La LOMLOE se ha aprobado este jueves 19 de noviembre en el Congreso. Si bien es cierto que volverá a la Cámara Baja, si se produce algún cambio en el texto. A mi juicio, habría que realizar varios cambios en esta ley educativa.
Lo que no parece lógico es que el castellano, que es una lengua hablada por más de 700 millones en el mundo, no sea vehicular ni oficial. Debe ser conocida y utilizada por todos en el territorio español. El castellano o español es vehicular, entre otras razones, porque es la lengua más hablada en España con una enorme diferencia.
Es cierto que la eliminación de la demanda social de los centros concertados o el posible aumento de plazas de los mismos pueden ser altamente discutibles. Porque la alternativa que puede quedar es que se creen más centros educativos privados, que compensen la carencia de suficientes plazas en los colegios o centros concertados.
La separación por género es entendible en los colegios privados, ya que es una opción que está abierta para las familias que quieren ese tipo de enseñanza que, en mi opinión, es innecesaria si queremos fomentar la igualdad de género y la convivencia solidaria. La defensa de la enseñanza pública es necesaria, ya que es gratuita, universal y de calidad.
Que los alumnos pasen de curso cuando el equipo docente lo considere y también con una o dos materias suspensas refuerza la idea general de que la cultura del esfuerzo queda, aparentemente, en un segundo plano.
A esto contribuye que el repetir sea excepcional y que se pueda hacer dos veces como máximo a lo largo de Primaria y Secundaria. Considero que lo más adecuado sería que no se pusiera límite a las repeticiones, ya que existen muchas situaciones educativas y también formas de aprendizaje diferentes y distintas capacidades de los alumnos.
Me parece bien que se pueda adaptar y modificar el currículo desde el tercer curso de Secundaria, lo que proporcionará una mayor flexibilidad al proceso de enseñanza y aprendizaje. Todos estos cambios entrarán en vigor, si se aprueba esta ley en el Senado, en el próximo curso académico. La posibilidad abierta de que el bachillerato se pueda hacer en tres años creo que debería ampliarse hasta cuatro.
Que la obtención del título de bachillerato quede pendiente de la aprobación del equipo docente, si el alumno no ha aprobado una materia del total de asignaturas me parece que es dar demasiadas facilidades, aunque se pueda pensar que se hace desde el criterio general de madurez académica. Es una cuestión que puede ser objeto de numerosas polémicas y discusiones.
Puede tener un efecto negativo indudable sobre el rendimiento educativo de los alumnos, ya que pueden pensar que se pueden permitir el lujo de abandonar completamente una asignatura. Y esto claramente no es lo racional y lógico, si se pretende que los estudiantes alcancen un nivel adecuado de conocimientos en todas las materias, ya que este es el espíritu que se deriva de todas las leyes educativas en nuestro país hasta ahora.
Otra cuestión importante es, en mi opinión, que debería impulsarse a través de esta ley que la ratio de alumnos por clase no fuera de más de 18 alumnos. Lo ideal sería de 15 por aula. Con la finalidad de atender con más atención e intensidad a los alumnos y de una manera más individualizada todavía.
Con motivo del día mundial de la Filosofía que es el día 19 de noviembre de 2020 quiero poner de manifiesto, como también reitera la Red española de Filosofía, que la formación filosófica es primordial en la enseñanza, ya que es fundamental al proporcionar destrezas y capacidad crítica y reflexiva a todos los estudiantes.
La argumentación racional también es indispensable en la sociedad digital en la que ya vivimos. La filosofía en 1º y 2º de Bachillerato y la ética en 4º de ESO son imprescindibles y tienen que ser impartidas por profesores especializados en la materia.
Son asignaturas que además de ofrecer una gran cantidad de conocimientos aumentan la destreza en la expresión oral y escrita o, lo que es lo mismo, son instrumentales.
Potencian la coherencia, el rigor expositivo y la investigación y preparan, tanto a los alumnos que optan por la formación profesional, como a los que desean cursar el Bachillerato. Esperemos que el Senado acepte estos cambios a favor de la filosofía y que se refuerce, la presencia real de la misma, en todos los itinerarios educativos.