Jessy, vecina de Leganés, ha encabezado la petición de firmas para el cese de la violencia en La Cubierta
► La Cubierta, foco de violencia en Leganés: “no queremos que la ciudad sea conocida por esto, sino por su gente pacífica”
► “No queremos más navajazos, tiros ni muertes”
► El dueño de un garito de la plaza: “normal las peleas porque hay mujeres y alcohol”
No más violencia en La Cubierta de Leganés. Tras muchos años de aguantar incidentes, peleas, algunas, incluso, dando lugar a víctimas mortales, y de ambientes no deseables que se trasladan al entorno, los vecinos y vecinas han dicho basta. Este movimiento comenzó con la iniciativa de recogida de firmas de Jessy, una vecina que vive en las proximidades de La Cubierta. Tanto en papel como por la plataforma digital change.org, se pide el cese de la violencia que congrega esta plaza de toros, que con los años se ha convertido en foco de delincuencia, oscurantismo y malas prácticas. Sin embargo, una de las preguntas que nos hemos hecho los vecinos durante este tiempo, durante estos años, es evidente: ¿por qué no se ha puesto solución a tal tesitura? Es que, además, parece que La Cubierta gozase de una suerte de omertá. Ya les avanzo que todavía no tenemos respuesta. No en vano, algunas voces consultadas por este medio y que prefieren permanecer en el anonimato indican que “la población no sabe realmente los intereses que ondean sobre todo esto”. De todas formas, en esta línea también apunta Jessy. En declaraciones a nuestro medio, confirma que son muchos ciudadanos los que así piensan, más allá de que a ella le han comentado igualmente esta idea. Obviamente de ser así, estaríamos-estamos- ante una situación preocupante.
Lo que se cuece y se vive a La Cubierta afecta no sólo a los más jóvenes, sino también a la gente mayor. “Pues como mi abuela. Llega el viernes y se encierran todo el fin de semana hasta el domingo por miedo”, comienza explicándonos Jessy, mientras añade que “ahora son peleas y un tiempo atrás era el robo. A mi abuela le han robado. Lo puedes tomar como que te ha tocado a ti, pero hablas con los abuelillos y al que no le han quitado la cartera le han hecho otra cosa”.
Jessy me comenta que desde su ventana ve peleas, hombres pegando a mujeres, hombres pegando a hombres y mujeres pegando a mujeres. “Siempre ha sido un foco de violencia, pero ya ni se corta. Ahora han hecho los amaneceres, que son los afters y ves que ponen desayuno típico colombiano”, comenta.
Lógicamente, tenemos que hablar de la Seguridad Ciudadana, dirigida por un cargo irregular, según la Justicia, Óscar Oliveira. “Decía él que los acompañaban la policía al metro, pero es mentira”. Surge una pregunta, ¿si los acompañan, como dice, es que hay constancia de que es gente peligrosa? “Claro, claro. Es que antes las bandas que se querían matar lo hacían en otros puntos como el polígono Urtinsa, en Alcorcón. Allí cerraron y el sitio de quedada de esta gente se ha convertido en La Cubierta”, nos explica. Ella, como hacemos todos, ha salido de fiesta, pero reconoce que ni se le ocurriría ir con un machete, situación que actualmente tiene lugar. “Estás dormida y, de repente, oyes te voy a matar, te voy a matar y, efectivamente, te mato. Yo tengo una niña pequeña y llorando me pregunta: ¿mamá, qué pasa? Lo digo así de claro, los vecinos estamos acojonados”. Jessy ha podido grabar, por ejemplo, cómo dos mujeres se peleaban y se pegaban patadas. Como ella misma dice es que hay casos de personas que literalmente fueron vistos por última con vida en La Cubierta antes de encontrar su cuerpo. Nos refiere al joven Bruno Sánchez.
Dinero, armas, drogas
Volvemos a lo de la omertá y quiere que me dé su visión, “es un mundo muy misterioso. Nadie quiere hablar de lo que ahí hay metido. Todos se hacen los ciegos, los sordos… Bueno, ahora es cuando están empezando a hablar. A mí, me han dicho que no nos hacemos una idea de lo que se cuece. Te hablo de temas como dinero, armas, drogas… Y, ojo, no quiero politizar el asunto. Les he dicho a todos los grupos que dejemos la política a un lado y que resolvamos esto y que cómo podemos hacer o no hacer”. Y, Jessy, ¿el alcalde qué os dice? “Pues que se trata de un hecho aislado. Oliveira dice que sí hay seguridad. Pues no la hay cuando se montan estos pitotes”. No lo expresa como el que ve llover, me pone ejemplos tangibles, “mira, un latino se ha puesto a dar tiros al aire donde Casa del Reloj. Si eso es seguridad… Llevo toda la vida viviendo ahí. Siempre ha habido rollos y peleas, pero como en el punto en que estamos ahora no. Si quieres salir de fiesta, sal, pero no vengas aquí a fastidiarnos. En el vídeo en que está un hombre tirado, hay otro hombre mayor, que es de la zona, y se encontró ese panorama. Yo una vez iba con la niña, por donde el Malibu, porque tengo un perro y lo saco por el recinto ferial. A la que veníamos para casa, me encontré una persona de color tirada con un cuchillo clavado. Te puedes imaginar la reacción de la niña. Lleno de sangre, con una camiseta blanca y tan moreno, muy cantoso y vino la policía. Otra vez, iba con la abuela y la niña y uno, a la altura del metro, con la cabeza abierta porque le habían dado con una llave inglesa. No eran ni las nueve de la noche y hacía buen tiempo. Yo me acerqué. Se estaba tragando la sangre y le incorporé para que no se la tragase. Vino la policía y me preguntó que si era mi pareja y les dije que no, que me había encontrado con este marrón y que había sido entre los propios amigos. Te puedo contar muchas más Adrián. Mira, con la feria de los niños, que valía todo a un euro, éramos muchas madres. De eso que miras al fondo y ves un mogollón de gente que venían corriendo y gritando y que se estaban pegando con navajas. Son los que se paran donde la estación del metro y también están ahí”. También esto acarrea consecuencias para los trabajadores.
