Tras la publicación este martes, 10 de septiembre, de la noticia sobre la retirada de la placa que se colocó en la fachada de la Casa Consistorial con motivo de la inaguración de edificio el día 12 de febrero de 1997 con la presencia de los reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía. Desde los primeros días de agosto en que se descolgó, sí habían tenido tiempo para restaurar el esplendor de antaño.
El revuelo organizado entre los grupos políticos ante la añagaza de la primera edila, se sofocó con la excusa de que se había retirado para limpiarla, sin pensar que no hacía falta tanta logística para darle brillo a una placa de bronce [no recordaron o no conocen las propiedades del algodón mágico].
Al día siguiente —el miércoles 11 de septiembre— los operarios municipales volvieron a colocar la placa en el sitio que ocupó durante más de 22 años. Es una lástima que nadie se haya percatado de la falta de ortografía. Ya que se retiró, se podía haber hecho nueva y ‘limpiar’ la única y auténtica mancha de la placa.
También está pendiente la ‘limpieza’ y reposición del busto de Ángel Torres que se erigía en la Avenida Teresa de Calcuta; quizás habría que recordar, a la alcaldesa y a toda la Corporación, que el encargo y la colocación del busto son el resultado de aplicar un acuerdo plenario [de un ayuntamiento, se supone, democrático]. La escultura es parte del patrimonio municipal y costo sus buenos euros. El busto y el pedestal sobre el que descansaba fueron realizados en acero ‘cortén’ por el escultor getafense José Martín Calderon y por su hijo Javier Martín Gómez