Pasadas las elecciones generales, con sus propuestas y sus polémicas, los vecinos de Leganes nos enfrentamos a otro proceso electoral, apenas un mes después de saturarnos de mensajes ‘nacionales’, remarcando las diferencias ideológicas, de la aplicación o no del 155, de los indultos a los políticos secesionistas o del déficit público. Ahora toca hablar en clave local. Los partidos políticos leganenses, al margen de las siglas y su dependencia nacional, se enfrentan a unos comicios teniendo que explicar a los vecinos —además de su proyecto de ciudad— el trabajo que han realizado en los últimos cuatro años en el Ayuntamiento; unos en el gobierno local y otros en la oposición.
No vamos a extendernos sobre el suspenso con el que los vecinos han calificado la gestión del gobierno socialista de Santiago Llorente. Ha sido, en resumen, un despropósito de legislatura, cuatro años perdidos para la ciudad, sus vecinos y equipamientos. De hecho son múltiples las asociaciones vecinales y entidades que han reclamado a Llorente, sin éxito, un cambio de rumbo y el cumplimiento de las expectativas de los barrios: Biblioteca central, Centros Culturales, de Salud, piscina Solagua, Instalaciones Deportivas, reparación de los Colegios Públicos, de los Polideportivos, Guarderías, Escuela de Música, etcétera.
Todo lo que proponga Llorente para el futuro, su insistencia en «seguir trabajando», cuando quería decir «seguir cobrando del erario público sin dar ni palo», resulta increíble, vano. Es, revisando los últimos cuatro años, una sugerencia indecente, una burda mentira más de un político incapaz de gobernar una ciudad como Leganés. Hay que considerar, solo como una humillación más su intento de confundir [engañar miserablemente] a los vecinos al asegurar que el Ayuntamiento, con él al frente, tiene un superávit de ocho millones de euros. ¿No será incapacidad, tal vez, de gastar el presupuesto público en las necesidades de los vecinos? ¿No ha sido premiado el Ayuntamiento de Leganés con el ‘corazón de piedra por su falta de inversiones en servicios sociales? ¿Sabe, usted amigo y vecino, que poner pedales a los contenedores en toda la ciudad solo supondría 45 o 50.000 euros? ¿Imagina cuántos ascensores se podrían subvencionar en edificios no accesibles con esos ocho millones de euros, con un coste mínimo para los vecinos? Pues cuando acuda esta noche a tirar la basura, y mañana o pasado, baje tres o cuatro pisos y encima se tenga que manchar las manos, piense en la papeleta que depositará en las urnas el domingo. No piense en las siglas. El PSOE de LLorente es, en su política municipal, más sectario e insolidario que cualquier otro partido.
La oposición, fragmentada desde el inicio de la legislatura, ha contado con tres partidos igualados en concejales [6] y casi en votos [ULEG, Leganemos y PP] y Ciudadanos que obtuvo dos ediles, uno más que IUCM. Salvo ULEG, el resto de partidos de la oposición han tenido sus escisiones y peleas. A las primeras de cambio, Ciudadanos se rompió a la mitad dejando al grupo naranja con un solo concejal, sin un mínimo de trabajo político de relevancia en favor de los vecinos; Ciudadanos es una opción inútil, sin propuestas ni base social; de hecho, entre los primeros puestos de su candidatura ha incluido a personas que no son vecinos de Leganés.
Por su parte, Leganemos, sufría primero la dimisión de dos ediles que se iban decepcionados a su casa y, posteriormente, se fragmentaba con la marcha de cuatro concejalas al grupo de no adscritos; la candidatura original de ‘unidad popular’ se quedaba con un tercio de sus efectivos: el nuevo portavoz, Fran Muñoz, y su compañera sentimental [Eva Martínez Borrega]; o viceversa, para no pecar de micromachismo.
El PP también se ha desangrado internamente; a punto de traspasar el meridiano de la legislatura, en 2017, se presentaba la exconcejal popular Beatriz Tejero como coordinadora de Vox Leganés declarando que «lo único que quedaba del PP de Leganés eran seis concejales y un pacto por su sueldo». Tejero es ahora la candidata de Vox, ‘un partido de derechas’ como lo definió ella misma. Mientras Recuenco ha pasado plácidamente la legislatura en la ‘cama’ de Llorente, Tejero se postula para liderar a la derecha pepinera.
Situado en la moderación ideológica y política —entre la socialdemocracia y el liberalismo—, centrado sobre todo en su vocación y su amor por Leganés, el partido independiente ULEG es el único grupo municipal que ha ejercido la oposición, que ha denunciado las tropelías de Santiago Llorente y que, además, ha realizado centenares de propuestas para mejorar la ciudad; el resto de partidos han estado desaparecidos o en sus cuitas. El currículum de ULEG, su trabajo político y su atención a las necesidades y prioridades de los vecinos es, a la vista de las urnas, su principal activo. Y para el futuro, un valor sólido, propuestas en los barrios y para el conjunto de la ciudad. Hay que reseñar, entre otras acciones, su campaña ‘Proyecto de Leganés’ en la que se ha volcado en apoyo de vecinos, entidades culturales y sociales con pequeñas aportaciones económicas pero de gran valor por el mero hecho del apoyo político y del incentivo que suponen. Pensemos que gran parte de las marrullerías del ‘ejército de lisiados’ del alcalde —por las que está imputado alguno de los candidatos socialistas—, con el partido vecinal y con sus concejales, dan idea del rival político que ha sido Carlos Delgado frente a la figura disminuida de Santiago Llorente.