El Ballet Clásico y Contemporáneo de Madrid, bajo la dirección y coreografía de Luis Ruffo y la dramaturgia de Carlos Pardo y Paula García, presenta el 2 de mayo en el teatro Federico García Lorca de Getafe ‘Nijinsky, el bailarín loco del zar’ (19:00 horas). Junto al actor Carlos Manuel Díaz, seis bailarinas y cuatro bailarines recrean una visión teatral psicológica de Vaslav Nijinsky (1890-1950) en el final de su vida, recluido en un sanatorio mental.
♦ Bailarín de ballet y coreógrafo ruso de origen polaco, Vaslav Nijinsky, con una conciencia y una personalidad extraordinarias, es uno de los grandes promotores de la cultura contemporánea, a la vez que considerado como uno de los vanguardistas de la danza, «un icono», célebre por su virtuosismo y por la profundidad e intensidad de sus caracterizaciones. Tuvo que compaginar su arte y su talento con una existencia marcada por unas relaciones tormentosas, principalmente con su esposa, Romola Polski, y con el que fuera su gran mentor, Serguéi Diáguilev (tal vez el hombre más importante de la vida de Nijinsky), miembro de la élite de San Petersburgo, que promovía el arte visual y musical de Rusia en el extranjero, particularmente en París, y que fuera creador de ‘Les Ballets Russes’, y que alteró extraordinariamente la Danza en Europa occidental.
Radicado en Europa y América, el matrimonio de Nijinsky con Romola fue una de las causas que provocó que Diáguilev le despidiera de la compañía, cuando hace la ‘Consagración de la primavera’, influyendo tal vez esta circunstancia en la evolución de su obra. Nijinsky creó movimientos revolucionarios en sus espectáculos, alejándose de los movimientos fluidos tradicionales del ballet.
De una personalidad muy voluble y con una salud mental que con el paso de los años fue deteriorándose, la genialidad del bailarín quedó reflejada en sus ‘Diarios’ (publicados en 1936). Sobre estas reflexiones se inspira el argumento de la obra que se presenta el 2 de mayo en el teatro García Lorca el Ballet Clásico y Contemporáneo de Madrid —bajo la dirección y coreografía de Luis Ruffo, y la dramaturgia de Carlos Pardo y Paula García— en el que el actor Carlos Manuel Díaz, seis bailarinas y cuatro bailarines hacen una retrospectiva de la vida de este gran coreógrafo y bailarín a través de su diálogo personal, cuando ya está recluído en el hospital.
El espectáculo se sustenta, así, sobre cinco grandes pilares: ‘Consagración de la primavera’, ‘El espectro de la rosa’, ‘Pájaro de fuego’, ‘La siesta de un fauno’ y ‘Petrushka’. Se trata, pues, de un montaje en el que queda perfectamente reflejado el arte de una de las grandes leyendas de la danza del siglo XX, que buscó de forma desesperada al final de sus días una razón para seguir existiendo.
Luis Ruffo y el Ballet Clásico y Contemporáneo de Madrid
Luis Ruffo, al frente del Ballet Clásico y Contemporáneo de Madrid, es el responsable de esta gran escenificación mediante la danza que se puede disfrutar en Getafe el 2 de mayo, un gran espectáculo reivindicativo de una de las artes escénicas por excelencia, que se recrea en la vida y la obra de una de las figuras internacionales necesarias para comprender y disfrutar del ballet contemporáneo, Vaslav Nijinsky.
De una larga trayectoria en el mundo del ballet, Luis Ruffo comenzó su carrera en 1962. Este coreógrafo y bailarín, que se manifiesta como un hombre “completamente independiente y libre”, es uno de los grandes impulsores de esta disciplina del arte en nuestro país. Con París como base de su formación, es poseedor de un extenso currículum: a lo largo de su carrera “me he movido mucho, nunca me ha gustado estancarme en un ambiente determinado, he recorrido muchas compañías y muchas gentes’. París, Estocolmo, Nueva York, Toronto, Caracas, Bogotá…, entre otras muchas grandes ciudades del mundo, han podido disfrutar de sus montajes. También son de destacar los espectáculos que ha dirigido en Rusia, país este considerado como una de las grandes potencias del ballet.
Con sede en Getafe, desde 1974 es director del Ballet Clásico y Contemporáneo de Madrid, siendo el gran impulsor del ballet en esta ciudad del sur madrileño, donde durante seis años dirigió la Escuela Municipal de Ballet.
El movimiento como un todo del arte
Mentalidad, creatividad, belleza, armonía, fragilidad, dedicación, estudio del movimiento del cuerpo como un todo: ese es el ballet. “La danza es un arte que se hace y se deshace”, dice Luis Ruffo desde el entusiasmo que le incita su vocación. “Un bailarín es un estudio sobre la expresión de un cuerpo”, argumenta: motivado por la pasión, «es arte en esencia pura. “Es una sobrecarga de energía especial, fuera de lo normal. Para el bailarín la danza es una necesidad, es un placer”.
