GETAFE

La guerra del coronel de la Base Aérea de Getafe contra las cigüeñas de la Catedral

Un operario, en el vértice de la torre, arroja al vacío el nido de cigüeñas de la  Catedral el pasado 12 de diciembre. FOTO: Juan Díaz Marcos

► El pasado día 12 de diciembre, una empresa contratada por la Base Aérea de Getafe procedió —por segunda vez este año  2017— a desprender el nido de cigüeñas comunes de la torre de La Magdalena y arrojarlo al vacío. Nuestras vecinas blancas han perdido su casa antes de Navidad. Terrible empeño el del coronel Jefe para eliminar de este alfoz getafense a una pareja de aves de ‘buen agüero’ y símbolo de la inminente primavera y la consecuente fertilidad de campos y gentes.

El coronel de la Base Aérea,  Juan Nicolás Núñez Vázquez, en el cargo desde el pasado mes de julio en que relevó al anterior jefe del Ala 35, el coronel Juan Rafael Triguero de la Torre, lanzó —cree él— con éxito un segundo ataque contra las posiciones ocupadas por la pareja de cigüeñas comunes que habitan en la torre de la Catedral de la Magdalena. El luctuoso ataque se produjo el pasado día 12 de diciembre. La primera vez, en el mes de febrero de este año, el anterior coronel derribó el refugio y hogar de la pareja alada en desigual combate, ‘arrojando’ la intrincada arquitectura de ramas de las cigüeñas desde la torre hasta la puerta del templo.

Otro operario de la empresa encargada de retirar el nido recoge las ramas en la base de la torre. FOTO: Juan Díaz Marcos

Se han empeñado, el nuevo el coronel jefe del Ala 35, al igual que el anterior,  en una guerra ‘a muerte’ con uno de los símbolos más bellos y espectaculares de la aviación natural. Y no sabe el coronel que, pase lo que pase, en estas escaramuzas en las que se entretiene a falta de combates mejores, que perderá la guerra. Él se irá, a otro destino, desaparecerá de Getafe, y las cigüeñas volverán a recuperar sus nidos en el paisaje que llevan en el ADN desde hace siglos, mucho antes que los aviones metálicos que hacen ruído y contaminan. ¿O, quizás, pretende el jefe de la Base Aérea, que las cigüeñas estén proscritas en todo el término municipal de Getafe? ¿Quizás las han expulsado así con malos modos, o las han trasladado, de otros aeropuertos? ¿Quizás en los pueblos cercanos a Barajas han prohibido la estancia de estos bellos animales? ¿Quizás las cigüeñas getafenses merezcan esa porfíada persecución?

Una de las cigüeñas, desconcertada, tras la destrucción del nido el pasado día 12. FOTO: Juan Díaz Marcos

La cigüeña común (ciconia cicania) es, por otra parte, un ave estrictamente protegida por el Decreto 18/1992, de 26 de marzo, por el que se aprueba el Catálogo de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres y se crea la categoría de árboles singulares. El artículo de 14 de la Ley para la Protección y Regulación de la Fauna y Flora Silvestre en la Comunidad de Madrid del año 1991 prohíbe dar muerte, dañar, molestar, inquietar, capturar en vivo, la perturbación de los especies de recuperación, invernada, reposo, etc.. a cualquiera de las especies catalogadas como protegidas. Y ese es el caso de las cigüeñas getafenses. Son nuestras vecinas.

Sin embargo, el artículo 15 de esta misma norma abre un resquicio a la obsesión del coronel por la seguridad de sus aeronaves de metal y prevé la posibilidad de dejar sin efecto las prohibiciones cuando concurra alguna circustancia especial como es el caso de «para prevenir accidentes en relación con la seguridad de la navegación aérea».

Autorización de la Comunidad de Madrid, de fecha 24 de enero de 2017, para retirar el nido de cigüeñas de la Catedral de la Magdalena utilizado en febrero y en diciembre. FOTO: Juan Díaz Marcos

Las prisas y los incumplimientos

El jefe de la Base Aérea y del Ala 35 hasta el mes de julio, el coronel Juan Rafael Triguero de la Torre, solicitó el permiso para retirar el nido de cigüeñas de la Catedral de la Magdalena el día 13 de enero de 2017. La comunidad contestó el día 24 del mismo mes autorizando la retirada, designando al mismo coronel como titular de la autorización. Luego llegaría el visto bueno del Obispo, como titular de la propiedad. La autorización de la Comunidad de Madrid aclara expresamente que se emite para la retirada de un nido; y, pese a todo, nuestro coronel ya lleva dos nidos derribados. Pero, aún peor es cuando un militar del Ejército Español no respeta su palabra y gracias a una deducción propia se salta el contenido de la autorización. Aquí, si no se entera nadie, hacen lo que les da la gana, como el ejército de Pancho Villa.

