Es costumbre, por estos días previos al tradicional sorteo de la lotería y las fiestas de Navidad, que las empresas, asociaciones, colectivos, empresas o simples grupos de amigos queden para saludarse sin la presión del día a día, tomar un vino, un aperitivo, comer o, llegado el caso y la juventud, tomarse unas buenas copas. Así lo han hecho, por ejemplo algunos socialistas que se reunieron en el restaurante Aderezo para comer y, quizás, para hacerse la foto. En la mesa falta un comensal, quizá el autor de la instantánea. No hemos sido los únicos que, intentando ampliar la imagen, hemos escudriñado en el cristal donde se refleja el flash para ponerle rostro al camarógrafo con su ‘smartphone’. Al fondo, junto a otros militantes del PSOE, Pedro Castro y Antonio Miguel Carmona, ‘víctimas’ ambos de las intrigas de la primera edila de Getafe, Sara Hernández.
Eso, que para la gente ordinaria, y me refiero así a la gente extraordinaria alejada de la política partidista, es un momento fugaz de camaradería, un cesto trenzado de buenas intenciones, solidaridad y guirnaldas de amistad, para los que [son] viven esclavos de ideas que han hecho más suyas que de nadie, obsesionados con la lucha permanente contra los otros, enfermos por el virus del odio y el sectarismo que los convierten en contrincantes, rivales, incluso enemigos, de los otros, es una excusa para mostrar todas esas armas usadas, la mayoría de los casos, como defensa de la propia incapacidad. Redes, tridente, espada, estilete y escudo.
Son las miserias de la política. Bueno; no de todos los políticos, por supuesto. Concretemos y dejemos de divagar como los tontos. El cuento este y la palabrería querían ser una introducción o pequeño exordio al runrún o ‘rucu-rrucu’ que suena por los mentideros de la villa. El único sitio, quizás, donde es posible enterarse de lo que pasa de verdad. Vaya por delante que no compartimos esa campaña de la almohadilla con la red antirumores [#redantirumores]. El cotilleo o el chisme, el cuento o comentario de patio de vecinos, casi siempre, es la antesala de noticia. Del te digo que me dijeron ayer al suceso que tenemos que decir, que aún estando dicho, hoy se ha confirmado. Son los rumores; tanto más verídicos cuanto más suena el río… Sobre todo cuando, al final, se consolidan en el papel impreso.
El hecho es que la noticia es escasa y, para no quedarnos en dos parrafitos ridículos y que el lector percibiera que no hemos centrado la cuestión suficientemente, que no vamos a ningún lado, nos obligamos a referir obviedades y simplezas, hacer retruécanos y juegos malabares con las letras; palabrería, al fin, sin que se atisbe siquiera el origen ni el destino de nuestra disquisición.
Vayamos pues. La alcaldesa de Getafe, cada día más cuestionada como lideresa del PSOE-M, ha organizado para este miércoles [14 de diciembre] la tradicional ‘copa de navidad’ con el objetivo —pensábamos nosotros— de ‘confraternizar’ con los ‘compañeros’ militantes de Getafe, simpatizantes, asociaciones ‘amigas’, allegados y pelotas. Así rezan, más o menos, los ‘e-mail’ que habrá mandado su secretari@ o su ayudante de cámara. Para todo lo demás, nada de nada, ni la ‘mastercard’. Tanto es así, que [voluntariamente] se ha olvidado de invitar a militantes [críticos] tan destacados como su otrora mentor y alcalde de la ciudad durante 28 años, Pedro Castro. ¿Cómo la alcaldesa socialista de Getafe puede negar el saludo fraternal y navideño a su padrino político e insigne personaje del socialismo local? Cuando ella lleve 28 años de alcaldesa, podrá tomarse la sidra a la par que Castro. De momento, ‘el viejo’ parece ‘mucho viejo’ para tanto inútil [político, se entiende siempre]. Y eso sin referirnos a otros representantes del socialismo de los últimos 37 años; auténticos dinosaurios, por lo grandes y lo viejos que languidecen y observan con incredulidad los modales de la ‘compañera’ alcaldesa. El caso que que los ‘otros’ estuvieron el lunes en el restaurante Aderezo retando a la señora del castillo.
No es que [Sara] no conozca la historia; tampoco puede olvidar lo que no ha vivido, aunque —si hablamos de experiencia— es la única que atesora. Política y traición. Su currículo real empieza y acaba, de momento, en los vericuetos, despachos y pasillos de la alcaldía getafense. De ser la escogida, la ahijada y protegida [política] de Pedro Castro a no invitarle al vino de Navidad del PSOE [solo una década después], además de una descortesía personal y política, es una muestra palpable de que, tras algún trance agrio, un trayecto infeliz, la mujer que gobierna esta ciudad repartiendo intransigencia y ceniza, fanatismo y propaganda, tiene el corazón endurecido, casi de piedra. El sectarismo, se lo secó. No es feliz, dicen sus críticos. Qué pena más grande..
Luego, todo se arregla con una proclama pública [no púbica] de pluralismo, democracia y participación ciudadana. ¡Si no deja participar ni a los suyos, cómo queremos que invite a ciudadanos y entidades críticas, a [todos] los medios de comunicación, no solo a los afines, a los sometidos o a los simplemente dóciles, de voluntades arrendadas con cargo a la publicidad municipal!