Revisando las listas de los diferentes partidos publicadas por el BOE el pasado 18 de noviembre, se puede hacer algunas observaciones; unas positivas y otras no tanto. En primer lugar, hay que reseñar la incorporación de la exportavoz municipal de UPyD en el Ayuntamiento de Getafe, Esperanza Fernández (número 5), y a la actual coordinadora local de ese grupo, Yolanda Layseca (número 30), en la lista al Congreso por Madrid. Además de loa méritos y capacidad de ambas, hay que felicitarlas por su coherencia y por la ausencia de transfuguismo personal y político. ¡Cuántos no hubieran jurado que ambas eran carne de cañón naranja, parte del aluvión de personajillos deslumbradas por el espejismo de Ciudadanos!
En la lista del PP destaca, no por su posición (número 34), la inclusión del exedil popular Manuel Ortiz Lázaro. ‘Manu’ se convirtió, al final de la legislatura, en una de las víctimas de las decisiones personales de Juan Soler, condenado al ostracismo y ‘castigado’ sin delegación. Ahora, se dice, que el portavoz del PP, Diputado regional y Senador ha revuelto ‘Roma con Santiago’ para evitar esa aparición simbólica junto a Rajoy ¿Qué pecado habrá cometido el pobre Manuel para sufrir tanta inquina?
Y la tercera consideración, y la más flagrante, es la ausencia de Sara Hernández (número imaginario) en la lista de Pedro Sánchez. Se supone, mejor dicho, suponíamos que la Secretaria General del PSOE-M, la predilecta, la lideresa o, mejor dicho, la virreyna de los socialistas madrileños, debería figurar aunque fuera de relleno en la lista del que aspira a ser presidente del Gobierno. No es por nada. Es puro simbolismo.