► El apiario local, llevado por el voluntariado, es un precedente a nivel nacional
► Han creado hasta una mascota propia, ‘Pepi’, la abeja pepinera
► Las abejas han mermado su presencia en un 40% aproximadamente a nivel mundial
El Leganés más dulce. Una historia cuyas protagonistas cada vez logran conquistar nuevos horizontes llevando por bandera a su ciudad. Ellas son las abejas. Las abejas de Leganés. Las auténticas pepineras y que están de moda. Este municipio tiene un tesoro con ellas, sobre todo teniendo en cuenta los tiempos que corren para la existencia de estos pequeños insectos voladores. Influyen en positivo en multitud de factores para la biodiversidad, pero, en Leganés, no sólo se quedan en eso. Hacen películas, van a colegios y hasta ganan concursos. Tal es el asunto que el apiario municipal sienta precedente nacional.
“Todo esto surge por una necesidad. No nos hemos empeñado en tenerlas. Están aquí porque son de Leganés”, arranca Miguel, un bombero de la ciudad y presidente de la Asociación Apicultura y Biodiversidad local, quien nos guiará en este recorrido entre zumbidos blanquiazules. Esta entidad, de año y medio de vida, conformada actualmente por ocho miembros y situada en las ruinas de la iglesia de San Pedro en Polvoranca, ve la luz “por una necesidad”. Y es que el municipio había experimentado, en los últimos años, un incremento de abejas, si bien “por lo general hay un problema muy grave con las colmenas y su desaparición”. Y, en consecuencia, se crea el apiario municipal, con su debido Registro de Explotación Apícola (REA), con el marcado objetivo de mantenerlas en la ciudad.
Por ahí, pese a su corta existencia, según Miguel, hay sintonía con la ciudadanía, “la gente se interesa bastante. Está muy de actualidad lo relacionado con las abejas. Hace unos días, nos invitaron a unas jornadas los amigos de la Asociación Canina de Leganés y los vecinos nos preguntaban. Hay una aceptación muy grande”, mientras añade orgulloso que “algo de similares características en municipios colindantes como Getafe o Fuenlabrada no hay. Es que lo complejo es tener un apiario urbano. En ese sentido, a nivel nacional, es fácil que seamos los únicos. Vamos, uno local y legal yo no conozco».
Apoyos
La buena acogida entre la población es evidente, ¿pero con qué ayudas cuentan? Miguel sintetiza a la perfección, “es un búscate la vida, pero es que tampoco pretendemos otra cosa”. Este año han concurrido a las subvenciones de Medio Ambiente del Ayuntamiento y los ayudarán con algo más de 600 euros. Sin embargo, esto para Miguel no ha de ser la norma y puntualiza sobre este tipo de ayudas, “nos dan esa cantidad porque realizamos un proyecto de 2.400 euros. Hay quien piensa que por ser una asociación te van a dar, por ejemplo, 1.000 euros. Hay que gastarse más del doble y emplearlo en algo para el Consistorio. En nuestro caso, comprar mesas, una carpa, colmenas, una de ellas de observación, material para el mantenimiento de las abejas… Todo esto enfocado para hacer actos para los niños. Está bien que existan estas cosas, pero no podemos basarnos en ellas. Nos financiamos por nuestras cuotas, con sponsors, que nos van saliendo poco a poco, o llevamos a cabo unas jornadas de manejo de enjambres para servicios de emergencia y cobramos un donativo de diez euros. En suma, que la cosa va por nuestra cuenta”.
Además, también tienen una función de ayuda en los domicilios. Tal como lo leen. Y es que a veces a estos simpáticos bichitos les da por pasar por casa y formar un enjambre. Si eso ocurre, intervienen para retirarlos. Es un servicio del cuerpo de bomberos en colaboración con el Ayuntamiento. Toda vez satisfecha la demanda vecinal, llevan el enjambre junto con esas abejas al apiario con el fin de proceder a su recuperación. Lo mismo hacen con los que aparecen en la vía pública.
Rol vital
Las abejas ostentan un papel fundamental para el medio ambiente. No en vano, las últimas noticias sobre la especie no son halagüeñas. La realidad es clara: la cabaña apícola se está perdiendo. En concreto, se merma anualmente entre un 30 y 40% a nivel mundial, donde no sólo se constata una notable desaparición de estos seres, sino de los polinizadores en general. Sin embargo, nos encontramos con la paradoja leganense y la ciudad. “Y aquí funcionan muy bien” aclara Miguel, a la par que agrega que “no podemos permitirnos el lujo medioambiental de prescindir de ellas. Tenemos que mantener nuestra población local de polinizadores y que no se las lleven a otros lugares. La de Leganés en Leganés, al menos parte de ellas”.
