♦ A muchos de los que hemos vivido, por suerte o infortunio, en una ‘casa cuartel’, el uso de la preposición ‘por’ agregada a un lugar físico o imaginario nos lleva inmediatamente al umbral, sobre el vano del portón de entrada y al lema que mantenía el orgullo y la disciplina de los miembros del cuerpo: ‘Todo por la patria’; todo por ella, pero sin ella.
Es la misma sensación que nos queda de ese ‘invento político’ que se autodefine como ‘agrupación de electores’ como muestra de su rechazo a los partidos políticos cuando, ciertamente, son solo una ‘agrupación de elegibles’ con el objetivo inevitable de hacerse lo que ellos llaman casta. De hecho, ya lo son. Desde el mes de enero cuando se intentó lanzar la plataforma ‘Ganemos Getafe’, empezaron los problemas técnicos y políticos para articular algo que no es eso es sí mismo. Una máscara, una ‘marca blanca’ como las que utiliza el capitalismo, que oculta la verdadera dimensión, ideas y proyecto de Podemos, el partido político de Pablo Iglesias. Ciertamente Podemos puede hacer esto o lo que quieran sus dirigentes, cambiando el color de sus principios y transformando lo que era una linea roja en una naranja, como denunciaba el POSI . «¿Es esta la nueva forma de hacer política que se nos anuncia? Pues en las formas se parece mucho a las viejas formas que todos hemos criticado. No podemos estar toda la vida apelando a la democracia, a las listas abiertas, a las primarias…… y a las primeras de cambio saltarnos toda norma democrática y acabar con un proceso que, recordaos, Podemos no empezó..»
No son pocas las muestras de ‘dirigismo’ de los máximos responsables de la organización ‘berenjena’, de su desinterés por el debate y de las repetidas faltas de democracia interna, lo que conduce inevitablemente a la ausencia de esta. Y eso, sin ostentar ni una pizca de poder. La democracia es lo que menos le interesa a este proyecto. Todo ‘por’ Getafe (podría ser con a, ante, bajo, cabe, de, desde, en, entre…), pero es ‘sin’ Getafe. Sencillamente se trataba de poner un nombre a unas espectativas electorales; solo un nombre sin contenido ni programa, arropado solo con eslóganes más o menos populistas e inútiles, en general, como pautas de gestión. Por Getafe, simplemente, sigue las pautas defininidas desde el entorno de Pablo Iglesias, el demiurgo y cabecilla de esta eucaristía dispone a su antojo el discurso que conviene en cada momento.
Las redes sociales utilizadas en el ámbito de la política tienen sus ventajas y sus inconvenientes. Los creyentes en facebook o en twitter, esperan que los juncos que entreteje la tecnología entre personas —en su mayoría desconocidos entre sí, haga milagro del cambio o la revolución. Es solo una ilusión cuando la mayoría de la tecnología avanza a un ritmo que la hace inalcanzable para la mayoría de la población, ese pueblo al que todos los demagogos quieren salvar. Muchos vecinos envejecen, y mueren sin algo tan básico al día de hoy como un correo electrónico. Sin embargo, la participación en Podemos o su marca blanca, Por Getafe, está basada y supeditada a ese ligero inconveniente. No hay militantes, ni simpatizantes registrados. Cualquiera, presuntamente, puede ser elector y elegible. Solo hay que aportar el dni y acreditar que se vive en Getafe. Si además tienes 200 amigos (de verdad) en las redes sociales
Los adalides de la participación ciudadana, como se arrogan los creyentes de Podemos son los primeros que procuran inconvenientes y dificultades para desarrollar ese concepto en el que basan su alternativa. No hay participación real.
No hace falta afiliarse, ni pagar cuotas. La implicación de los electores e mínina. Vivir en Getafe, tener correo electrónico y ‘ceder’ los datos personales al partido de Pablo Iglesias. Cualquiera, incluso los afiliados al PP, al PSOE, a IU o a Falange Española puede votar a los candidatos. Es un disparate ‘bolivariano’ más propio de países en los que solo hay un partido que en una democracia estructurada en base a la libertad de credo, pensamiento y asociación.
A pesar de las ínfulas que muestran desde los distintos canales, gratuitos como las redes sociales, la web, o folletos impresos, apropiándose como únicos titulares y poseedores de la honestidad, de la transparencia y de la participación, —contra la ‘demás ralea’— empieza a cuajar como un fiasco a las primeras de cambio; todo es una pantalla, una mentira piadosa, que se extiende en el boca a boca y en denuncias en las redes sociales.
