El plan de vacunación contra el covid-19 ya está redactado. Esperemos que se cumpla y que se vacune a la mayor parte de la población de enero a mayo o junio del próximo año. De no ser así, la pandemia puede seguir haciendo de las suyas.
Que sea voluntaria parece, en principio, positivo. De todos modos, aunque se informe muy bien de los beneficios indudables de una vacunación masiva, más de un tercio de los ciudadanos pueden no querer ponérsela. Y esto supondría un grave riesgo para la salud de toda la población española.
Además, está por ver lo que va a suceder en Navidad, ya que si aumentan mucho los contagios por un relajamiento de una parte de la ciudadanía, las consecuencias las podemos sufrir, ya mismo o en enero de 2021.
Los virólogos han dicho que la mascarilla deberá ser de uso obligatorio durante todo el año 2021, por numerosas razones. Lo que no reduce nada la alegría y la satisfacción que supone que, con la campaña de vacunación, se ponga freno al coronavirus y esto permita que el país respire aliviado. Se abren horizontes esperanzadores para todos.
Esperemos que la vuelta a una relativa normalidad se pueda conseguir hacia el otoño del próximo año. Suponiendo que se vacuna a unos treinta o treinta y cinco millones de españoles para alcanzar una inmunidad de grupo suficiente.
Aunque existan 13.000 puntos de vacunación en España creo que los problemas logísticos no van a ser menores, sino todo lo contrario. Sobre el papel todo parece sencillo y fácil, pero en la realidad ya se verá.
No hay que olvidar que en el duro invierno mucha gente puede enfermar y llenar los hospitales y las UCI. Además, la problemática de la sanidad española debe ser resuelta con más investigación médica e inversiones. Falta más personal médico y más medios materiales e instalaciones.
Es preciso no depender de terceros países, ya que deberíamos ser autosuficientes en el campo de la asistencia sanitaria. Y esto es más necesario si cabe, si se piensa, por ejemplo, en el aumento de la longevidad y en la tasa de envejecimiento de la población española.
No hay que dormirse en los laureles. Según los expertos, pueden llegar nuevos virus en los próximos años y debemos estar preparados para hacerles frente con éxito.
Y esto requiere organización y eficacia en el ámbito sanitario, de lo contrario, volverá a pasar algo similar a lo ya sucedido con el coronavirus.
Considero que al igual que las vacunas que se ponen a los niños son obligatorias por razones de salud, en el caso de los adultos podría ser igual. De este modo, no haríamos las cosas a medias perjudicando inevitablemente a un sector muy grande de la población que podría seguir contagiándose.
El nivel de contagios en España sigue siendo muy elevado. El que bajen algo las cifras de contagiados no significa que la situación no sea muy preocupante. Que se llegue a un nivel, por ejemplo, de 62 casos de contagios por 100.000 personas no parece alcanzable en los próximos meses, si pensamos de forma realista. Por ejemplo, en Asturias supera los 500 todavía y en otras comunidades españolas o se roza esta cifra o se supera. Especular es libre, pero la dura realidad no se amolda a lo que deseamos y es muy tozuda. Creer que en cuestión de unas pocas semanas se va a lograr es un brindis al sol.
No se pueden relajar mucho las restricciones de movilidad, porque si se hace estamos abocados a nuevas olas cada cierto tiempo y así durante todo el año 2021, si no se hacen las cosas bien. La falta de disciplina social por parte de bastante gente produce consecuencias graves o muy graves y no debería olvidarlo nadie.
Como se dice el coronavirus no piensa y nosotros sí. Esto es en teoría, porque viendo la desescalada caótica del verano, parece que la capacidad de pensar no ha sido puesta en práctica por una parte de la población, que se ha saltado las normas a la torera.
La falta de respeto a los demás y a su derecho a la salud es lo que está presente en las actitudes incívicas de no ponerse la mascarilla o no respetar la distancia de seguridad, etcétera.
Tenemos que pensar más en los demás y no ser tan egoístas, especialmente, en cuestiones como la pandemia que está afectando tan gravemente a la ciudadanía española. Ya han fallecido más de 60.000 españoles por el coronavirus.