Seguramente sea el tiempo el que inmortalice mi cara cuando Jesús me regaló la posibilidad de escribir el prólogo de esta obra, encargo que llevo a cabo con tinta que bombea el músculo que acciona mi ser. Lo hago encantado. El reflejo del alma, al que aludía, expresó certero mi profundo agradecimiento. Es una satisfacción saber que ello va para una persona que desafía sus metas. Qué no sólo en la literatura se ve la épica. El tiempo dio razón al que sueña y trabaja.
Siempre he considerado que se debe poner en valor a las personas que luchan por sus pasiones. Es un acto de rebeldía y valentía en los tiempos de techos fáciles que corren. Jesús Lucas Babón es un escritor madrileño que no se despista ni un segundo de uno de los ámbitos que conforman la salsa de su vida, la literatura. Sabe cuidar su sueño bien despierto.
Mastica cada letra que plasma con ilusión en cada trabajo suyo. Pelea por superarse, no se conforma con ayer. Es por eso que, en cada obra, Jesús siempre tiene algo nuevo que ofrecer. Quizás, estimado lector, esa sea, precisamente, una de sus características más notable como creador; la versatilidad. No es una afirmación en vano, sino algo que podemos fácilmente contrastar al mirar el camino ya trazado por Jesús. Época medieval con un denso mar de emociones, género del cuento con reflexiones en forma de píldoras, que son más grandes de lo que parecen, novela negra y divertida… Y, por supuesto, todo aquello que está por venir.
Además, nos encontramos ante un autor que sabe convivir con varios sabores, lo romántico, lo filosófico, lo metafísico, lo extravagante y, muy especialmente y es que es una cualidad inherente a Jesús, el humor. Aquel que sabe bien en ese corpus de letras llamado libro. El que no cansa y ayuda al ritmo de las hojas.
Así pues son propuestas bien distintas las que ofrece Lucas Babón. No obstante, todas ellas están unidas por un común denominador; sus ganas y apuesta fuerte por reivindicarse en la morada en que se posaron sus sueños. Da igual si las letras eligieron a Jesús Lucas o fue al revés. Importa que hoy pueda afirmar que ya es toda una realidad. Así lo atestiguan Vacío, dolor y venganza o No me vengas con cuentos del tiempo. Aunque vendrán más.
Pero, no llega sólo hasta ahí. Para conocer algo más del protagonista de estas líneas conviene citar su esmerada faceta de artesano. Si una pasión te alcanza, pocas posibilidades habrás de escapar. Lo suyo es el libro y también en lo referido a éste como objeto. Cuenta con centenares de creaciones propias de encuadernación y pirograbados. Una minuciosa labor característica de quien ostenta cada poro de su piel impregnado de la fiebre de este noble arte.
Puedo contarles, o al menos tengo esa sensación, que Jesús guarda más gasolina que nunca. Se le aprecia deseoso por volver a arrancar rumbo a la siguiente parada y seguir circulando por estas rutas. Un viaje que forma parte de su día a día. Una suerte de tercer pulmón igualmente necesario para sentir que respiras. Con más fuerzas y decisión que nunca a sus metas y, por qué no, a sus caprichos, que toda pasión reclama.
En suma, un loco, en el mejor de los sentidos del término, de lo que hace. Al viejo estilo de esos entrenadores de fútbol que convirtieron aquello en su motivo. Me alegra que Jesús siga teniendo proyectos. Me alegra por quienes tengan a bien leerlos. Pero, sobre todo, me alegra porque, en definitiva, un tipo que es buena gente estará cumpliendo sus objetivos. Y eso es la mejor noticia. Una estupenda novela de la vida real.
¡Salud y por mucho tiempo más!