Antes de recibir la autorización el día 24 de enero, Juan Rafael Triguero de la Torre convino con un técnico del Área de Conservación de Flora y Fauna de la Comunidad de Madrid posponer la retirada del nido al final del ciclo reproductor, que suele producirse, generalmente, a mediados del mes de julio. Y no es una conversación que nos haya contado nadie ni hayamos espiado. Lo especifica el escrito de la Comunidad de Madrid que entró en la Secretaría General del Ala 35 el día 3 de febrero. Sin embargo, el coronel debió pensar que no teniendo huevos, —las cigüeñas, entiéndase bien la expresión— aunque estuvieran atareadas en sus continuos arrumacos y escarceos sexuales para procrear, no había impedimento en destruir el nido. Pero, sepa el lector, que la fecha pactada para retirar el polémico nido era pasada la Virgen del Carmen, incluso el día de Santiago Apóstol. En esa conversación, el coronel «no ve inconveniente en realizar el desalojo una vez que los pollos hayan abanado el nido». Pero pensaría el coronel que cuántos menos seríamos en julio.

Sin embargo, el militar , hablando en términos coloquiales y cuartelarios, se pasó ese párrafo del escrito  y la conversación con el técnico regional  por allí mismo, exactamente por donde piensa el lector. Y  en la tarde del día 8 de febrero, cinco días después de hacer entrada la autorización en la secretaría del Ala 35, con inusitada rapidez y eficacia, se procedió al primer ataque a las posiciones del enemigo con la anuencia del señor Obispo y la crítica generalizada de los vecinos en las redes sociales, única vía de escape ante las acciones, muchas veces arbitrarias y estultas, del poder. La respuesta de la Base Aérea y del Obispado a las críticas generalizadas argumentaba que se había retirado «por una empresa autorizada y especializada en estas tareas a instancias de la Dirección General de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, considerando que era el momento adecuado, ya que quedaba fuera del periodo reproductor de la especie». La noticia, recogida por este medio y por otros, no daba cuentas de la realidad. Se había arrojado el nido, con el permiso de la Comunidad, a instancias del señor coronel y la anuencia del señor obispo, incumpliendo el plazo convenido.

En el mes de julio, como preveía o intuía, Juan Rafael Triguero de la Torre fue sustituido como Jefe de la Base Aérea y del Ala 35por el coronel Juan Nicolás Núñez Vázquez. 

Y como nadie, y nos referimos a ninguna persona crítica o que sepa leer, pudo accedió a los términos de la autorización concedida en nero,  el asunto quedó en mera anécdota. Ahora, Nuevo Crónica ha tenido acceso al documento emitido por la Comunidad de Madrid. El titular de la autorización era el anterior coronel, Juan Rafael Triguero de la Torre. No cumplió exactamente con los términos del papel, no porque supiera que en julio ya no estaría al mando de las operaciones, sino por que su acción tendría solo una pequeña repercusión pública, sin trascender excesivamente. Algunos vecinos de Getafe, sabiendo que esas aves son símbolo de buenos augurios, organizaron una colecta de firmas en el portal change.org para que las cigüeñas regresaran a su domicilio habitual. Solo firmaron 720 vecinos. La protesta digital no convencerá a las cigüeñas para regresar o irse definitivamente de este territorio inhóspito.  Y, a la vista de los hechos producidos a final de año, menos aún para convencer al militar empecinado que desista en su pelea sin par.

La feliz pareja de cigüeñas, especie monógama que se empareja para toda la vida, quedó desconcertada tras ver los daños producidos en el ataque del coronel, arrasada su posición vital. A los pocos días  —algo que parece no entender el señor coronel ni el señor obispo—, volvieron a tomar posesión de la equina sur de la torre, midiendo el espacio con sus zancas, acumulando ramitas para reconstruir su hogar y crotorando con fuerza para celebrar su victoria sobre el hombre que tenía tres estrellas doradas de ocho puntas sobre fondo azul, el jefe de las máquinas metálicas para volar del Ala 35, pero que no entendía la naturaleza.

Antiguamente, las cigüeñas llegaban a España desde África a final del invierno para aprovechar la primavera y los primeros día del verano. Por San Blas (3 de febrero), la cigüeña verás, dice el refrán, como referencia ancestral de la llegada del buen tiempo y del calor. Y permanecían en sus domicilios conyugales, las cigüeñas, para sacar adelante los cuatro huevos que pone la hembra por regla general después de un mes de copular frecuentemente. A eso dedican sus energías en esos meses previos a la cría y a la enseñanza de los jóvenes pollos en el  arte instintivo de volar. Hacer el nido o restaurarlo, crotorar y aparearse. Ahora, con el cambio climático, las cigüeñas se están convirtiendo en vecinos permanentes, en este caso del campanario de la Catedral, y no en visitantes ocasionales por las migraciones.