Un pacto entre candidaturas
A las primarias para elegir candidato a la alcaldía, —y al resto de pretendientes al cargo de concejal—, de ‘Por Getafe’ se han presentado tres opciones. La primera está encabezada por Ana Lletjós Llambías, una candidata ‘dirigida’, y designada por el ‘dedo, no divino por supuesto’ y, sobretodo, difuso de Podemos Getafe, el grupo que ‘parte el bacalao en esta ensalada política. Ana Lletjós Llambías, desconocida en los ambientes políticos, es una sindicalista de UGT que trabaja en la Agencia Local para el Empleo y la Formación (ALEF), organismo autónomo del Ayuntamiento de Getafe.
La segunda opción está encabezada por Vanessa Lillo, ex militante de IU y protagonista de la reciente escisión en IU Getafe y del último caso, en las postrimerías de la legislatura, de transfuguismo. El comité local de la coalición ha iniciado los trámites para su expulsión de la organización por presentarse a las primarias de ‘Por Getafe’ siendo, como era, candidata de IU Getafe. Está claro, sin embargo, que el movimiento de la todavía edil de Izquierda Unida no fue un salto al vacío. El tercer candidato, descolgado de la lista de Podemos, ‘vetado’ por los exmilitantes de IU, aislado en este mar de ‘participación’ es Roberto Carlos Benítez de Lucas, presidente de la Asociación de Vecinos Nuevo Bercial (Nuber). Roberto fue cargo de confianza de Pedro Castro, un pasado que le clasifica, a la vista de los puristas, como casta. A Roberto lo mataron (repetimos, siembre en términos políticos) el mismo día que a Julio Cesar: los idus de marzo; y, para colmo de desdicha, en el ‘agora’ getafense.
Taas acabar el plazo de presentación de aspirantes a candidato a alcalde, el 12 de marzo, se abrió un periodo de dos días para añadir una lista de ‘candidatos a concejal’. Así, ‘Podemos’ presentó a catorce nombres acompañando a Lletjós. Vanessa Lillo agregó a su lista a seis miembros de la facción que la sigue desde Izquierda Unida. Por su parte, Roberto Benítez que aspiraba en un principio a integrarse en la lista de Podemos, sin éxito, ha acabado más solo que la una. Los problemas de Roberto para ‘colarse’ en la candidatura de Podemos Getafe se han visto agudizados tras el acuerdo secreto entre las otras dos candidaturas para pactar una lista ‘integradora’. En un principio parecía imposible que existiese un acuerdo para ‘pastelear’ la lista. Sin embargo, el reducido número de integrantes de las dos candidatura preponderantes conduce inevitablemente al cambalache o, dicho de una manera más política y elegante, a lo que define su ideario como proceso de confluencia, lo cual conduce irremediablemente al reparto de los tres o cuatro primeros puestos, los que tienen, según las encuestas, alguna posibilidad de resultar elegidos.
En total, juntando a todos los candidatos, suman quince de Podemos, en la que por otra parte se integran miembros del POSI y de EQUO, siete exIU y un excargo de confianza de Pedro Castro. Además, cada uno de su padre y de su madre, hay otros dieciocho candidatos que no están agrupados en ninguna lista y que cuentan con escasas posibilidades de conseguir alguna de las posiciones de privilegio. Son, sin embargo, carne de cañón, relleno de segunda para la candidatura. Los primeros puestos de la lista ya están negociados o pasteleados entre Podemos y la escisión de IU. Hay que recordar que Vanessa Lillo, aún dentro de IU, formaba parte dela corriente representada a nivel regional por la también excandidata de la coalición IU, Tania Sánchez, ahora en tierra de nadie por sus devaneos con la ‘candidatura de unidad popular’ y por su relación íntima con Pablo Iglesias. Vanessa tiene en su bolso casi todas las papeletas para ser la candidata de Podemos Getafe o, en todo caso, la número dos.
Las más graves, como resultará evidente, afectan a las dos candidaturas que cocinan el cotarro de ‘Por Getafe’; se guisan y se lo comen. La lista de Podemos Getafe está encabezada por la barcelonesa de nacimiento pero getafense de adopción, Ana Lletjós, trabajadora del organismo municipal ALEF, que durante un tiempo controló IU. La candidata y su ‘tropa’ se presentaron el día 13 de marzo. Sin embargo, nadie, ninguna asamblea, grupo de simpatizantes, censo de militantes, o lo que se quiera, la ha votado ni ratificado. Es una lista por decreto elaborada por el ‘dedo divino’ como en el resto de partido de la casta, esa ralea que ellos critican con furia. Aquí Podemos, y lo demás cuento. Ningún espacio real de participación salvo los eslóganes y las veleidades informáticas que solo se reflejan en las redes sociales y en páginas web,por otra parte poco accesibles y faltas de trasparencia. Nadie sabe cómo se decidió la lista de Podemos; quién la propuso ni quién la refrendó.