Personal de seguridad de Metro, de baja
Atención a esta información que cuenta nuestra entrevistada, “como digo, son los mismos que se paran donde la estación de metro de Casa del Reloj y están ahí. De hecho, una de las personas de seguridad se encuentra de baja por la paliza que le dieron. Y sigue de baja. Esto lo sé porque como yo estoy recogiendo firmas, pues bajé al metro y ya los compañeros me empezaron a contar… Ellos también lo sufren… Bajan un montón de latinos y, según me decían, tenían que escuchar cosas como “españoles, hijos de puta, os vamos a tener que matar a todos”… Claro, la gente de seguridad dice que, dentro de lo que cabe, pues mantienen la calma, pero es que ya ven que van a por ellos”.
Tengo que hacer un inciso, en este punto de nuestra conversación. Que conste que Jessy es una persona que ha decidido encabezar esta lucha por el bien común y por el cese de la violencia que este foco promueve y consiente. Claro, podemos confundirnos con que cuestiones racistas abrazan esta batalla. En absoluto. Para nada. Gente buena y no tan buena hay en todos los lugares. Lo aclaro con ella y da un dato que no deja lugar a dudas, “desde luego los que se dan cita aquí no parecen ser de lo mejor. Las primeras firmas, que fueron a mano para quien, como la gente mayor, no tenía acceso o manejo de Internet, fueron realizadas por vecinos que eran latinos. Y lo puedo contar yo o se pueden leer comentarios, ellos mismos decían que son latinos, pero que venían a trabajar y mantener a su familia y no a matar a nadie y que también esta gente era de su desagrado”.
¿Ayudar o no ayudar a los heridos?
Me sigue explicando distintas escenas. Me quita la idea de que sólo haya gente muy joven. Por ejemplo, han tenido lugar reyertas de hasta seis nacionalidades en las que un varón de 32 años recibiese hasta 11 puñaladas. Jessy ha vivido coyunturas como la, yendo a por el pan, encontrase con un muchacho con el cuello cortado y la vecina del primero tirándole toallas a ella para taparle la herida. Son momentos, como relata Jessy, de no saber muy bien cómo actuar. De nervios. Él se le quedaba mirándole y ella le pedía que le hablase para ver si estaba bien; dentro de lo que cabía.
“He tenido que auxiliar a un montón de gente, pero ya no sabes si meterte a ayudar o no. Aquí, en mi bloque, había un latino con una muchacha enganchada por los pelos dándole cabezazos contra el bloque y salgo, lo ves, y lo primero que hice fue empujar al hombre y me dijo que me iba a matar. Vinieron los nacionales y la chica, llenita de sangre de haberle pegado, no le quiso denunciar. Pregunté a la policía que ahora qué hacía yo, y me contestaron que si quería poner una denunciar por amenazas… Es que, claro, si mañana salgo y me vuelvo a encontrar algo así, ¿ayudo o no ayudo? Es que lo mismo la siguiente soy yo… Una persona con la mandíbula desplazada y sin dientes por ayudar a separar unas chicas. Y te quedas con ello. Te ha tocado, ¿no?”.
Insiste en que van a comprar, sea la hora que sea, y van con miedo. La abuela de Jessy cuando lleguen las fiestas no irá más allá del portal. “No tenemos vida. Es un sitio bonito, con el ayuntamiento, recinto ferial, pero no podemos disfrutar de ello”, coinciden y se quejan Jessy y vecinos de la zona.
Quieren vivir en paz. Sin miedo. Poder salir a la calle sin temor. Sentarse en los bancos de alrededor sin preocupación. Tanto niños, jóvenes, mayores o animales. “Qué se cierren los locales ilegales. No queremos hacerles daño ni quitarles el pan, pero si están en esas condiciones… Y si no, con vigilancia. O, por qué no, que se convierta en algo que todos podamos utilizar. No queremos un foco de violencia en el que se concentran distintas bandas latinas originando peleas entre ellas y la gente que asiste y se ve envuelta. No queremos más navajazos, tiros, sangre ni muertes. Situaciones que son también, entre otros motivos, provocados por el consumo de alcohol, drogas o celos. Qué Leganés no sea conocido por la delincuencia, sino por su gente pacífica”, sentencia Jessy. Pero, aunque esto debería de unir opiniones, hemos visto al dueño de un garito de La Cubierta afirmar que “los vecinos que se metan en sus asuntos. Es normal que haya peleas porque hay mujeres y alcohol”. Silencio. Allá, él. Los vecinos lo que sí han hecho son concentraciones para seguir luchando por esto. Sin ir más lejos, en la misma fecha que el último pleno ordinario de julio.
Parecerá obvio, pero termino preguntando a Jessy que qué le diría si alguien le comentase que el próximo fin de semana saldrá por ahí; “si alguien como tú de 20 y tantos me dice que por la noche saldrá por allí, pues que ni se le ocurra, que ni la pise. Yo con mis amigos ni voy. Me voy a Madrid. Mucha gente de Leganés no va. Es para ellos y para los españoles que les guste estar metidos en estos rollos. En La Cubierta ya no se queda para divertirse, sino para matarse”. Pues eso, por un Leganés sin violencia y con luz.
Petición de change.org para firmar