El caso es que, sin irse de Getafe y habiendo reconstruido el nido en la misma esquina del campanario de la Catedral de la Magdalena, y estando la Base Aérea bajo el mando del también coronel Juan Nicolás Núñez Vázquez,  han vuelto a ser el objetivo de la aviación española. Con la misma autorización concedida al anterior coronel y que ya utilizó para derribar un nido en febrero de este año, el nuevo coronel  con el en la mano —parece que va a servir ‘ad vitam aeternam’, sin importar en nombre del jefe—, el pasado 12 de diciembre, trabajadores especialistas en altura de una empresa zaragozana contratados por el Ala 35 volvieron a desmantelar el nido de cigüeñas situado en el campanario de la Catedral de la Magdalena. Las cigüeñas de Getafe se han quedado sin casa por Navidad. Al menos, podían haber esperado a la cuesta de enero o a celebrar con el mismo papelito y el mismo día, el 8 de febrero de 2018, el primer aniversario de la destrucción del nido para así instituir en Getafe el Día Local de la Lucha contra las Cigüeñas blancas.

La pareja de cigüeñas se solaza en su ático tras encontrar destruido el nido en febrero de 2017. FOTO: Archivo Crónica

El argumento que se esgrime de nuevo es la seguridad de las aeronaves; de hecho, aseguran desde la Base Aérea que ya se han dado dos incidencias de riesgo. En el año 2012,  el responsable de la navegación aérea del Aeropuerto de Madrid-Barajas Adolfo Suárez  (AENA) localizó y trasladó hasta 11 nidos de cigüeñas de los alrededores a un refugio del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de la Comunidad de Madrid, construido y financiado por la propia AENA. Una acción, por decirlo de forma suave, más elegante que tirar abajo el nido sin contemplaciones. Extraña que un aviador haya optado por la peor solución para quitarse de encima a esas aves de buen agüero, y que sin motor, solo necesitan de las corrientes cálidas para planear y hacer sus grandes travesías.

Será necesario explicar también, que lo fácil [barato y cobarde] es hacer lo que han hecho el coronel, el técnico de la Comunidad y el obispo.., Todo por la posibilidad incierta que las cigüeñas puedan provocar un accidente fatal. No será solo la crítica la que nos anime. solo su actitud y propongamos una acción como la que patrocinó AENA en Barajas o la cetrería como hacen muchos aeropuertos del mundo. , yendo más allá, también se podría evitar que aterrizaran y despegaran algunos cacharritos, que sin cigüeñas por medio, sujetos por ley natural, si el hombre o la mecánica falla, propensos a caer en el lugar menos habitual y, a la vista de google maps, posiblemente en un territorio lleno de edificios.
¿Saben lo que piensan los vecinos? Que las blancas cigüeñas, como las oscuras golondrinas, volverán; a pesar de que muchos prevén que el empecinado coronel intentará colocar algún sofisticado sistema, más que la patada al nido y la escoba abajo, para disuadir a las cigüeñas del seguro intento de regresar a su ático con vistas. Pero cuidado; no solo las cigüeñas están protegidas, el edificio donde se ubica su lugar de residencia habitual antes del desahucio del pasado día 12, es un edificio protegido. ¡A ver qué hacemos! Habrá que estar atentos. La iglesia, desde Catedral de la Magdalena, fue declarada Monumento Histórico Artístico, ahora Bién de Interés Cultural, en 1958.

Una historia de porrazos

Antes que fuera declarado como tal edifico protegido, el 9 de noviembre de 1926, un avión destrozó el vértice superior del chapitel que corona la torre de la Magdalena. El tremendo ‘porrazo’ torció la cruz y la veleta mandando la bola de 80 cm de diámetro al patio de la casa de los Valtierra que hacía esquina a la Plaza y la calle de la Magdalena. El avión, pilotado por Buenaventura Pérez Porro, suboficial de complemento del Grupo de Combate, acabó su periplo en la calle Rayo. Porro perdió un ojo, pero eso no le impidió solicitar permiso al rey Alfonso XIII para seguir volando. El rey que era muy inteligente, quizás estimó en mayor medida el valor de aquel aviador que  su locura —ya había sido derribado al mar durante la guerra de África—, le permitió volver al servicio activo.

En 1930 se volvió a dar un porrazo en el aérodromo de Cuatro Vientos. Estaba escrito, como colofón o epitome a la historia de este loco y tuerto aviador, su destino final. El 20 de abril de 1950 se mató en Getafe a consecuencia de su último ‘porrazo’ cuando se preparaba para un concurso acrobático a bordo de una avioneta ‘Jusmeister’. Hay que ser inconsciente. Él y el rey. La reparación del chapitel bajo el que viven, o vivían hasta ahora las cigüeñas, estuvo a cargo del cabo montador electricista destinado en la Base Aérea de Getafe, Miguel Gómez. Eso fue en 1945. Miguel Gómez se jubiló en Getafe, donde también falleció, con el empleo de capitán.

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