abonar la empresa contratante según el rango por cada agente de la policía que efectúe el servicio y el tiempo del mismo. Las tarifas de la cuota tributaria se calculan por cada media hora de trabajo: un policía tiene un coste de 26 euros, mientras que un suboficial cuesta 34 euros. La decisión de ‘regarlar estos servicios contraviene gravemente la ordenanza en beneficio una mercantil privada.
A pesar de la denuncia del año pasado, el Gobierno municipal sigue insistiendo en regalar dinero contante y sonante y servicios esenciales para los ciudadanos. Los cacos lo tienen fácil en la Alhóndiga, en Juan de la Cierva o en el Sector 3.