Además del pacto secreto, se han denunciado algunas irregularidades en el proceso ‘democrático’ y espacio de participación que precede a la elección de los candidatos a las primarias. Entre ellas las que afectan a dos candidatos que no han sido admitidos. El primero, Juan Luis Rodríguez, fue desechado por que en su DNI figura un domicilio de fuera de Getafe. Tras ser requerido, Juan Luis Rodríguez presentó el certificado de empadronamiento aunque no le valió de nada. Se le impide acceder al proceso tras una votación de la ‘comisión de primarias’ porque «el volante de empadronamiento no demuestra que estuviera residiendo en Getafe, en la fecha en que realizó su inscripción como candidato a concejal»(cuatro días antes).
Otro caso, nombrado en las actas como Sergio O., se refiere a
una persona que se apuntó por internet y que luego no ratificó su intención de manera presencial antes del día 16. Algún gracioso, que siempre los hay, o simplemente una comprobación online para constatar que cualquiera se puede presentar en este batiburrillo de gentes, ideología y credos. Así es. Casi cualquiera.
Sin embargo, el incumplimiento o ‘pecado democrático’ más grave es el que afecta a la propia Vanesa Lillo que se perfila, gracias al pacto, como candidata a la alcaldía por ‘Por Getafe’, valga la preposición repetida. El ‘reglamento de primarias’ elaborado sesudamente por los integrantes de los círculos Podemos Getafe especifica, —aunque no valga para nada salvo para espantar a inoportunos ciudadanos— que «se excluye de la condición de elegible a todas las personas que militen o formen parte de organizaciones políticas que participen en las mismas elecciones municipales en candidaturas diferentes a la de Por Getafe». Blanco y en botella, señor. La exclusión afecta directamente a Vanesa Lillo que, en el momento de presentarse a las primarias de la marca blanca de Podemos, era la candidata de Izquierda Unida Getafe. Además, a día de hoy, mientras sieguen celebrando las votaciones para elegir el candidato de ‘Por Getafe’, es concejal de IU en el Ayuntamiento de Getafe. ¿Eso no es transfuguismo o cómo se llama en términos marxistas?
Tras esta doble candidatura, el Comité Local de IU ha procedido a iniciar los trámites para su expulsión y ha pedido su acta de conceja, solicitando al Ayuntamiento que en el caso de que no la entregue, la incluya en el grupo de los ediles no adscritos junto a José Luis Morato. Además la ha tachado de tránsfuga. La casta, o la ralea que dicen los de Podemos como si fueran vírgenes y puros como las nieves del kilimanjaro, ya ha empezado a pegarse para obtener o seguir en el sillón que otorga una porción de poder y, sobre todo, los emolumentos que provienen de los presupuestos públicos.
En la competición sigue Roberto Benítez, el otro aspirante a proclamarse candidato a la Alcaldía. Continúa aunque en medio de una clara soledad política. Roberto, que fue cargo de confianza con Pedro Castro, no tiene ninguna posibilidad en este tejemaneje urdido en secreto en que se ha convertido la marca blanca de Podemos en Getafe. Además, o sin embargo de estar como el cid campeador, muerto sobre el caballo, le han dedicado, diseñado y distribuido un panfleto anónimo titulado elberzas para ‘acabar con él’. No hacía falta tanto dinero; ni tantas páginas. Sus amigos y camaradas de Podemos le han acuchillado (políticamente, siempre), en secreto, por la espalda. Es un personaje molesto, agrio, más vehemente y agresivo de lo que debe. Un auténtico ‘tocacojones’ que no ha sido capaz de integrarse en ningún partido y que lleva camino de salir ‘trasquilado’ tras esta su última aventura.
Podemos Getafe asegura en panfletos, facebooks y webs que «es un equipo sólido, plural, cohesionado y competente para ganar las instituciones y recuperarlas para la gente. Nos proponemos abordar un proyecto político diferente en base a ideas fundamentales que correlacionan con los derechos humanos, la regeneración democrática, la defensa de los servicios públicos y la apuesta por una recuperación económica en favor de la mayoría social,…». Bla, bla, bla
Mucho ‘bla’ y poca democracia. Suena a ‘bolivarismo barato’, a ‘dictadura chavista’, a cantos —no de sirena— de gallina clueca, a vecinos nuestros nacidos sin el pecado original, de los que se arrogan todas las virtudes y desprecian a los que no piensan como ellos por el simple hecho de discrepar y que, a pesar de su ‘amor’ y su preocupación por las necesidades de la gente, no les afecta el dicho latino que atribuye a todos los hombres la propia condición. Nada de lo humano me es ajeno. Todo por Getafe, pero sin getafe.