“La danza —manifiesta refiriéndose a la evolución del bailarín a lo largo de su trayectoria profesional sobre los escenarios— tiene una maldición, que es que cuando la entiendes ya no la puedes hacer”, como una paradoja inevitable que surge con el paso del tiempo, si bien ahí están las grandes figuras de la historia del ballet para contrarrestarlo con su inmortalidad y genialidad.
Desde la perspectiva del público, la danza goza de muy buena salud: “tiene un público que responde muy bien; incluso a veces la danza se siente reprimida, porque el público de danza es muy potente, muy apasionado”. Al espectador de danza le gusta verdaderamente el ballet, va a los teatros para disfrutar de ese arte en movimiento, y eso los bailarines lo ven desde el escenario y les exige dar lo máximo de sí. “Mi concepto de danza es que el bailarín sale a hacer algo que es tan grande que el público no puede hacer”, argumenta el veterano coreógrafo. Y se entiende su reflexión cuando se valora el ballet como el privilegio de aquellos que están tocados con el don del talento y pueden escenificarlo.
Falta de estructuras
Y ya fuera de los escenarios, y adentrándose en un terreno más espinoso y prosaico, en su intento por mantener su espacio en los ámbitos de la Cultura, donde hay que debatirse con la burocracia, organismos e instituciones culturales, Luis Ruffo se muestra crítico y preocupado sobre la situación que atraviesa el ballet en nuestro país, al igual que tantos otros vinculados a otras disciplinas artísticas que también optan por difundir su obra desde un posicionamiento independiente y libre, debiendo ‘ingeniárselas’ para sobrevivir: en lo respecta a la danza, «está priosionera de los grupos oficiales, que impiden que se desarrolle sanamente”, dice. Desde su punto de vista, da la sensación de que las grandes instituciones, como el ministerio de la Cultura o la Comunidad de Madrid, cuando hacen algo es en ‘contra’ de las otras cosas que se hacen: “a ti no te ayudan ni te dan subvenciones, pero siempre te comparan con todo lo subvencionado”.
“La situación en España con respecto a la danza se repite como en otros sectores de la sociedad: hay que enfrentarse a los ‘lobbies’. Para una persona que no tenga un grupo de presión, como yo —manifiesta Ruffo—, que soy independiente, es complicado. Te tienes que enfrentar a lo subvencionado sin subvención”. Evidentemente, las trabas y dificultades son totalmente diferentes a la hora de poder hacer un montaje con 50 bailarines con subvención que sin ella…
En España no hay estructuras suficientes que permitan que el ballet pueda desarrollarse en la plenitud que exige una disciplina del Arte tan importante en la cultura: “no somos un país hecho como Francia o Alemania —dice— donde en todas las capitales, en todas las grandes ciudades, hay compañías a las que se apoya y cuida”. El gran sueño de Luis Ruffo “es conseguir que en cada ciudad de España con un número ‘equis’ de habitantes haya una orquesta, un coro y un ballet como en Europa o en América.
“Aquí los teatros nacionales se han secuestrado. Se restauran los teatros nacionales pero no se han dotado de vida”. Debido a la situación que atraviesa la Cultura, en el mundo de la danza se cierran más puertas que se abren. Es complicado…, y hay mucha gente que lleva muchos años en esos teatros, ‘apoltronados’, ocupando espacios que impiden que otros grupos y compañías dispongan de las infraestructuras adecuadas para poder llevar a cabo su labor, teniendo que ‘luchar’ con sus propios medios para abrirse un hueco. Tal vez por ello, muchos bailarines optan por irse de España, ante las mejores perspectivas que hay en Europa: allí hay estructuras culturales que les posibilitan poder ejercer su trabajo mucho mejor, “que es lo que debería haber en España”.
Todo un reto. Pero la tenacidad motivada por la vocación hacen que bailarines y coreógrafos sigan ofreciendo a ese público fiel, exigente y apasionado por la danza, espectáculos como el que la compañía de Luis Ruffo presenta el 2 de mayo en el teatro Federico García Lorca de Getafe, ‘Nijinsky, el bailarín loco del zar’.
Ficha Técnica
• Compañía: Ballet Clásico y Contemporáneo de Madrid.
• Dirección y Coreografía: Luis Ruffo.
• Dramaturgia: Carlos Pardo y Paula García.
• Actor: Carlos Manuel Díaz.
• Bailarinas: Yolanda López, Eva Fernández, Ana López, Claudia Rodríguez, Cora Solís, Esmeralda Pérez.
• Bailarines: Rodrigo Barras, David Castellón (Nijinsky), Manuel Barajas, Fernando Castro y Luis Ruffo.