Para el presidente de la Asociación Apicultura y Biodiversidad “la polinización es vital. Una flor es fruto de una semilla. El 70% de la producción agrícola mundial depende de las abejas. Cuando coges una manzana, una pera o un calabacín hay insectos que los han polinizado. Si desaparece la flora silvestre, desaparecen las plantas, se acaba con la biodiversidad. Esto nos llevaría a un problema gravísimo”. ¿Pero se pide a las políticas públicas que atiendan a este problema? “Viene de lejos. Los apicultores y activistas ecológicos reclaman el tema de los pesticidas, nicotinoides, glifosatos… Estas sustancias son causas, pero también lo es, por supuesto, el cambio climático, las enfermedades, los parásitos, la globalización…. Los problemas que tiene actualmente la abeja, por desgracia, son amplios”, sentencia Miguel.
‘Pepi’ en los coles
Más allá de un horizonte muy mejorable para estos animales, desde esta asociación leganense miran siempre la cara buena. Por ahí, las emplean también con fines didácticos. Van a distintos colegios del municipio y llevan sus abejas en una colmena de observación. De hecho, han creado a ‘Pepi’, la mascota. “Es la abejita pepinera y, cómo no, es del Lega. Vamos con nuestra Pepi a los coles. Y a partir de la primavera que viene empezaremos a traer a gente a que vea el apiario, en realidad nos lo piden. Haremos visitas programadas con grupos reducidos. Afortunadamente, gracias a nuestros patrocinadores disponemos de trajes y de material”, explica Miguel.
Fue en abril de 2017 cuando firmaron un convenio con el Ayuntamiento de Leganés para gestionar el apiario municipal. “Esto está muy bonito, ¿pero quién lo lleva? No se va a contratar personal desde la administración para eso, así que voluntariado. Pero tampoco está mal, es bueno que sea la ciudadanía quien colabore”, indican desde la asociación.
Manifiestan que sus relaciones con el Ayuntamiento de Leganés “se fundamentan en la generosidad, como las abejas. Y así conseguimos por lo menos que nos vayan dejando hacer” y añaden que “si hablamos de invertir, pues ya sabemos la situación económica-política que tenemos en Leganés… Es muy complejo. Lo que queremos hacer nos lo facilitan, pero de inversiones, mejor nos olvidamos”.
Premio a la miel pepinera
“En realidad lo del concurso de miel era una vacilada”, admite Miguel. No obstante, lo que así comienza puede tener un final muy dulce. Se trata del XVII Concurso Mejor Miel de Madrid, organizado por la Asociación de Apicultores de la Comunidad de Madrid. Se falló en Navacerrada el pasado día 12 de octubre. Obtuvieron el Primer Premio en la categoría de Miel Clara. Ahí es nada.
Es verdad que desde el apiario municipal no hay una meta fijada en la producción de miel, si bien las abejas siempre fabrican. Este apiario “es de polinización y de recuperación de enjambres. Nosotros, cuando vemos colmenas fuertes, por así decirlo, les robamos en favor de las más flojas. Por lo cual no vamos a producir miel. Surgió este concurso, surgió la idea simpática y les hemos quitado tres kilillos de miel”, comenta Miguel. Para el certamen era necesario aportar un kilo. ¿Qué se ha hecho entonces con los otros dos? “Pues los estamos repartiendo en botes de cuarto a nuestros políticos, para que conozcan que en Leganés no es todo feo”. De ninguno, por el momento, han recibido respuesta, pero ellos lo tienen claro, “está cojonuda. El problema es que ya no tenemos más. A ver si el año que viene conseguimos sacar algún kilillo más”.
Una historia de película
Mantienen recia y robusta la biodiversidad pepinera, van al cole, ganan concursos. Pero todavía hay más. Se han convertido en actrices. Y lo ha hecho para la película ‘El silencio de la ciudad blanca’, cuyo director es Daniel Calparsoro y donde participan, junto a nuestras abejas, artistas de la talla de Belén Rueda o Jordi Mollà. El origen de esta aventura, según cuenta Miguel, viene por uno de sus patrocinadores. “Madrid Miel, una empresa que está en el polígono de San José de Valderas, ha estado de asesor y suministró material para el rodaje. Pero también necesitaban de las propias abejas y les recomendaron las pepineras. Les pareció bien y se hizo. Sólo necesitaron filmarlas a ellas”.
Un insecto necesario para la vida. Sin embargo, en Leganés, además, han construido otras vertientes muy originales. Seguirán cimentando este proyecto, sin duda. Larga vida a los zumbidos locales.