Los avances en la medicina han producido un aumento de la calidad de vida en una considerable parte de la población del planeta. En el libro de Laurent de Sutter titulado Narcocapitalismo se tratan diversas cuestiones que son de mucho interés y que están presentes en el ambiente social del neocapitalismo actual. Se podría decir que, en cierto sentido, vivimos en la sociedad de la anestesia y es entendible.
La ausencia de dolor y de sufrimiento parece cada vez más una exigencia de la era digital. Si bien la diversidad de sentimientos y emociones es lo característico de la naturaleza humana.
El uso de fármacos cada vez es más frecuente en una sociedad en la que los niveles de actividad, en muchas ocasiones, son excesivos. El sueño reparador también es necesario. La sociedad está medicalizada. El uso de ansiolíticos y tranquilizantes ha aumentado notablemente y la utilización de somníferos también.
Indudablemente, en el ámbito de la salud mental es evidente que el surgimiento de nuevos fármacos con efectos positivos en los tratamientos de enfermedades o padecimientos mentales o psicológicos es muy útil.
De lo que no cabe duda es de que el descubrimiento de sustancias que producen anestesia fue fundamental, ya que desde tiempos prehistóricos y en la Antigüedad y la Edad Media, las operaciones se hacían a dolor y la experiencia de un sufrimiento atroz formaba parte de la realidad vivida y sentida por los seres humanos. Incluso en buena parte de la Edad Moderna esto seguía sucediendo.
La noche como dice el autor del libro siempre ha sido esencial en el sistema de producción capitalista para que los trabajadores descansen y se recuperen. Y la iluminación nocturna eléctrica desde hace más de cien años hizo posible una mayor seguridad en las calles de las ciudades.
Por supuesto el consumo de drogas es nocivo para la salud. Laurent de Sutter afirma que «Cuando sobrevino la crisis de las subprime, en 2007, fueron los beneficios del tráfico de cocaína lo que permitió sobrevivir a los bancos en dificultades debido a sus propias apuestas, mientras esperaban a que el Estado se echase la mano al bolsillo para sacarles de semejante aprieto». Frente a la excitación parece que los gobiernos promueven la tranquilidad o la calma o paz social, ya que sería lo más adecuado para el bienestar colectivo e individual.
Si bien también es definible un sentido realmente bueno o apropiado de la excitación ya que presupone un nivel de energía superior. Respecto a los antidepresivos Laurent de Sutter escribe que «el asunto se asemejaba más bien a una operación de limpieza: su objetivo real no era otro que el de transformar a los sujetos en simples cuerpos en acción, aliviados de los estados de ánimo, de los deseos y de los riesgos asociados a su funcionamiento normal».
En relación con la píldora para evitar embarazos indeseados se altera algo el funcionamiento hormonal, pero está justificado por un bien superior. En este orden de cosas está claro que la tranquilidad y el comportarse sin alborotar demasiado forman parte de la paz pública o social que buscan todos los gobiernos de los países del mundo.
El consumo de sustancias psicotrópicas cada vez es más abundante especialmente en la población de los países desarrollados. Es indudable que con prescripción médica es lo correcto y coherente, pero en muchos casos impera la automedicación.
Considero necesario que, en general, las personas deben tomar conciencia de que es preciso resistir los avatares de la vida con fortaleza, puesto que la existencia es lucha. Los problemas y las dificultades son algo constitutivo de cualquier experiencia vital. Negar esto es querer huir de la propia realidad.
Depender de las modas sociales y esperar la aprobación de los demás es una muestra de debilidad que es muy común actualmente y que es un error. Vivimos en la sociedad de la imagen y de la apariencia que, en muchos casos, es falsa. La perfección no existe y se está vendiendo a través de la publicidad y las redes sociales. Somos seres imperfectos aunque maravillosos.
El esfuerzo por mejorar, por saber más, por ser más tolerantes y más inteligentes es lo que debería dirigir la existencia junto con el disfrute de nuestras pasiones y la realización de proyectos.
La libertad individual se manifiesta precisamente en ser capaz de vivir siendo dueño de la propia existencia a todos los efectos. Es verdad que somos seres sociales o gregarios, pero esto no justifica que sea preciso perder la originalidad y lo que nos diferencia y nos hace únicos. La diversidad es un valor irrenunciable.